La Rúa Outono se hunde desde hace años ante la pasividad del Concello

Los vecinos llevan una década exigiendo soluciones y temen que ocurra una "desgracia" ya que el desnivel de las aceras es cada día más pronunciado

Un vecino muestra la inclinación de las aceras en la Rúa Outono. J.VÁZQUEZ
photo_camera Un vecino muestra la inclinación de las aceras en la Rúa Outono. J.VÁZQUEZ

Que la Rúa Outono se hunde es una realidad que se aprecia a simple vista y que mantiene en vilo a todo un vecindario. Situada entre la Rúa Primavera y la Ronda das Fontiñas, esta zona de la capital se deteriora ante la pasividad del Concello, que según explican los afectados, se limita a recoger sus quejas. "Llevamos una década pidiendo soluciones y no han hecho nada. Cualquier día ocurre una desgracia y entonces llegarán los lamentos", advierten.

En el año 2008, los vecinos denunciaron por escrito el desnivel que ya se apreciaba en las aceras y solicitaron al gobierno municipal que comprobara su estado. En aquel momento, el Concello no movió ficha, por lo que seis años más tarde -y con varios centímetros más de desnivel- los afectados volvieron a la carga y pidieron por escrito una reunión con Manuel Chaín, que en aquel momento era concejal de medio rural e infraestructuras.

El representante municipal les comentó que ya había un estudio de actuaciones en su calle y solucionar los problemas del firme cuando se llevaran a cabo las obras previstas en Fontiñas. Sin embargo, aquellos trabajos finalizaron sin que nadie moviera un adoquín en la Rúa Outono.

Los afectados mantuvieron varios encuentros con diferentes representantes municipales y el jueves pidieron reunirse con la alcaldesa

Lejos de resignarse, los afectados solicitaron un nuevo encuentro con el concejal para pedirle explicaciones. Según tienen documentado, Chaín les dijo que no se habían podido realizar todas las obras contempladas en el estudio, pero les aseguró que se iba a mejorar de inmediato la accesibilidad en la zona y que se acondicionarían los accesos a la Rúa Primavera creando una zona ajardinada. "Desde aquella reunión ya no volvimos a saber nada. No se arregló absolutamente nada y el ansiado jardín sigue siendo un nido de suciedad y maleza", lamentan.

Tal y como explican los vecinos, la calle se hunde y las aceras están cada vez más inclinadas. La imagen es inquietante y el problema es cada vez mayor. "Cada año que pasa hay más desnivel. En las paredes se ve la marca de la acera original y se puede comprobar lo que se ha hundido. Solo verlo asusta. Además, como es una calle empinada, el agua arrastra toda la suciedad y las aceras se llenan de verdín. Esto es una auténtica pista de patinaje", advierten.

Los residentes de la Rúa Outono volvieron hace unos meses al Concello para reunirse con la ingeniera municipal. "Nos dijo que e, por cuestiones de prioridades y de agenda, le resultaba imposible atendernos, pero que nos pondría en contacto con el encargado de obras. Y así fue. Sin embargo, cuando visitó la zona, el hombre nos dijo que no había solución. Que la calle está bien así y que no hay nada que hacer", afirman.

Indignados con la respuesta, ayer mismo el representante vecinal se presentó en el Ayuntamiento para pedir una reunión con la regidora, Lara Méndez. "Después de todos los escritos que presentamos, nos dicen que no tenían conocimiento del asunto, pero que no hay ningún problema para mantener una reunión con la alcaldesa después de Semana Santa. Esperaremos a ver qué pasa, pero no vamos a parar hasta que nos den soluciones", aseguran.

"Puse una queja cuando iba a la guardería con mi nieta y ya tiene 17 años"
La paciencia de los vecinos se agota y razón no les falta. Una de las afectadas ya denunció el mal estado de la zona hace varios lustros y todavía espera la respuesta del Concello.
La zona verde de la Rúa Outono en la que el Concello prometió un jardín en 2014. J.VÁZQUEZ
La mujer todavía conserva la copia del escrito que entregó en el registro municipal, en el que pedía que se arreglaran las aceras y que se hiciera una rampa en el paso de la Rúa Outono a la Rúa Primavera, ya que era prácticamente imposible acceder de una a otra con sillas de bebé o con carritos de compra.

"Yo me encargaba de llevar a mi nieta a la guardería todos los días y tenía que bajar a la niña de la sillita, subir las escaleras con ella en el colo, dejarla arriba, y volver a bajar a por la silla. Me cansé de esta situación y decidí poner una queja por escrito  en el Concello. Me dijeron que lo iban a mirar y nunca más volví a saber nada del asunto. Lo tienen que estar mirando muy al detalle, pero mucho, porque mi nieta ya tiene 17 años", comenta con ironía.

Esta vecina está indignada con la solución que adoptó el Concello para mejorar el paso entre las citadas calles. "Hace poco vinieron a hacer obras en las escaleras de acceso a la Rúa Primavera y pensamos que por fin iban a poner la rampa que llevamos tanto tiempo reclamando. Pero nada de eso. Nos quedamos atónitos cuando vimos que lo único que hicieron fue colocar una barandilla de hierro. Eso es todo lo que logramos en diez años", protesta.

 

"En esta calle vive un niño invidente y cada paso que da es una gran trampa para él"
Aunque todos los usuarios de la calle tienen que hacer esfuerzos para no acabar con sus huesos en el asfalto, a los vecinos les preocupa especialmente la situación de un menor invidente que reside en la zona.

"Cada paso que da es una gran trampa para él porque la acera está torcida y además se resbala. De momento es pequeño y lo pueden llevar en brazos, pero no hay derecho a que en el futuro no pueda salir solo de casa y desarrollar su autonomía por culpa de la dejadez del Concello", exponen.

Los residentes comentan que la acera tampoco es apta para personas con problemas de movilidad. "Si este niño necesitara utilizar en algún momento una silla de ruedas —o cualquier otra persona, ya que aquí vive mucha gente mayor—, no podría hacerlo, ya que en cualquier momento puede volcar. Es una auténtica vergüenza que nadie se preocupe por este tipo de situaciones".

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