Primera sesión del juicio: "Yo no soy el autor de este crimen"

El procesado por el doble asesinato de Cash Récord no quiso responder a la acusación particular y negó cualquier implicación en los hechos ► La hermana de la cajera fallecida narró cómo descubrió los cadáveres. "Él siempre fue sospechoso. Y tendríamos que haberlo sido todos", dijo.
Vilariño entra en la Audiencia con la cara tapada. VICTORIA RODRÍGUEZ
photo_camera Vilariño entra en la Audiencia con la cara tapada. VICTORIA RODRÍGUEZ

Elena López Rodríguez tendría hoy 60 años de edad. Esteban Carballedo Teijeiro habría cumplido los 54. Sin embargo, su trayectoria personal se truncó el 30 de abril de 1994, cuando alguien entró en la nave de Cash Récord y les arrebató la vida a tiros. El único sospechoso del doble asesinato, Manuel Juan Vilariño Casanova, se sentó este lunes en el banquillo de los acusados de la Audiencia Provincial de Lugo –tres décadas después del suceso– y negó todas las acusaciones en su contra. "Yo no soy el autor de este crimen", aseveró.

El procesado se acogió a su derecho a no responder a las preguntas de la acusación particular y contestó únicamente a su abogada y al ministerio fiscal, que no lo acusa. Su interrogatorio duró tan solo media hora y no arrojó ninguna novedad con respecto a la declaración que había prestado en sede judicial en julio de 2021, cuando ya había negado cualquier vinculación con el doble asesinato.

"Conocía a los fallecidos de verlos en Cash Récord, ya que yo iba todas las semanas a comprar licores porque tenía el bar Los Ángeles, en la Rúa Nova. No los conocía por su nombre ni sabía sus horarios y nunca fui cuatro tardes seguidas antes del suceso, tal y como se dijo. Además, siempre iba yo solo y en taxi, ya que no conducía. Jamás fui a O Ceao en coche particular. Es verdad que en aquella época compraba vehículos para venderlos y a veces los probaba, por lo que me denunció la Guardia Civil dos veces, en 2010 y en 2011. Yo solo tuve a mi nombre un Fiat Panda y un Chrysler marrón oscuro, medio verdoso, pero no tenían seguro y no los conducía; eran para vender. Jamás tuve un Citroën ZX, ni un Passat, ni un turismo ranchera, ni ningún otro coche de los que me atribuyeron", explicó.

El acusado contó que en el 1992 tenía un socio en su bar, "pero en el 93 aprobó las oposiciones para Policía Nacional y le compré su parte. Después registraron el local por tráfico de drogas y estuve en prisión", recordó. Manuel Juan Vilariño contó que en el centro penitenciario conoció a dos toxicómanos que le propusieron vender estupefacientes en su establecimiento al salir en libertad, una propuesta que decidió aceptar. "Yo les guardaba la mercancía en mi bar y la vendíamos allí, hasta que los cogieron a ellos con droga y contaron que se la vendía yo. Además, se inventaron esta historia del Cash Récord para obtener beneficios. De hecho, a mí me acusaron y ellos no fueron ni al calabozo", explicó.

Armas

El procesado aseguró que esa fue la única relación que mantuvo con los dos toxicómanos. "Contaron muchas mentiras. Yo no le propuse a nadie cometer el atraco de Cash Récord ni le puse a nadie un arma en las manos. Tampoco fui con nadie a disparar a ningún sitio, tal y como se dijo. Es verdad que conocí a un guardia civil de Logroño que era cliente del bar, nada más. Esta persona nunca me facilitó armas. Las que tuve me las vendió otro hombre y se las fui a devolver a Foz porque no funcionaban. Allí había un guardia civil que me detuvo. No tuve más armas que esas en toda mi vida y a ese agente no lo volví a ver. Yo nunca insinué que ese guardia estuviese implicado en el crimen. Es otra mentira", insistió.

Manuel Juan Vilariño alegó que dos toxicómanos lo vincularon al crimen para obtener beneficios en un caso de tráfico de drogas

Manuel Juan Vilariño también desmintió el testimonio realizado en su día por un cliente habitual de su establecimiento, quien afirmó que, el día de los hechos, el procesado había llegado al bar pasadas las ocho de la tarde. "Eso tampoco es cierto. Yo ese día no salí del local en toda la tarde. Estuve trabajando desde las dos de la tarde hasta las dos de la madrugada", dijo. En el transcurso del interrogatorio, el acusado aseguró además que no conocía a ninguna de las otras personas que en su momento lo vincularon al crimen y afirmó también que jamás había tenido ningún tipo de relación con el marido de la cajera asesinada.

"Yo no sé nada de este crimen. Cuando estuve en prisión me vinieron a ver dos veces un inspector de Policía y un agente. Les dije que no sabía nada y nunca me volvieron a preguntar. Y tampoco sabía nada del atraco que se había llevado a cabo previamente de Cash Miño (los investigadores encontraron similitudes en los dos robos). Yo era cliente de los establecimientos. Nada más", zanjó.

En la jornada de este lunes también declaró Isabel López, la hermana de la cajera asesinada, quien explicó de nuevo –esta vez ante un tribunal– como encontró los cuerpos sin vida de las víctimas. "Esperé dos horas a que saliera mi hermana. Entré en la nave y no me contestaba, así que supe que algo había pasado. Al principio pensé que habían entrado a robar y que los habrían dejado amordazados en el baño, pero cuando entré con mi padre ya vimos los cuerpos en el suelo, rodeados de sangre".

Isabel López explicó que su hermana le había contado un día que había discutido con el acusado porque se quería llevar mercancía sin pagar, "pero fue unos años antes de los hechos", dijo. "Él siempre fue sospechoso. Tendríamos que haberlo sido todos", concluyó.

El encargado alega que el autor era "conocido", ya que le abrieron la puerta

En el transcurso de la primera jornada del juicio –que durará cinco días–, prestaron declaración dos hombres que en el momento de los hechos trabajaban en Cash Récord con los fallecidos. Uno de ellos, que era el encargado, explicó que "al irse el último cliente se cerraba el portalón y muchas veces la puerta interior, que solo se abría después de la hora de cierre si se trataba de alguien conocido. Al autor de los hechos le dejaron entrar, por lo que tenían que conocerlo", dijo.

Los dos trabajadores puntualizaron que el dinero de la recaudación se ingresaba en la oficina del banco y que normalmente lo hacía el encargado. Además, explicaron que esta operación no siempre se realizaba a diario. "El día del crimen había bastante dinero en la caja, pero eso no era extraño. Normalmente se llevaba al banco todos los días, pero a veces se acumulaba la recaudación de dos o tres días. No es que fuera habitual, pero tampoco era excepcional", señalaron.

La acusación dice que el esposo de la cajera llamó al 091 para decir que su mujer estaba muerta antes de que nadie se lo comunicase

Esta versión contrasta con las declaraciones de Isabel López, quien explicó que su hermana solía llevar la recaudación al banco y la ingresaba en el cajero automático. "Yo la acompañé varias veces a hacer los ingresos. Era algo que se hacía todos los días y antes del crimen me comentó que le habían dado orden de no ingresar más el dinero, por lo que había una cantidad importante en la nave. A ella le dieron esa orden y obedeció, pero no sabía por qué se había tomado esa decisión", dijo.

De esta situación tenía conocimiento el marido de la cajera asesinada, un hombre sobre el que también sobrevolaron las sospechas –como la persona que podría haber facilitado información a los autores para cometer un robo–, pero que nunca estuvo formalmente en el punto de mira de los investigadores. El hombre prestó declaración este lunes en la vista y negó cualquier tipo de relación con el acusado. "No lo conozco de nada y no es cierto que yo fuese cliente habitual de su establecimiento. Jamás entré en el bar Los Ángeles", dijo.

Según contó, el día de los hechos, su suegra se presentó con sus hijos en la cafetería donde trabajaba y le dijo que fuese a Cash Récord, ya que había pasado algo. "Yo crucé la calle, ya que estaba enfrente de la comisaría, y una patrulla me llevó hasta O Ceao. Cuando vi lo que pasó me puse a fumar sin parar y a pensar en quién iba a cuidar a mis hijos". La acusación particular, sin embargo, asegura que existe un oficio en el que consta que el hombre llamó por teléfono a la Sala del 091 y dijo que habían matado a su mujer. "¿Cómo podía saber que estaba muerta si todavía nadie se lo había dicho? Aún hay muchas cosas que aclarar en este juicio", advirtió.

Las familias piden para el acusado 28 años de prisión
Los letrados de la acusación particular, ejercida por las familias de las víctimas, solicitan para el procesado un total de 28 años y dos meses de prisión: 10 años por cada uno de los dos homicidios y el resto por los delitos de tenencia ilícita de armas y robo, ya que los autores se llevaron un botín que rondaba los cinco millones de las antiguas pesetas.

Indemnizaciones
En concepto de responsabilidad civil, la acusación particular solicita que el procesado indemnice a las familias de las víctimas en 250.000 euros por cada uno de los óbitos. Pide también que abone a Cash Record la cantidad de 25.958 euros por el dinero que presuntamente robó, más los intereses legales correspondientes