Aceptó la propuesta que le formularon con dos condiciones, permanecer solo un mandato, cuatro años, y renovar la directiva incorporando a empresarios jóvenes con mejor formación (arquitectos, arquitectos técnicos, graduados en Empresariales...) para dirigir la asociación en el futuro.
¿Qué retos se fija?
Uno de los primeros retos es mejorar las relaciones con el Concello de Lugo. Tenemos un problema importante de paralización de licencias. Hay bastantes pendientes de informar. Estamos a la espera de que nos atienda la alcaldesa. Está previsto que tengamos reuniones periódicas. El problema no es exclusivo de Lugo, es de todas las ciudades. Aquí se ha desestabilizado el servicio de Urbanismo porque se han jubilado un montón de técnicos, ha entrado gente nueva y falta un jefe de servicio que tenga criterio, que diga esto se interpreta así. Solucionarlo está en manos del Concello. Fácil no es, mejorable sí. A las últimas juntas de gobierno han ido cuatro licencias, eso es muy poco.
¿Cómo se puede corregir?
Una forma de dinamizarlas es recurrir a las Entidades de Certificación de Conformidad Municipal (Eccom). En el Ayuntamiento de Madrid ya se resuelven así más del 70% de las licencias. Chequean el proyecto y, cuando el promotor lo presenta, el ayuntamiento ya lo puede dar por válido. Es una licencia prácticamente automática. Así el Concello de Lugo, que está colapsado, podría utilizar sus técnicos para los demás problemas de rehabilitación, planeamiento… Con los técnicos que tiene actualmente el servicio es imposible atender licencias y tener todo actualizado. Necesitaría duplicar la plantilla y económicamente eso no es viable. Las Eccom es la única solución que veo para las licencias y si hubiera algún problema estas tienen su seguro de responsabilidad civil. Además, su coste lo pagamos nosotros. Un proyecto puede suponer entre 5.000 y 10.000 euros, en función del presupuesto.
Apenas se ven grúas de obra nueva en la capital lucense, ¿por qué?
Porque no hay licencias. Ahora hay cuatro promociones importantes, que suponen más de 200 viviendas, que están pendientes, alguna desde hace más de un año.
¿Solo es por ese motivo?
La ley de vivienda tampoco anima a que la gente invierta. Nos modifica cosas, los avales que tenemos que entregar a los clientes, no se puede contar con el dinero que adelantan estos… Además aquí hay suelos en los que hay que desarrollar unidades grandes de actuación y hay problemas de financiación. No toda es con recursos propios, la hay también con entidades financieras o cooperativas. Eso es muy restrictivo. Las obras van a pulmón con dinero propio.
Cita también entre sus retos que se renueve el Plan Especial de Protección e Reforma Interior (Pepri).
Necesitamos una revisión urgente del Pepri, que está completamente desfasado. Es de hace 26 años. ¿Si damos una vuelta al adarve de la muralla —yo hago deporte allí— qué ciudad tenemos? Si miramos para la derecha, para fuera, vemos un montón de casas abandonadas. En la Ronda da Muralla hay alguna con su primera orden de ejecución desde 1998 sin tocarla. Y si miramos para dentro del adarve hay telas asfálticas, uralitas, mallas, maleza… La ciudad que tenemos no es la que merecemos los lucenses. Vamos a intentar poner nuestro granito de arena para que la ciudad mejore. Pese al montón de obras que se están haciendo ahora, que esperemos que a largo plazo sean positivas, la ciudad no es dinámica. Es Patrimonio de la Humanidad, pero está muy abandonada. El Concello tiene que tomar medidas.
Pepri: "En la Ronda da Muralla hay alguna casa abandonada con su primera orden de ejecución desde 1998 sin tocarla"
¿Cómo puede hincarle el diente?
Que el Concello haga un equipo de trabajo para renovar el Pepri, en el que también participe la Apec, el Colegio de Arquitectos, la ciudadanía en general… y ver cómo puede funcionar. Estamos muy limitados a nivel de cuántas viviendas se pueden unir, garajes… Vas por la Rúa Nova y ves un montón de casas abandonadas, algunas en estado ruinoso. Rehabilitación que se tiene que hacer en madera acarrea mucho mantenimiento de fachadas, galerías… con lo que supone para los propietarios, cuando tenemos hoy perfilerías de aluminio y de PVC que funcionan perfectamente. Hoy meterse a hacer una obra afectada por el Pepri —yo he hecho dos grandes— puede llevar entre cuatro y cinco años, entre excavaciones arqueológicas, autorizaciones de la Xunta, licencias… No es rentable para un promotor.
¿Cuánto debería durar?
El plazo razonable es que se solucionase entre un año y un año y medio.
Al menos ha salido por fin adelante el Plan Xeral de Ordenación Municipal (PXOM) de Lugo.
Es muy importante que se haya aprobado. Ahora necesitamos que el Concello sea dinámico, es decir, además que las licencias se vayan generando a un ritmo adecuado, los constructores y los promotores tenemos que saber dentro del PXOM cómo se interpretan desde el Concello determinados temas de gálibos, alturas… Aparte de la seguridad jurídica que aporta, hay mucha zona rural en la que no se podía construir desde hace más de 15 años y la zona de Infanta Elena con muchas unidades de actuación. No me gusta que se haga política con los PXOM. Deberíamos conseguir un consenso porque nos estamos jugando el tipo de ciudad que queremos. Imagino que todos queremos que supere los 100.000 habitantes porque supone mucho apoyo económico de la administración central, pero no damos. Aquí hemos hecho un plan general para demasiada población, ahora se trata de saber cuántos años va a estar vigente porque ya empezó hace casi 20 años.
Falta de personal: "Tenemos 3.000 trabajadores y necesitamos 400 más"
Sin obra nueva, ¿la rehabilitación está siendo la válvula de escape para el sector?
En otras ciudades y en otros países la rehabilitación supone más del 80% de la construcción. Aquí es muy restrictiva. Se empieza a ver alguna iniciativa privada, casitas en la Rúa Nova. Hay ayudas de la Unión Europea que hay que desarrollar. El Concello tiene un proyecto para la zona de A Milagrosa.
¿Tampoco se libran de la generalizada falta de mano de obra?
No tenemos mano de obra, ya no digamos cualificada. El perfil del trabajador de la construcción es superior a los 50 años y a esa edad está tocado de salud. Gente joven de 25, 30 o 35 años que se incorpore a nuestro sector, no hay. En principio a la FP habría que darle una vuelta. En otros países tres quintas partes del trabajo se desarrolla en las empresas. A una obra mía vino una vez un electricista a hacer las prácticas y no sabía utilizar una rebarbadora. Eso es un fallo muy grande, la cadena no funciona. Hay empresas de Lugo que están intentando traer trabajadores de Sudamérica —pero están teniendo problemas con los visados—, Marruecos, Rumanía…
¿Alguna otra iniciativa que aplican para paliar el problema?
El problema es muy gordo para ver quién trabaja dentro de 10 años, qué técnicos van a trabajar en todos los oficios (fontanería, albañilería, electricistas, marmolistas...). La Fundación Laboral de la Construcción , en la que están patronal y sindicatos, está intentando atraer a gente joven a través de la FP dual, en la que hay una parte formativa en aula y otra de prácticas en la empresa, en la que ya cobran en el primer año. Pero no acaba de cuajar, cuando en Alemania es el modelo que funciona o en Suiza el 50% de los estudiantes van a FP. Y la solución no es sacarnos personal unas empresas a otras. Es pan para hoy y hambre para mañana. En una obra de la calle Nicomedes Pastor Díaz se llevaron cinco trabajadores de la empresa que estaba haciendo la estructura para mí (tres encofradores, un albañil y un chófer).
¿Cuántos precisa el sector?
Si en la provincia de Lugo tenemos casi 3.000 trabajadores, podrían cubrirse otros 400 puestos de trabajo de todos los oficios.