Trabajos contra el estigma

Jóvenes etnia gitana tuvieron su primera experiencia laboral en Fomatéate con Garantía

Alumnos del curso Formatéate con Garantía, en la recogida de diplomas. ANA SOMOZA
photo_camera Alumnos del curso Formatéate con Garantía, en la recogida de diplomas. ANA SOMOZA

LUGO. Después de los años más complicados de la crisis, el mundo laboral continúa siendo inaccesible para muchos jóvenes lucenses. La situación se complica cuando añades el factor de que los solicitantes de empleo son de etnia gitana.

Cuatro jóvenes usuarios del Secretariado Gitano recibieron ayer los diplomas del curso Formatéate con Garantía, una iniciativa para formar jóvenes en los campos del comercio y la atención al cliente. La formación consistió en una parte teórica y unas prácticas en Carrefour.

Adrián Jiménez, Aarón Montoya, Manuel Cortiñas y Cristian León quedaron muy contentos con la experiencia y la oportunidad de poder trabajar en un entorno real. Los primeros días fueron duros, pero más adelante se fueron «soltando», comenta Aarón Montoya. Lo más positivo de la experiencia es que en todo momento trabajaron como el resto de sus compañeros. En el hipermercado se dedicaban a reponer y atender al público, tal y como habían aprendido en el curso.

Integarse en unas prácticas laborales podría resultar de lo más común, pero no es el caso para los jóvenes gitanos. Día a día viven diferentes situaciones en las que se les deja claro que no se confía en ellos simplemente por su etnia. Entrar en un establecimiento muchas veces significa que los dueños les sigan por los pasillos de cerca o que los camareros los traten de una forma diferente en una terraza. Todos los jóvenes expresan lo tranquilizador que resultó poder trabajar sin que su etnia fuese un problema y sin ser vistos con prejuicios, sino como trabajadores normales y corrientes.

La formación no reglada de este tipo funciona mucho mejor con ellos que el instituto, dicen en la entidad. Lo más importante de este tipo de enseñanza es que tienen la posibilidad de poner en práctica lo que aprenden, algo más interesante para ellos porque quieren ver resultados lo antes posible. «Seguramente la parte teórica del curso fue la más difícil», dice Adrián Jiménez con humor.

El curso ha servido además para alimentar todavía más sus ganas de trabajar y estudiar, siempre en cosas que conlleven mucha práctica. Cristian León tiene experiencia en el mundo de la restauración, pero le gustaría seguir intentándolo como reponedor y en el área de atención al cliente. El curso le ha inspirado también para perseguir su sueño de estudiar algo relacionado con la mecánica. Adrián Jiménez también quiere seguir en este ámbito, pero está convencido de terminar la secundaria si se le da la «oportunidad», algo de lo que está muy seguro.

Durante su formación recibieron una pequeña remuneración, algo que ya ha sido suficiente para estimular más sus ganas de trabajar. Los cuatro tienen claro que las dificultades son muchas, especialmente por motivos de estigma, pero se muestran positivos con la posibilidad de encontrar su camino.

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