"Se me iba y volvía al mismo tiempo, nunca me vi así"

Tres lucenses intentaron reanimar a un conductor tras un infarto

Omar Viera señalando el árbol de Ramón Ferreiro donde se empotró el coche del conductor infartado. J.LÓPEZ
photo_camera Omar Viera señalando el árbol de Ramón Ferreiro donde se empotró el coche del conductor infartado. J.LÓPEZ

Omar Viera no quiere protagonismos, ni tampoco se siente un héroe. Sin embargo, si no hubiese sido por él y por una pareja joven que le ayudó, un conductor, de edad bastante avanzada, probablemente habría muerto este lunes a los pocos minutos de sufrir un infarto al volante.

Los hechos sucedieron a mediodía, sobre la una y media, en Ramón Ferreiro, a la altura de la oficina de renovación del DNI. Detrás del infartado viajaba Omar. De repente, tanto él como su acompañante observaron que el coche que los precedía se iba contra un árbol. Visto esto, se apearon del coche y fueron a ver qué había sucedido. Se encontraron con el conductor inconsciente.

"Al ver esto, le quitamos el cinturón, también le sacamos la lengua para fuera para que no se la mordiese e intentamos sacarlo del coche con el fin de intentar reanimarlo mientras llamábamos una ambulancia", comenta Omar.

Este hombre pasó varios minutos sin que nadie de los transeúntes le echase una mano. Sin embargo, una pareja joven sí se paró y le ayudó a sacar al conductor del coche. El chico era enfermero y, pese a que tenía un dedo roto, comenzó a hacer los trabajos de reanimación ayudado también por una chica que lo acompañaba -quien contaba los tiempos- y alternándose con Omar.

"Recuperaba y se volvía a ir. Varias veces conseguimos reanimarlo. Se me iba y venía. Nunca me vi en una situación así. Eso que yo, en mi juventud, allí en Cuba, fui voluntario de Protección Civil y pasé por muchas situaciones", comenta Omar, quien confiesa que le gustaría saber si el hombre logró mantenerse con vida o no tras ser conducido al hospital por una ambulancia que, según él, "tardó bastante en acudir".

En su intento desesperado por sacarlo adelante, incluso acudieron a la Biblioteca Nodal en busca de un desfibrilador, donde les dijeron que no había. Finalmente, sí llegó el aparato. "No sabemos si lo trajeron de Gadis o del Gran Hotel pero es una pena que no lo haya en todos los sitios públicos dado que su manejo es muy sencillo y salva muchas vidas", afirma.

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