El test de ADN fetal evitó decenas de amniocentesis en su primer año

El Hula hizo 72 pruebas no invasivas, que asume la sanidad pública desde diciembre de 2016 ▶ Un simple análisis de sangre ayuda a detectar cromosomopatías como el síndrome de Down

Mujeres embarazadas. AEP
photo_camera Mujeres embarazadas. AEP

El test de ADN fetal –una prueba no invasiva para detectar alteraciones cromosómicas del bebé– evitó en el Hula en su primer año de implantación unas tres decenas de amniocentesis. A lo largo de 2016, cuando todavía esa prueba no estaba sufragada por la sanidad pública, en el hospital lucense se hicieron 120 amniocentesis, mientras que en 2017 fueron 87, 33 menos. Ese año, se realizaron 72 pruebas de ADN fetal.

Ese test prenatal empezó a hacerse, dentro de un programa piloto, en el hospital de Vigo, después en el de Ourense y en diciembre de 2016, el Sergas decidió ofrecerlo en todos los hospitales.

En realidad, el test de ADN fetal no sustituye a la amniocentesis y entró en el catálogo de servicios del Sergas no como una prueba diagnóstica, sino como una prueba de cribado. En los primeros tres meses de embarazo, se realiza a todas las mujeres el cribado combinado. Si esa prueba da un resultado de entre 1/101 y 1/500, no existe malformación fetal visible en una ecografía y la translucencia nucal está en valores normales, se le ofrece a las mujeres el test de ADN fetal. También se les ofrece a las embarazadas para las que está contraindicada la amniocentesis.

La prueba consiste en un simple análisis de sangre, en el que se localiza el ADN fetal circulante en esa muestra de sangre que se extrae a la madre, por lo que resulta inocua para ella. Sirve para identificar embarazos con alteraciones en los cromosomas 13, 18 y 21, que provocan el síndrome de Down o de Edwards.

La prueba no sustituye a la amniocentesis, que se sigue recomendando en ciertos casos, incluidos aquellos en los que el test es positivo

Sin embargo, hay un grupo de embarazadas a las que se sigue recomendando la amniocentesis. Así ocurre en los casos en los que alguno de los dos progenitores son portadores de una alteración, cromosómica familias que ya tienen un hijo con alteración cromosómica o cuando en alguna de las ecografías aparece malformación que sugiere la existencia de una alteración. También se les ofrece en los casos de gestación en la que el cribado del primer trimestre dio un resultado menor a 1/100; si el resultado fue de entre 1/101 y 1/270 y la mujer no quiere hacerse la prueba de ADN fetal o si, después de hacérsela, obtuvo un resultado positivo. Por ese motivo, porque una prueba complementa la otra pero no la sustituye, las mujeres lucenses siguieron recibiendo tanto amniocentesis como biopsias de corión.

Las dos son pruebas invasivas destinadas a la detección de cromosomopatías. Para la primera, se toma una muestra de líquido amniótico, que se obtiene pinchando con una aguja en el abdomen de la mujer. Para la segunda, se toma una muestra de las vellosidades coriales, que contienen células del feto y se encuentran en la placenta. En el caso de la amniocentesis el riesgo de aborto se sitúa en un uno por ciento, mientras que en el de la biopsia de corión (de las que se hicieron 8 en 2017) es superior.

En la privada
Entre 600 y 800 euros


Aunque la sanidad pública no la aprobó para el conjunto de los hospitales gallegos hasta diciembre de 2016 —de forma que el año pasado fue el primero en el que todos los centros la realizaron— la prueba de ADN fetal ya era, desde mucho antes, una realidad para muchas embarazadas gallegas, que recurrían a la prueba en la sanidad privada, por la que pagaban entre 600 y 800 euros.

En el caso de las lucenses, muchas de ellas se trasladaron durante un tiempo a A Coruña a hacérsela, ya que tampoco los centros privados la ofrecían inicialmente.

Los seguros no pagan
Las mujeres que conocían la prueba y querían hacérsela la pagaban de su propio bolsillo porque tampoco las aseguradoras la costeaban.

No fue hasta 2016 cuando algunas comunidades comenzaron a plantearse la incorporación a sus carteras de servicios.

Plan piloto
El Chuvi primero y el hospital de Ourense, después, comenzaron a ofrecer la prueba dentro de la sanidad pública gallega y en diciembre de 2016 se extendió a todos los centros del Sergas.

Sanidade anunció en el momento en el que se generalizó para todos los hospitales que estudiaría la eficiencia de la prueba, que solo se ofrece en el caso de los embarazos de los que se considera que tienen un riesgo medio de alteración cromosómica.

El diagnóstico definitivo es a través de la prueba de amniocentesis.

 

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