Tableros Hispanos es un oasis en el desierto de la crisis económica causada por la pandemia de covid-19. La maderera lucense ha batido este año "el récord de producción" en las más de cuatro décadas de historia que tiene la fábrica de Nadela, según aseguraba su director, Simón Távara. Así cierra 2021 con unos 250.000 metros cúbicos de tablero aglomerado -180.000 recubiertos con melamina-, lo que supone 66.000 más que el año anterior.
En la planta de Nadela se consumen actualmente más de 300 millones de toneladas de madera, sin contar la biomasa, lo que se traduce en unos 13.000 camiones anuales.
Ante la creciente demanda que tiene, Tableros Hispanos está llevando a cabo estos días la instalación de una nueva línea de acabado de melamina, su producto con más mercado, y también un secadero de nueva generación, que, a juicio de este ejecutivo, "ayudará mucho a disminuir emisiones".
Távara: "Este año pudo ser mejor de no ser por la subida de los precios de la electricidad, el gas y la madera"
Pero no solo ha aumentado su producción, también su plantilla. Cuando el Grupo Martín adquirió esta planta y reanudó su actividad en 2014, contaba con unos 80 trabajadores. Siete años después va camino de triplicar su cuadro de personal, pues ya tiene 190 empleados, un 10% más que el año pasado, y prevé superar la barrera de los 200 en el primer trimestre de 2022.
Más producción y más personal se han traducido en un mayor volumen de negocio. Simón Távara explicaba que Tableros Hispanos cierra el ejercicio 2021 con un incremento del 54,2% con respecto al año pasado.
Su facturación ascenderá en el año a 70 millones de euros, frente a los 45,4 millones de 2020 y los 42 del año anterior.
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El volumen de negocio hubiese sido aún "mejor" de no ser, según precisaba Simón Távara, porque se han incrementado los costes de producción, debido a la subida de los precios de la electriciad, el gas y la madera.
Una notable recuperación de la maderera lucense, que no fue ajena a la paralización global de la economía en el segundo semestre de 2020 por la pandemia. Entonces la fábrica de Nadela estuvo dos semanas sin actividad y se acogió a un expediente de regulación temporal de empleo (Erte), que afectó a tres cuartas partes de los 160 trabajadores con los que contaba entonces.
Esa inactividad se debió a la paralización de los mercados en sus principales destinos: Sudamérica, Centroamérica, Estados Unidos e Inglaterra.
