Quejas: Proteger al monumento y dañar al peatón

Se daña el riñón al chocar con la protección de la piscina romana de Lugo y estará de baja 3 meses

José María Díaz denunció al Ayuntamiento porque tras caer sobre el cristal que cierra el monumento pasó seis días ingresado con una hemorragia renal interna y considera que la valla "tiene una altura muy peligrosa"
José María Díaz, en el lugar en el que cayó
photo_camera José María Díaz, en el lugar en el que cayó

José María Díaz denunció este lunes ante la Policía Local la grave caída que sufrió sobre el cierre de la piscina romana de Santa María, que le causó una hemorragia interna en el riñón por la cual permaneció ingresado casi una semana y estará de baja como mínimo hasta marzo. Cree que la valla de cristal "tiene una altura muy peligrosa" que propicia los tropezones y espera que su caso sirva para tomar medidas. 

Los hechos tuvieron lugar a las cinco y media de la madrugada del pasado día 30, cuando Díaz llegó a la plaza con un grupo de compañeros, ya que esa noche celebraron la cena navideña de la empresa en la que trabajan, Finsa. "Había mucha niebla y uno de los compañeros que iba detrás me avisó de que faltaba otro. Yo giré la cabeza para hablar con él y di cuatro o cinco pasos así, mirando hacia atrás. No soy de Lugo y hacía mucho tiempo que no salía por la zona, y no sabía que eso estaba ahí. Tropecé con el cristal y me caí de frente sobre él", explica. Al chocar contra el cierre, se precipitó con el abdomen sobre el cristal. Cuenta que se incorporó con un tremendo dolor por lo que sus compañeros querían llevarlo al médico inmediatamente pero lo rechazó. Condujo hasta su casa de Rábade, donde tomó un analgésico, pero lo vomitó. Poco después de llegar a su domicilio, se desmayó. "Mi madre pensó que había muerto", dice. Fueron sus padres los que llamaron a una ambulancia. 

En Urgencias decidieron que debía ingresar porque, tras hacer un TAC, le detectaron la hemorragia interna en el riñón. "Estuve cinco días orinando sangre", explica y confirma que todavía se encuentra muy dolorido. 

José María Díaz asegura que una caída como la suya, en el caso de ser protagonizada por un niño, haría que "se desnucase"

Asegura que el médico le confirmó que su lesión en el riñón había sido muy seria. "Me faltó poco para que me lo tuvieran que quitar", explica. Además, se lastimó en el lado en el que cayó y se sospecha que tiene fisuras en varias costillas. 

Permaneció ingresado en el Hula hasta el día 5 porque era preciso que presentara una orina limpia de sangre antes de que le dieran el alta hospitalaria, según le dijeron los médicos. Debe permanecer en reposo y de baja hasta marzo, mes en el que tiene cita con el urólogo. Si las pruebas evidencian una mejora podría recibir entonces el alta y volver al trabajo. 

José María Díaz acudió este lunes a la Policía Local para interponer una denuncia y asegura que su objetivo es que el cierre de la piscina romana aumente de altura, lo que a su juicio, lo haría más seguro. "Yo caí sobre la barriga. Un niño pequeño que juegue por la zona despistado y tropiece, debido a su altura, caería sobre el cuello. Un niño se desnucaría", señala. 

Su accidente fue fruto del despiste y del hecho de que la niebla era esa noche muy densa y cree que esas circunstancias se pueden repetir "en cualquier momento", "Espero que la cambien cuanto antes porque esa valla de cristal con esa altura tan escasa es muy insegura", insiste. 

Su accidente fue fruto del despiste y del hecho de que la niebla era esa noche muy densa y cree que esas circunstancias se pueden repetir "en cualquier momento"

CÁMARAS. Al tiempo que interponía la denuncia, José María Díaz solicitó la grabación de la cámara que se encuentra en Abanca y que enfoca a la piscina. Explica que su objetivo es dejar claro lo sucedido y, muy especialmente, que su caída fue fortuita, que no se trató de una caída fruto de una pelea o porque "iba haciendo el tonto". Admite que había tomado un par de copas, ya que se trataba de la celebración navideña de su empresa, pero que "de ninguna manera iba borracho, simplemente me despisté y tropecé sin querer". 

Asegura que los agentes locales que le levantaron atestado no supieron decirle si la cámara "era del Concello o de Abanca" ni si se conservarían las grabaciones, aunque espera que sí. "Parece ser que en zonas públicas deben conservarse al menos 15 días", dice. 

La cámara, que efectivamente es municipal, se colocó como elemento disuasorio contra los actos el vandálicos, ya que el cristal de protección superior de la piscina romana fue dañado en alguna ocasión.

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