Tan solo hay una oferta para instalar casetas del pulpo en el San Froilán

Una empresa de Castroverde presentó la única propuesta que recibió el Concello, que este viernes abrirá el sobre para llevar a cabo la adjudicación
Ambiente de las casetas del pulpo la última vez que se instalaron en las fiestas de San Froilán, hace tres años. AEP
photo_camera Ambiente de las casetas del pulpo la última vez que se instalaron en las fiestas de San Froilán, hace tres años. AEP

El primer San Froilán que se celebrará con unas medidas sanitarias más relajadas tras la pandemia solo cuenta con una oferta para la instalación de casetas del pulpo en el recinto ferial. El Concello tan solo recibió este año una única propuesta por parte de una empresa en el plazo de licitación que se cerró este jueves, a las dos de la tarde. Sin embargo, cabría la posibilidad de que esta única oferta se presentase para atender varias casetas a la vez.

El misterio se resolverá este viernes cuando la mesa de contratación abra el único sobre que llegó al Ayuntamiento con la propuesta empresarial y la oferta que presenta. Como rige la normativa, cada candidato deberá presentar no solo un sobre, sino dos. Uno, el A, con la documentación administrativa necesaria, y otro, el B, con la oferta en cuestión para montar una caseta o un caldero.

De momento, se sabe que esta única oferta presentada es de una empresa radicada en Castroverde que acudiría por primera vez a las fiestas de San Froilán.

Este año el precio de la ración de pulpo, establecido por el Concello, será de 12 euros, el mismo contemplado desde 2016 y hasta el parón de la pandemia, en 2020.

En cuanto al canon que los hosteleros de las casetas deben pagar por montar la caseta en el ferial, el Ayuntamiento dijo en su día que, en caso de que hubiera restricciones de aforo por cuestiones sanitarias, se aplicarían descuentos.

CANON. La próxima edición de las fiestas no solo traerá la novedad de una única oferta para las casetas del pulpo sino que, además, no acudirá ninguno de los hosteleros que licitaron en la convocatoria de 2019.

De esta forma, ni La Palloza, ni Torre de Núñez ni tampoco el restaurante Nadela acudirán este año al ferial. El argumento que esgrimen todos los hosteleros para rechazar ir a las fiestas es el mismo: el elevado canon que tienen que pagar al Ayuntamiento, de unos 1.000 euros diarios, y los grandes gastos que conllevan las casetas para solo quince días de venta de pulpo a buen ritmo.

"Las bases no son adecuadas y no compensa, hay mucho riesgo económico. Cada día, se pagan 1.000 euros netos, limpios al Ayuntamiento solo por estar allí. ¡Hay establecimientos en el Paseo de La Castellana, en Madrid, que no pagan 30.000 euros al mes de alquiler!", afirma Nacho Carballeira, del restaurante Nadela.

Otro problema es el precio de la ración, un poco bajo, según este hostelero. "A 12 euros es poco. Si subiesen tan solo 50 céntimos, ya lo notaríamos porque si vendes 10.000 raciones, serían 5.000 euros y eso ya te da para contratar a tres empleados. Aun en tiempos buenos, para sacar ganancia de las caseta había que lucharlo mucho. Cuanto más, ahora", indica.

"El año pasado tuve llenazo de gente, más de lo que podía atender"

El restaurante La Palloza tampoco instalará caseta este año en el ferial de San Froilán. La nueva gerente del establecimiento, Teresa Vázquez, cogió las riendas del negocio en plena pandemia, cuando no se podían instalar las casetas. Sin embargo, ni a los otros hosteleros ni a ella les fue tan mal de esta manera.

"No nos presentamos al concurso este año porque, realmente, ya tenemos la caseta aquí, en nuestro restaurante. El año pasado, así lo hicimos y hubo llenazo, más gente de la que podíamos atender. Y, por encima, aquí no pagamos alquiler ninguno dado que la caseta es nuestra y el terreno también. Por lo tanto, nos evitamos muchos gastos, lo que también cuenta", afirma la gerente de La Palloza.

TORRE DE NÚÑEZ. En el restaurante Torre de Núñez, dicen tres cuartos de lo mismo. Dar las pulpadas en el propio establecimiento compensa más que hacerlo en el ferial, aunque parezca lo contrario.

"Te presentas para licitar a las casetas si te dan los números. Si no te dan, no. Este año, los números no salen. Para empezar, el precio del pulpo está desorbitado. Anda por los 18 euros el kilo, cuando hubo años que estaba a 7 euros. A eso le sumas el coste de la elaboración, el servicio, el montaje y el canon del Ayuntamiento, de 30.000 euros al mes, y las cuentas no salen. Por eso, no vamos", afirma Ana Torre, gerente del restaurante, uno de los clásicos de las casetas.

En Torre de Núñez, también notaron una gran diferencia de afluencia de clientela de los primeros días de las fiestas a las últimas semanas. "Son 30 días pero hay días buenos y días no tan buenos. Nuestra caseta lleva 15 días montarla y otros tantos, desmontarla, con los consiguientes costes de grúa, y pagamos 2.500 euros de luz. Así no compensa. Compensa más ofrecer nuestro salón con terraza", indica.

2.300 euros de gastos al día
A Nacho Carballeira, no le salen las cuentas de las casetas. En un primer vistazo, hace números y calcula: "El proyecto de la caseta, que hay que renovarlo todos los años, unos 6.000 euros; la tasa que hay que pagar para certificar el montaje, 1.500; la luz, 2.500 (eso fue en 2019, ahora puede ser el doble); el coste del montaje, 20.000; los camareros... échale veinticinco los primeros quince días y quince, el resto del mes; el canon del caldero, 16.000 euros, y el de la caseta, 30.000. O sea, 70.000 euros de gasto fijos. Puedes calcularle, con el personal, 2.300 euros diarios de gasto. Y, a partir de ahí, trabaja".

1.000 raciones de pulpo pueden llegar a despacharse un día de los grandes de las fiestas, como el de San Froilán. Sin embargo, Nacho Carballeira afirma que hay otros en que se quedan "en 50 o 60 raciones". "Hay mucha clientela el día de San Froilán y el Domingo das Mozas, pero hay otros que se vende poco. Los primeros quince días son muy buenos. Los segundos, de lunes a jueves es un tira y afloja y de viernes a domingo, un poco más", comenta.

Pulpo en restaurantes. La pandemia obligó a los restaurantes a ofrecer pulpo en sus propios establecimientos dado que el Ayuntamiento no permitió casetas en 2020 y, el año pasado, nadie optó a ellas. La medida acabó convirtiéndose en un cambio de hábitos, que quizás se afiancen en estas próximas fiestas. Así que en lugar de ir a comer el pulpo a las casetas los lucenses comenzaron a acostumbrarse a acudir a los restaurantes. "Vino un montón de gente. Hubo días que tuve tantos clientes como en la caseta y me llamó la atención porque la gente tenía que coger el coche para venir, pero venían", dice Carballeira.

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