Un testigo del crimen de As Gándaras pide protección al recibir amenazas

Asegura que se está planteando la posibilidad de marcharse a vivir lejos de la capital lucense
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photo_camera El acusado, en el momento de su detención. VICTORIA RODRÍGUEZ (ARCHIVO)

Un testigo del crimen machista cometido hace un año en el barrio de As Gándaras de la capital lucense solicita protección porque asegura que ha recibido amenazas por parte del entorno del acusado.

"Desde hace un año estoy viviendo una pesadilla por las amenazas que estoy recibiendo", afirma este testigo, que prefiere mantener su anonimato por temor a posibles represalias.

Dice que la situación es "insoportable" y que está dispuesto a hacer las maletas e irse a vivir lejos de Lugo. "No aguanto más. Me voy a marchar", asevera.

Se acaba de cumplir el primer aniversario de este crimen, que tuvo lugar el 6 de febrero del año pasado en una vivienda de la Rúa da Ferradura, en el barrio de As Gándaras, aunque el cadáver no sería hallado hasta casi 36 horas después.

Durante una discusión, Francisco Javier Belda Fernández, de 47 años, presuntamente acaba con la vida de su pareja, Clara María Expósito, de 49 y que tenía dos hijos, al clavarle un cuchillo en la garganta cuando esta se encontraba en el cuarto de baño.

Tras cometer el crimen, el presunto homicida no huyó de la casa, que era propiedad de la víctima, sino que ese día pernoctó en el inmueble. Sí se marchó a la mañana siguiente.

Fue en la noche del día 7 cuando era hallado el cuerpo sin vida de la que ha sido la última víctima mortal de violencia machista registrada en la capital lucense. Al no tener noticias de ella, su madre y su hijo, que es mayor de edad, acudieron al domicilio de Clara María Expósito.

Francisco Javier Belda, que acumulaba una interminable lista de condenas en juzgados de media Galicia por conducir bajo los efectos del alcohol, se cobijó en casa de sus padres, que está a apenas 250 metros de distancia de dónde tuvo lugar el crimen.

Fue en el domicilio de sus progenitores en donde era detenido el día 8, tras desmontar la Policía su coartada. Además, este había reconocido la autoría del crimen a su familia. El cuchillo con el que presuntamente cometió el crimen lo enterró en un jardín próximo. Lo halló un perro que paseaba con su dueño.