La mujer que ejerció en Outeiro de Rei como médica sin estar titulada solicitó, en el mismo momento en el que se colegió en Lugo, un talonario de recetas privadas. Contiene un total de cien y son los documentos que permiten a los médicos prescribir fármacos cuando no lo hacen en el marco del sistema público de salud o de un medicamento no sufragado por el Sergas.
Aunque antes se permitía a los médicos de la privada que cualquier papel sirviera como receta siempre que contuviera la firma y el sello de ese facultativo, el sistema se ha cambiado para poder ejercer mayor control sobre las recetas y ahora es imprescindible emitirlas en ese talonario que entrega el colegio a sus socios.
El mismo día que recogió ese primer talonario, la mujer solicitó otro, esta vez para prescribir estupefacientes. Se trata de un taco de recetas específico para estos medicamentos y contiene un total de 50. Aunque el Colegio le reclamó la devolución de ambos en el momento en el que le suspendió la colegiación, no ha entregado ninguno de ellos y no está claro cuántas recetas ha emitido con ellos.
En el geriátrico de Outeiro de Rei en el que trabajó cerca de un mes no tuvo que prescribir fármaco alguno porque todos los residentes forman parte del programa de asistencia residencial que lleva a cabo el servicio de Geriatría del Hula. Son profesionales del hospital los que revisan, controlan, establecen y modifican las pautas de medicación.
Sin embargo, según recoge El Correo Gallego en la información sobre la detención de A.S.A., en la residencia de la tercera edad en la que estaba trabajando en Madrid cuando fue puesta a disposición judicial sí que tenía que medicar a los ancianos ingresados, además de atenderlos en sus problemas de salud. Los talonarios emitidos en Lugo no servirían en ese caso.
