Taxistas jubilados y particulares son la competencia desleal del sector en una provincia sin Uber

Frente a las alrededor de 300 autorizaciones expedidas en la provincia, solo hay 2 vehículos de alquiler con conductor, que les permite mover tres coches cada una

Parada de taxis. SEBAS SENANDE
photo_camera Parada de taxis. SEBAS SENANDE

En una provincia donde todavía no operan empresas como Uber o Cabify y donde la presencia de los llamados vehículos de alquiler con conductor es anecdótica, la competencia de los taxistas lucenses son fundamentalmente ellos mismos. Taxistas jubilados que siguen conservando clientes de siempre a los que ahora llevan en sus coches particulares o parejas de taxistas que, sin licencia, cogen el taxi cuando el titular descansa para hacer algunos servicios son los principales competidores del sector en Lugo, donde también hay particulares que ofrecen traslados a un precio sustancialmente menor que las tarifas oficiales.

"Muchas veces se trata de taxistas que cuando se retiran siguen haciendo los mismos servicios habituales que hacían antes. Por ejemplo, clientes que solían llevar al aeropuerto. Como son de confianza saben que no van a contar que les cobran", explica José María Díaz Torneiro, presidente de la Asociación Provincial de Taxistas, que admite que, pese a algunas quejas de profesionales del sector, es muy difícil que se logre detener esa clase de comportamientos. "Si les parase la Guardia Civil, por ejemplo, dirían que es simplemente alguien llevando a un amigo al aeropuerto", cuenta.

En el caso de los particulares, su principal atractivo son tarifas hasta una tercera parte más baratas. Por ejemplo, ir a Lavacolla desde Lugo por el día cuesta unos 105 euros en taxi y los particulares ofrecen ese traslado a entre 30 y 40 euros. Con ellos ocurre lo mismo que con los taxistas jubilados: resulta muy complejo demostrar que cobran por un servicio si el cliente no colabora. Y no suele hacerlo.

Presidente de asociación de taxis: "Es muy difícil acabar con los taxis piratas. Si los para la Guardia Civil dicen que están llevando a un amigo"

Esa es una situación que se repite en toda la provincia, sin excepción. "Hai moito intrusismo e non queda máis que aguantar porque denunciar non serve de nada", admite Francisco Prieto desde Burela. En Sarria, los taxistas presentaron hasta una docena de matrículas de particulares que operaban como taxistas piratas, además de tener localizados a unos cinco jubilados que continúan haciendo servicios. Algunos de ellos creen que el sector consiente el comportamiento de los retirados porque, cuando se les acerca un cliente que no es de confianza, lo derivan al servicio oficial. Tanto en ese punto, como en Lugo, han detectado la presencia de taxistas oficiales de otros ayuntamientos que realizan servicios sin permiso. "Pasa en San Froilán o Arde Lucus, que hay taxistas de otros lugares que incluso recogen gente en las paradas cuando vuelven de marcha. Los clientes no se fijan, simplemente ven que tiene apariencia de taxi, y se suben", señala Díaz Torneiro.

Aunque por el momento en Lugo solo hay dos licencias de VCT (vehículos de alquiler con conductor) los taxistas asumen que solo es cuestión de tiempo que las compañías de ese sector empiecen a implantarse en la provincia. Saben que han recogido a clientes en algunos ayuntamientos del Camino y han traído a otros desde los aeropuertos a Lugo. "Uber pode acabar chegando. Agora mesmo non está operando na comarca, pero algún vehículo destes si se viu no Resurection, igual traendo xente da Coruña ou dalgunha outra cidade", señala Ignacio Vázquez, presidente de Taxis Viveiro Asociación.

Las autorizaciones de VCT ya operativas en la provincia están en manos de dos empresas, Morán y Monbús, y tienen cada una autorización para tres vehículos. El sector sabe que una parte de ellos se dedican a trasladar a clientes de mutuas a rehabilitación pero desconoce la actividad del resto. También considera que tienen un difícil control y les gustaría que, en previsión de que aumenten su presencia, se obligase a una identificación externa. "Lo ideal sería que tuvieran la obligación de llevar un rótulo para que se supiese que efectivamente solo se utilizan los vehículos para los que tienen permiso y no más", dice Jesús Carracedo, presidente de Radiotaxi Lugo.

CRISIS. Al margen de la existencia de nueva competencia, lo cierto es que los taxistas defienden que el suyo es un sector en crisis por falta de demanda. Las licencias se establecen en función de la población, pero una vez habilitadas siguen ofreciéndose, de forma que en algunos puntos pueden resultar excesivas para una población ahora mucho menor que cuando se establecieron inicialmente.

A falta de un cómputo oficial, la asociación provincial del sector estima que hay unas 300 licencias de taxi en Lugo y que, en la práctica totalidad de los municipios hay al menos una operativa. La excepción es Muras, de 600 habitantes, único concello que no cuenta con uno. Prueba de la cobertura desigual del servicio de taxi es que un municipio como Ribeira de Piquín, con una población similar, tiene cuatro. En total, las comarcas de Terra Chá y Meira cuentan con cerca de 70 taxis en activo. En A Mariña existen un centenar de licencias de taxis, aunque realmente en funcionamiento hay entre 80 y 85 taxis. Las cuatro grandes localidades mariñanas son las que acumulan un mayor número de vehículos, es el caso de Viveiro (22), Burela (11), Foz (12) y Ribadeo (14). En el otro extremo se sitúan Ourol y Barreiros, con dos taxis cada uno.

La Zona Sur cuenta también con casi un centenar de licencias, pero solo 90 están en ejercicio. En la comarca de Sarria hay unas 45. Lugo es, como cabía esperar, el ayuntamiento con más taxis en activo, 69.

Para los trabajadores la prueba de que se trata de un sector en crisis se encuentra en la difícil salida de algunas licencias. "Ahora mismo hay siete a la venta en Lugo y alguna lleva más de un año", reconoce Carracedo. Los precios han variado mucho. El presidente de Radiotaxi explica que una licencia se equiparaba a un piso, solían crecer de la misma manera que lo hacía el mercado inmobiliario y, en cierta manera, también tuvieron su burbuja. Hace entre cinco y diez años, se llegaron a vender a 250.000 euros y en la actualidad rondan los 130.000. Para apreciar esas cifras con la perspectiva adecuada es preciso tener en cuenta que hoy en día una licencia de taxi en una ciudad como Madrid o Barcelona, con mucha competencia pero también con mucho más mercado, se puede conseguir por 300.000 euros.

CAMINO. Los municipios por los que pasa el Camino se benefician de la afluencia de peregrinos para revalorizar los precios de las licencias. El caso más notorio es el de Portomarín en el que una de las últimas licencias concedidas se cotizó a más de 120.000 euros, mientras que en Palas de Rei rondan los 35.000 euros. "Chegan a pagarse a máis do doble polo feito de que pasa a ruta xacobea", señala un taxista de la zona. En Palas de Rei hay nueve taxis con licencia que se benefician del tirón turístico y de la afluencia de peregrinos, el principal motor del sector. "Poderíamos decir que máis do 80% dos desprazamentos son para trasladar a turistas ou a peregrinos", comenta el regidor, Pablo Taboada. Durante la época estival los traslados se multiplican, tanto que "ás veces farían falta incluso máis taxistas", apunta el regidor.

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