Los hosteleros y comerciantes de A Tinería, reunidos en la asociación Itíneris, cada vez tienen más claro que nadie va a tirar del carro por ellos y por su barrio. Por eso han decidido lanzar la campaña O barrio facémolo entre tod@s, cuya primera acción fue presentada este jueves. Se trata de O lixo, a súa hora, centrada en el respeto a los horarios para tirar la basura, algo que no todos los empresarios y vecinos de la zona parecen tener muy claro.
El objetivo final, según explicó la presidenta de Itíneris, Isabel Lozano, es recuperar para A Tinería el valor real que tuvo y que siempre debió tener como una de las zonas de referencia histórica y patrimonial de Lugo, de cara además a los años 2020 y 2021, "que serán muy importantes para el Camino de Santiago y no podemos olvidar que por aquí pasa el trazado primitivo, aunque ahora esté desviado por otro lado".
Para esta asociación es primordial, dijo Lozano, que estas calles recuperen la vida de barrio por el día, que todo el mundo, tanto lucenses como visitantes, asuman con normalidad que pueden pasear por ellas a cualquier hora, tomar un café o ir de tiendas. En este objetivo saben que el apoyo de las administraciones es muy importante, pero que el impulso y la responsabilidad primera es de los propios empresarios y vecinos.
Por ello, este jueves presentaron O lixo, a súa hora, el lema que figura en la imagen de un cerdo que han impreso en pegatinas y carteles que repartirán por todos los establecimientos, que darán a vecinos y visitantes y colgarán en banderolas, hasta conseguir que todos tiren las basuras a la hora adecuada y utilicen para ello bien los contenedores que los servicios de limpieza colocan cada día o bien los que están situados en las proximidades (en la Praza da Soidade y en la Ronda da Muralla, cerca de Porta Miñá) de manera permanente.
Quieren con ello evitar imágenes como las que se podían ver este mismo 2 enero, como bolsas de basura a las doce y media de la mañana en una esquina al comienzo de la rúa Miño o cajas de suministros de hostelería en otro rincón del barrio, frente a otro negocio que sí cumple con los horarios y a apenas cincuenta metros de los contenedores permanentes situados en la plaza del Museo Provincial.
