Un siglo de puntadas y entretelas

Natural de Palas y residente en Lugo, Félix Fernández Pena cumple 100 años tras toda una vida dedicada a la sastrería: "Tuve suerte con el trabajo, la familia y la salud. Estoy como si tuviera 15"

Acaba de cumplir cien años, pero mantiene la vitalidad propia de un adolescente y recuerda a la perfección los avatares de toda una vida dando puntadas. Félix Fernández Pena nació en Palas de Rei el 3 enero de 1920, donde montó su primer negocio. "Me crié en la aldea, en Carteire, y cuando cumplí 18 años aprendí sastrería en una academia de Lugo. Saqué el título de cortador y monté una sastrería. De aquella cobraba entre 700 y 1.500 pesetas por un traje y tenía muchos encargos. Siempre tuve suerte con el trabajo", cuenta.

Félix Fernández asegura que hizo "grandes amigos" entre sus clientes y habla con orgullo de la "seriedad" de la que siempre hizo gala al frente de su empresa. "Hacía los trajes a conciencia y prefería hacer menos y bien, que muchos y mal. No escatimaba en los tejidos y me gustaba tratar con respeto a todo el mundo. Además", explica, "prefería atender primero a la gente más humilde que a la más pudiente. Había familias que encargaban un traje para cada hijo para el día del patrón y lo pagaban con mucho esfuerzo, y a mí siempre me gustó atender primero a esa gente que a otras personas con más poder adquisitivo".

Oficio: "Aprendí sastrería en una academia de Lugo y abrí un negocio en Palas. De aquella cobraba entre 700 y 1.500 pesetas por un traje"

Para este centenario, el trabajo siempre fue una prioridad. "Nunca tuve muchas aficiones porque estaba muy pendiente de la sastrería. Quería que cada traje quedara perfecto. A veces venían clientes que medían casi dos metros de altura y me costaba mucho tomarles las medidas, pero siempre me aseguraba de que la chaqueta les asentara perfectamente en los hombros", afirma.

Además de trabajar en Palas, Félix Fernández también ejerció su profesión en Barakaldo (Vizcaya), "hasta que me jubilé y me trasladé a Lugo, donde ahora vivo con mi hijo", explica.

De hecho, además del trabajo, su otra gran pasión fue la familia. "Tengo un hijo y una nieta maravillosos, pero la mayor suerte que tuve en mi vida fue mi mujer, Hermesinda Varela, que falleció hace seis años. Ella aprendió a tejer, a calcetar y a coser, y me ayudaba en la sastrería. Tenía muy buen ojo y todo el mundo le pedía consejo para saber que tipo de traje se le adaptaría mejor, tanto las señoras como los caballeros. La gente siempre nos trató con mucho aprecio y los dos estuvimos siempre muy agradecidos", señala.

"La mayor suerte de mi vida fue conocer a mi mujer, Hermesinda Varela. Aprendió a coser y todo el mundo le pedía consejo"

Echando la vista atrás, Félix Fernández Pena y asegura que no cambiaría "prácticamente nada" de sus diez décadas de vida y confía en seguir sumando primaveras. "Ahora vivo muy tranquilo; me gusta pasear y también me gusta estar informado. Siempre leí el periódico y escuché la radio. Cuando era joven, recuerdo que al mediodía sonaba la BBC de Londres y a las once de la noche ponía Radio París. Ahora tengo mis achaques, pero aun así, tengo que decir que de salud estoy como si tuviera 15 años, aunque ya camino un poco despacio. Y de memoria, tampoco me puedo quejar", concluye el centenario.

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