TasteLab abre una oficina en Madrid para estar cerca de la gran industria

Lourdes Vázquez, Maruxa García, Ángeles Romero y Nieves Muñoz, las promotoras de Tastelab. AEP

El 70% de los clientes de la empresa lucense de análisis sensorial de fuera de Galicia

Entre premio y premio la empresa lucense de tecnología de análisis sensorial TasteLab continúa con su fase de expansión. Así ha abierto este mes en Madrid una oficina con el fin de "acercarse a los clientes y a la gran industria alimentaria", según explicó el viernes su Ceo, Maruxa García.

Actualmente el 30% de sus clientes se localizan en Galicia y el 70% restante fuera de esta comunidad autónoma, sobre todo en Madrid, Barcelona y Valencia.

La firma también ha dado sus primeros pasos para internacionalizar sus servicios en Miami, en donde ha suscrito un acuerdo de colaboración para desembarcar en el país de las barras y estrellas, y en Portugal.

Aunque el alimentario es su principal fuente de ingresos, TasteLab trabaja para empresas de otros cuatro sectores: farmacéutico, cosmético, textil y automovilístico.

Esta spin off de la USC acaba de ser reconocida como una de las firmas de futuro en el sector agroalimentario, en la tercera edición del certamen Pascual Startup —ganando en la categoría de digitalización de clientes—.

El premio se dio a conocer esta semana en la capital de España durante un acto celebrado en el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.

Recorrido. TasteLab —acrónimo en inglés de laboratorio del sabor— echó a andar hace poco más de tres años de la mano de tres doctoras que imparten clases en la USC, Lourdes Vázquez, Ángeles Romero y Nieves Muñoz, y una investigadora, Maruxa García. Hoy en día ya cuenta con más de una decena de trabajadores.

Entonces estaba considerada como la primera empresa de tecnología sensorial que se creaba en España.

Su financiación, que en las empresas que apuestan por I+D+i es más importante si cabe, tiene cuatro patas: fondos propios, la USC, la sociedad de capital riesgo Unirisco y ayudas públicas.

El servicio que presta esta firma lucense consiste, primero, en obtener datos a través de consumidores y de catas de expertos, que después analiza con un sotfware de desarrollo propio para emitir las conclusiones que presenta a sus clientes.

"Es una actividad disruptiva. El análisis sensorial no tiene el recorrido del físico-químico, ni del biológico. Comienza a tener buena aceptación, sobre todo en la industria agroalimentaria", se precisa desde la spin off de la USC.