RAQUEL SÁNCHEZ DEL VALLE, NEURÓLOGA LUCENSE

"Solo el 10% de los pacientes con alzhéimer podrán recibir los nuevos fármacos"

La jefa de Neurología del Clínic y coordinadora del grupo de Estudio de Conducta y Demencias de la Sociedad Española de Neurología, y que recibirá este otoño el premio Lucense del Año, repasa en esta entrevista la evidencia acerca de los nuevos fármacos para el alzhéimer, destinados solo a un grupo reducido, y hace un llamamiento al optimismo
La lucense Raquel Sánchez del Valle. AEP
photo_camera La lucense Raquel Sánchez del Valle. AEP

En el día mundial del Alzhéimer, la doctora Sánchez del Valle explica qué se puede esperar de los nuevos tratamientos y del futuro de la investigación.

Háblenos de los nuevos fármacos del alzhéimer.
Hay dos fármacos aprobados en Estados Unidos. La Agencia Europea del Medicamento está valorando uno de ellos y ha dicho que no al otro. Además hay un tercer fármaco que se está valorando en las dos agencias, la americana y la europea. Son fármacos bastante parecidos que han demostrado que eliminan el amiloide, una sustancia que se deposita en los cerebros de las personas que tienen la enfermedad de alzhéimer. Esa acumulación es uno de los principales marcadores de la enfermedad, empieza muchos años antes de que las personas empiecen a notar los primeros síntomas.

Hay debate en la comunidad científica sobre ellos.
Sí porque, si bien producen efectos clínicos, estos se consideran modestos. Es decir, producen efectos porque retrasan la acumulación de amiloide aproximadamente cuatro o cinco meses en un período de 18 meses; digamos que es un 30% aproximadamente. Evidentemente no es lo que nos gustaría a los médicos. Es verdad, y hay que decirlo, que es un efecto modesto pero consistente, ya que se aprecia en varios estudios diferentes. Por otra parte, no está exento de efectos secundarios. Hay algunas alteraciones que son frecuentes, unas pequeñas irritaciones que se producen al eliminar esa proteína. Es como usar un estropajo, que si frotas demasiado rayas la sartén. Pues lo mismo. Es frecuente que esto se aprecie en una resonancia, casi en uno de cada cinco de los casos, pero es verdad que solamente un 3% de los pacientes tienen algún síntoma asociado a estos efectos secundarios. Aunque no sean muchos, pueden ser potencialmente graves. Además son fármacos intravenosos, que requieren un pinchazo cada 15 días o cada mes y que tienen un precio elevado.

¿Cuál es su postura?
Evidentemente, no es lo que desearíamos. Querríamos que no solamente tuvieran esa reducción de un 30%, sino idealmente que curaran la enfermedad y, si no, que la detuvieran al cien por cien. También que fueran más seguros y más fáciles de administrar, que no fueran por la por la vía venosa y que fueran más baratos.

¿Qué precio tienen?
No tenemos todavía precio establecido en Europa. En Estados Unidos se calcula que es un tratamiento que costará 26.000 dólares al año. En Europa si se aprueba, que es algo que se decidirá a principios del 2024, se estima que los precios serán bastante menores.

¿Los efectos secundarios son hemorragias?
Sí, son fármacos que limpian la placa y esta también está en el vaso sanguíneo. Al eliminarla hay algún vaso sanguíneo que se puede romper y producir lo que llamamos microsangrados en los que el sujeto no se da cuenta. Los vemos en una resonancia, pero no dan síntomas. El problema es que este microsangrado dé lugar a un macrosangrado, o sea que el vaso afectado sea más grande y entonces se pueda producir una hemorragia cerebral. No son frecuentes, pero evidentemente son potencialmente mortales. Esto es lo que nos preocupa y se ha de monitorizar. En cualquier caso, no creo que nos hayamos de quedar ahí, Ni por eficacia, ni por seguridad, ni por vía de administración, ni por precio. Pero sí que sabemos por otras múltiples enfermedades que los primeros fármacos que aparecen no son los definitivos, sino que permiten abrir la puerta a otros que se puedan ir mejorando, siendo más eficaces, más seguros, más fáciles de administrar y más baratos. Esto para mí es lo más interesante. Estos son los primeros fármacos que actúan sobre la base de la enfermedad, no sobre los síntomas, y pueden abrir el camino a otros.

"Ante enfermedades neurodegenerativas hay que dejar el nihilismo de lado y empezar a ver el vaso medio lleno"

Los pacientes están expectantes. Si la Agencia Europea aprueba los dos fármacos y se pueden administrar en España, ¿qué pacientes los podrán recibir?
Hemos de ser muy claros con esto. Evidentemente dependerá de las indicaciones que haga la agencia española, pero lo que estamos viendo por la recomendación en Estados Unidos es que probablemente menos de un 10% de las personas con la enfermedad de alzhéimer puedan recibir estos fármacos. ¿Por qué solamente un 10%? Primero, porque son para fases muy iniciales de la enfermedad. Son fases en las que el sujeto hace una vida prácticamente normal, aunque tenga fallos de memoria. Y después porque, evidentemente, con los riesgos que pueden presentar estos fármacos hay que intentar que solo los reciban pacientes en unas condiciones de seguridad. Algunos no los podrán recibir por contraindicaciones con otros medicamentos. Por eso digo que hay que ser muy claros, que estos fármacos no serán para todas las personas que tengan enfermedad de alzhéimer. De todas formas, es verdad que muchas veces presentamos, incluso los sanitarios, cierto nihilismo ante estas enfermedades. Evidentemente no vamos a decir que el alzhéimer esté curado, pero también me gustaría que empezáramos a ver el vaso medio lleno. Ya hay cosas que se pueden hacer, que sabemos que mejoran la calidad de vida de nuestros pacientes y creo que esto va a ir a más. No va a haber una cura milagrosa en breve plazo, pero sí mejoras, así que me gustaría lanzar un mensaje para que dejemos de lado el nihilismo y empecemos a ver el vaso medio lleno, tanto los sanitarios como los no sanitarios. No completamente lleno, pero sí medio lleno.

"Creo que las zonas peatonales y el cuidado del río hacen de Lugo una ciudad más atractiva"

¿Qué supone para usted el premio Lucense del Año?
Estoy muy agradecida a El Progreso y al jurado de los premios por acordarse de mí, una persona que lleva más de la mitad de su vida fuera de Lugo. También por interesarse por estas enfermedades y por dar resonancia a estas novedades.

¿Viene mucho por Lugo? ¿La encuentra cambiada?
Voy dos o tres veces al año. Con respecto a cuando era niña o adolescente ha cambiado mucho y creo que para bien. Arquitectónicamente, turísticamente, ha cambiado. El hecho de que tenga muchas zonas peatonales y el cuidado del río la hacen más atractiva. Por ejemplo, recuerdo que antes en agosto estaba completamente vacía y ahora, sin embargo, está llena de turistas. Mucha gente del trabajo, que sabe que soy gallega y de Lugo, me manda fotos o mensajes cuando la visita, me dice que está muy bonita. Eso a mí me gusta oírlo. Es cierto que, cuando voy, me muevo fundamentalmente por el casco histórico así que me resulta más difícil apreciar cuánto puede haber crecido en otras zonas como el campus universitario, por ejemplo. Soy consciente de que la mayoría de las ciudades crecen fundamentalmente por la periferia. Lo que no perdono cuando voy a Lugo es un paseo por la muralla y junto al río.

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