El Sergas instaló cámaras en el PAC de Fingoi tras varios ataques con piedras

Los sanitarios informaron de al menos tres de estos sucesos en los que, por fortuna, nadie salió herido. El centro cuenta ahora con videovigilancia en el interior y en la zona de entrada
Cámara de seguridad en el exterior del PAC de Fingoi. XESÚS PONTE
photo_camera Cámara de seguridad en el exterior del PAC de Fingoi. XESÚS PONTE

El Sergas colocó cámaras de seguridad en el Punto de Atención Continuada de Fingoi después de que el centro fuera objeto de varios ataques con piedras, que tuvieron lugar en diciembre y este mismo mes de enero. El centro cuenta ahora con videovigilancia tanto en el interior como en el acceso, un servicio instalado recientemente que se espera que resulte disuasorio y pueda evitar otros actos vandálicos.

El primero de los ataques se hizo público el pasado 30 de diciembre, después de que una piedra de considerables dimensiones fuera arrojada desde el exterior del centro. Pese a su tamaño, no provocó daños personales, aunque causó un considerable sobresalto entre el personal y los pacientes que se encontraban esperando para acceder a una de las consultas.

En cuanto tuvo lugar el suceso, varias personas salieron a la calle con intención de localizar a la persona que había arrojado el pedrusco, pero no encontraron ya a nadie en las inmediaciones.

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Además de no causar daños personales, el pedrusco tampoco provocó daños materiales, ya que entró por una ventana que permanecía abierta debido a que el centro mantiene un sistema de ventilación cruzada para minimizar riesgos por el covid.

La situación hizo, no obstante, que se extendiera la inquietud en el centro de salud, donde algunos profesionales aseguraban que era la segunda vez que se producía un incidente de ese tipo.

Cuatro días después se registró un nuevo ataque, cuando otra piedra fue arrojada al interior de una sala de espera que tenía una ventana abierta. Nuevamente no hubo que lamentar daños personales o materiales, aunque la estancia se encontraba llena de gente en ese momento.

La Policía acudió al PAC después de que el personal diera el aviso, pero ni los agentes ni los propios trabajadores del centro -que otra vez volvieron a salir a la calle para ver si localizaban al agresor- encontraron a nadie en la zona.

Los trabajadores aseguraron entonces que a menudo se producían agresiones verbales por parte de los pacientes y reclamaron más seguridad. No era la primera vez que alguno manifestaba la necesidad de contar con seguridad privada en ese servicio de urgencias extrahospitalarias, que funciona desde las tres de la tarde y hasta las ocho de la mañana, así como todos los domingos y festivos.

El personal recordó entonces que las agresiones se producían después de dos largos años de pandemia, en el que el trabajo había sido ingente y la presión asistencial, enorme. Durante esas fechas navideñas se incrementó la demanda con las peticiones de test de antígenos. Pese a que el Sergas habilitó puntos en la ciudad, lo cierto es que muchos usuarios recurrían al PAC para hacerse una prueba antes de las reuniones familiares. Las demoras crearon una mayor tensión entre pacientes y personal.