Los ruidos nocturnos en pisos y locales movilizan a diario a la Policía Local

Las denuncias ciudadanas aumentan y los agentes realizan alrededor de media docena de servicios cada semana para atajar estas molestias ► Gritos, música alta y perros ladrando acaparan las quejas. "¡Si al menos cantaran bien!", dijo una mujer que denunció el karaoke de sus vecinos
Un sonómetro que utiliza la Policía Local. VICTORIA RODRÍGUEZ
photo_camera Un sonómetro que utiliza la Policía Local. VICTORIA RODRÍGUEZ

Los ruidos nocturnos en viviendas particulares y en locales de ocio movilizan prácticamente a diario a la Policía Local, convertida en la última esperanza de muchos lucenses que no pueden conciliar el sueño por las molestias que les ocasiona algún vecino. Las denuncias ciudadanas por esta problemática han ido en aumento y los agentes realizan cada semana alrededor de media docena de intervenciones a requerimiento de los afectados.

"Por lo general", comentan los agentes, "cuando alguien llama al 092 por el ruido que ocasionan sus vecinos es porque ya no puede más. A veces, los afectados ya hablaron previamente con los causantes y no lograron solucionar el problema, así que nos llaman desesperados. Hay que ponerse en el caso de una persona que a las tres o a las cuatro de la madrugada todavía no ha podido dormir y tiene que madrugar para ir al trabajo. O niños que tienen colegio y están media noche en vela".

La Policía Local acude a todas las llamadas y comprueba la magnitud del problema. "Acudimos al lugar intentando llamar la atención lo menos posible. A veces vamos en un vehículo camuflado o accedemos al inmueble por el garaje, para que los presuntos infractores no nos vean. En algunos casos ya escuchamos los ruidos desde la calle", comentan.

La mayor parte de las veces, la intervención policial surte efecto y las molestias cesan. "Cuando se está celebrando alguna fiesta en un piso, por ejemplo, lo normal es que le pongan fin en cuanto llegamos. La gente pone música, arrastra muebles, habla en alto, o incluso toca instrumentos, sin ser plenamente consciente de las molestias que está ocasionando. Cuando se lo explicamos, ya no continúan. Hubo una época en la que estaban de moda los karaokes y nos llamaban mucho. Era muy curioso porque la gente se quejaba de que sus vecinos siempre los molestaban con la misma canción: Bailar pegados, de Sergio Dalma. Una vez nos dijo una afectada: ¡Si al menos cantaran bien!".

Además de las quejas por el volumen de la música o por el ruido que genera la actividad humana, los agentes reciben habitualmente llamadas por gritos o golpes. "A veces los afectados no saben distinguir muy bien el origen de los ruidos y nosotros vamos a comprobar lo que sucede. Recientemente nos encontramos un caso en el que los causantes eran niños tirando juguetes al suelo, y otro en el que eran un grupo de adolescentes jugando a la videoconsola. Cuando se escuchan gritos", añaden, "tuvimos varias intervenciones en las que se destaparon casos de violencia de género".

Otra de las quejas habituales es la derivada del ruido que causan los animales domésticos, generalmente los perros. "Llama mucha gente porque los animales están en balcones o terrazas y ocasionan molestias, y también cuando sus propietarios los dejan solos en la vivienda y no paran de ladrar". Otra actividad que genera protestas, aunque en menor medida, es la que generan los electrodomésticos y otros aparatos domésticos. "La normativa", explica la Policía Local, "protege especialmente las horas de descanso nocturno, entre las diez de las noche y las ocho de la mañana.

En esta franja se prohíbe un tono excesivamente alto de la voz humana o de la actividad directa de personas, así como sonidos y ruidos emitidos por animales de compañía, por aparatos e instrumentos musicales y acústicos, y por aparatos domésticos. También está prohibido producir ruidos innecesarios debidos al mal uso o a la conducción violenta del vehículo". Cuando las quejas son por el ruido de generadores o ventiladores de establecimientos, la Policía Local cuenta con el apoyo de un ingeniero técnico especialista en acústica, que inspecciona la instalación para comprobar si se ajusta o no a la normativa.

Los agentes levantan acta de todas las intervenciones para que el instructor valore posteriormente si es pertinente abrir un expediente sancionador, teniendo en cuenta aspectos como la actividad en sí, la obediencia o la reincidencia.

Desde gente que denuncia "gritos eróticos" hasta una cabina musical oculta tras la pared

En el transcurso de sus intervenciones, los agentes de la Policía Local de Lugo se han encontrado con multitud de casos muy curiosos. Según comentan, las quejas por los "gritos eróticos" de los vecinos, por ejemplo, son bastante frecuentes. Sin embargo, en una ocasión, una lucense fue un poco más allá y telefoneó al 092 para denunciar que los inquilinos del piso de arriba tenían relaciones sexuales "demasiado largas". La mujer dijo que no le llamaba la atención la intensidad de los alaridos, pero que "no le parecía normal" el tiempo que la pareja le dedicaba a dar rienda suelta a su pasión. De hecho, llegó a comentar que quizá lo que se escuchaba era una película pornográfica, lo que, según ella, justificaría la duración de las relaciones.

"Nosotros acudimos siempre que nos llaman. Y en este caso", explicaron los agentes, "cuando llegamos al piso de la denunciante no se escuchaba nada, por lo que ya no realizamos ninguna otra intervención".

Otro caso peculiar tuvo lugar durante una inspección en un establecimiento de hostelería de la capital. El local no tenía licencia para poner música y aparentemente no tenía equipos de reproducción musical. Sin embargo, los agentes descubrieron que la zona del DJ estaba oculta detrás de una de las paredes del establecimiento.

"Era una pared lisa y oscura, aparentemente normal, pero en el medio tenía una trampilla cuadrada. Nos llamó la atención, y al abrirla, encontramos una cabina musical totalmente equipada, con luces y todo; como si se tratara de una discoteca", explican. En aquel caso, el hostelero fue propuesto para una infracción administrativa.

Los policías lidian a prácticamente a diario con este tipo de picaresca, que suele salir perdiendo frente a la preparación y la experiencia con la que cuentan los agentes.

Se hacen tres mediciones de 5 segundos y las analiza un programa informático

El sonómetro que utiliza la Policía Local requiere conocimientos específicos por parte de los agentes, por lo que en cada uno de los turnos trabaja algún especialista —formado en la Academia Galega de Seguridade— que se encarga de realizar las mediciones.

"Lo primero que hacemos", explica uno de estos agentes, es utilizar un calibrador para comprobar que el aparato funciona correctamente. Después, realizamos la medición en la vivienda de la persona que nos requiere, preferiblemente en el dormitorio, ya que los decibelios permitidos son diferentes según la estancia y la hora. Si medimos en el dormitorio, el ruido de noche no puede superar los 30 decibelios, pero en el salón o zonas comunes, el límite es 35".

Los agentes eliminan además cualquier ruido que pueda falsear los resultados. "Desconectamos las luces, cerramos puertas y ventanas y buscamos un silencio total". Con las condiciones adecuadas, realizan tres mediciones de 5 segundos, con tres minutos de diferencia, y un programa informático las analiza y arroja el resultado final.