Lleva medio año como usuaria del programa Voitheia, un proyecto de la asociación Alar Galicia de prevención y asesoramiento a personas con tendencia suicida subvencionado por la Consellería de Sanidade. Pide a la psicóloga sanitaria María Lence que sea quien explique su inclusión.
"Fue su madre la que contactó con nosotros. Tenía ideación suicida y había tenido alguna tentativa que se logró detener", apunta. Ella asiente. En aquel momento tenía 17 años (ahora ya 18) y dice que se encontraba sola e incomprendida. "Sentía que nadie me escuchaba, que no tenía a quien contarle mis cosas. No se los contaba a mi madre porque me parecía que los adultos ya tienen sus propios problemas", explica. Esa situación comenzó a los 15, cuando, según ella, todo empezó a empeorar.
"No salía de casa, prefería quedarme dentro que salir", dice y admite que, al contrario que otros jóvenes que acuden al mismo programa de Alar, no encontró información sobre autolesiones en las redes, sino a través de algunas amigas. Fueron ellas las que le contaron lo que hacían cuando se sentían mal, de manera que ella empezó a reproducirlo más adelante.
"Venir aquí me ha ayudado muchísimo, me siento más contenta, como más viva", cuenta. A otros jóvenes que estén en la situación en la que ella se encontraba les diría que "no se cierren, que no se queden en su burbuja y busquen ayuda", apunta.
Ella es una de los más de 70 jóvenes lucenses que participan en el plan de la asociación —pensado para personas de entre 13 y 30 años, aunque algunos tienen tan solo 9— que en Galicia atiende a 150. En todos los casos presentaron conducta suicida, ya fuera ideación o intento autolítico. Según Fernando González Truque, director de Alar Galicia, la característica más definitoria del programa es la rapidez en la respuesta. "Los estudios demuestran que si se la intervención es inmediata y la persona recibe en las primeras 24 horas atención profesional el riesgo de suicidio se reduce en un 90%", asegura.
Adolescentes o adultos jóvenes que presentan baja autoestima, bajas habilidades sociales, en ocasiones depresión y a menudo víctimas de acoso escolar o adicciones, a veces a las nuevas tecnologías, forman parte de los usuarios de Alar, que, en el caso de los menores, se reúne en primer término con los padres o tutores legales. A veces, como en el caso del testimonio de este reportaje, son los progenitores los que piden ayuda. Otras, la comunidad educativa. Como la asociación da charlas sobre conducta suicida en institutos y colegios, en ocasiones son los propios alumnos los que reconocen en sí mismos o en algún amigo los factores de riesgo y se animan a contarlo.
González Truque explica que en el primer caso que atendieron, el de una menor con tres tentativas de suicidio a sus espaldas, fue la orientadora escolar quien solicitó su intervención. Cuando la chica recibió el alta y ante la certeza de que las conductas autolíticas eran un problema creciente entre la juventud gallega en general y la lucense en particular, decidieron armar un programa específico.
La primera sesión de la psicóloga sanitaria con la persona afectada se produce en la primera semana tras la solicitud y se repite de manera semanal o quincenal en función del riesgo.
Casos
En algunos casos, el usuario es capaz de identificar de forma clara un disparador concreto que empezara a dar forma a su ideación suicida. "Hemos tenido casos de bullying, una joven que tiene relaciones con su pareja, esta las graba y las comparte con sus contactos. De repente ve cómo algo que forma parte de su intimidad ha sido visto por todo el instituto, se siente señalada y criticada, empieza a avergonzarse, a no querer ir a clase, a no querer salir ni ver a nadie, no quiere hablarlo, quizás ve también que su familia no le apoya sino que le afea su conducta y siente que no tiene salida", explica.
Las redes sociales son a menudo el lugar donde los chavales se informan de cómo dar el salto de la ideación suicida a la autolesión. La psicóloga María Lence recuerda que, al igual que ocurre con los trastornos de la conducta alimentaria, también se comparten vídeos con nombres en clave en los que jóvenes explican cómo producirse lesiones y cómo disimularlas ante los padres y profesores. "Con el actual diseño de los algoritmos, una vez que ves un par de esos vídeos, después te los empieza a proponer y llega un momento en el que esa red social ya no te muestra otra cosa", explica.
Admite que algunos de los usuarios de Voitheia son expertos en camuflar su comportamiento, aunque lleven tiempo ejerciéndolo. "Tenemos algún caso en el que fue el pediatra en una revisión quien le descubrió las lesiones, de las que los padres no tenían ni idea aunque tenían cierta envergadura", explica.
También recuerda que hay factores de alerta que pueden servir a padres para identificar riesgo de conducta suicida en sus hijos. Entre ellos cita un cambio brusco del estado de ánimo, empeoramiento repentino del rendimiento escolar o tendencia súbita al aislamiento. "También se pueden dar señales verbales porque a veces la persona con conducta suicida manifiesta con palabras su estado aunque no pronuncie la palabra suicidio o no diga directamente que se quiere morir. Puede ser expresar un deseo como el de quiero desaparecer o no hay solución", indica.
Tanto Lence como González Truque insisten en que una intervención rápida es clave y recuerdan que los teléfonos de contacto de Alar Galicia en Lugo son 982.24.33.16.