Numerosos familiares, compañeros y amigos despidieron al guardia civil de 42 años José Vila López, fallecido repentinamente el pasado día 9 de un paro cardíaco en plena calle. El agente era muy querido en Meira, donde estaba destinado desde hace una década, y también en Lugo, donde residía con su mujer y sus dos hijos.
Además de guardias civiles, vecinos y amigos, también acudieron a dar el último adiós y acompañar a su familia directa integrantes del equipo de fútbol veterano Bretaña de As Gándaras, del que era delegado y jugador. La gran afluencia al tanatorio prueba lo muy apreciado que fue el agente en sus distintas facetas. Después fue incinerado en la intimidad familiar.
A pesar de encontrarse de baja por una lesión, José Vila acudió el pasado martes al cuartel de la Guardia Civil de la Praza de Bretaña y fue poco después de abandonarlo, cuando caminaba por la Rúa Galicia, cuando se desplomó.
Los servicios de emergencia acudieron poco después y comenzaron las maniobras de reanimación que fueron lamentablemente infructuosas.
