La peatonalización de la Ronda da Muralla, a análisis

A punto de cumplirse un mes de carril peatonal en la Ronda, es hora de sacar las primeras conclusiones: la eliminación del tráfico es posible, pero acompañada de nuevas medidas y reorganización
Peatones por el carril interior de la Ronda da Muralla. XESÚS PONTE
photo_camera Peatones por el carril interior de la Ronda da Muralla. XESÚS PONTE

La Ronda de la Muralla peatonal, o semipeatonal, es posible, pero se necesitan algunos ajustes en otras calles de la ciudad, en los semáforos y, sobre todo, en la mentalidad colectiva, para tener un espacio de disfrute para los ciudadanos sin que se vea perjudicada la actividad económica ni la movilidad. Estas son las cinco conclusiones de un mes de aplicación de la medida y el análisis de lo que el Ayuntamiento proyecta a partir de ahora.

1. Ciudadanos contentos y coches a menos de 30 por hora

La aceptación ciudadana quedó patente nada más cerrarse el tramo. Sigue habiendo quien preferiría caminar en sentido contrario, sobre todo para evitar algún coche despistado que pudiera salirse del carril, pero la norma general es ver a la gente caminando sobre el asfalto que antes ocupaban los vehículos, sobre todo a determinadas horas del día. La velocidad de los coches también se redujo de forma significativa. Ahora sí que se cumple la limitación de 30 kilómetros por hora. Ya no hay adelantamientos y pocas veces se puede pisar el acelerador. También las bicicletas se dejan ver, no como antes, que pese a tener un carril de circulación prioritaria, apenas transitaban alrededor de la Muralla.

2. Pequeñas retenciones sobre todo por los semáforos

No todo es color de rosa. Se producen a algunas horas del día pequeñas retenciones, o circulación lenta, pero da la impresión de que son los propios semáforos, dispuestos y programados en su día para tráfico denso, los que frenan el fluir de los coches. ¿Atascos? Por ahora no, aunque la vuelta al cole de septiembre, en caso de que se desarrolle como todos los años, sí que podría ocasionar algún problema puntual a horas determinadas. Al ser una medida provisional, tampoco están afinadas las normas de las intersecciones (cuando un coche quiere girar hacia el casco histórico). Es intención del área de movilidad del Concello, del BNG, modificar el tiempo de los semáforos y subsanar estas disfunciones en las señales horizontales.

3. Los conos naranja, demasiado provisionales

El coronavirus desencadenó todo muy deprisa. También la peatonalización parcial de la Ronda. Una empresa colocó unos conos naranja en unas horas y entre la mañana y la tarde ya se podía caminar por donde antes había coches. Para un mes está bien, pero a medida que pasan los días se hace demasiado provisional. La intención del Concello es colocar en algunas zonas bolardos verdes, de los que van atornillados al suelo. En otras, se estudia la instalación de vallas, también de ese color, rellenas de agua, como las que se utilizaron en ciertos momentos en la Avenida da Coruña. Son tres meses inicialmente, pero el área de movilidad no parece que vaya a dar pasos atrás en este asunto. Tal vez incluso adelante, dado que la peatonalización fue uno de los ejes de su campaña electoral.

4. Si se van los coches de la Ronda... ¿por dónde irán?

Sería muy bonito ver a mucha gente a pie y en bicicleta, pero no va a ser así y todos lo saben. Pese a que tras el Covid-19 pueda haber cierto cambio en las costumbres, la realidad es que los coches seguirán circulando y la organización de la ciudad les tiene que dar opciones. En la actualidad hay una buena "segunda ronda": la ciudad está circunvalada por amplias avenidas, a veces incluso de doble carril en ambos sentidos: rondas de Fingoi y del Carmen, por un lado; Duquesa de Lugo por el otro. El problema surge en la zona de la Estación y, en mayor medida, en Fontiñas. Los principales atascos de la ciudad se dan ahora en esa avenida, donde los aparcamientos en ambos lados se comen literalmente la amplitud de la calle. Cuando haya la proyectada rotonda de San Eufrasio se mitigará el problema, pero no parece que se vaya a resolver.

5. Un monumento libre de vehículos, el plan de futuro

No se prohibirá la circulación, pero se dificultará hasta que a los conductores no les compense recorrer la Ronda, salvo si van a algún lugar dentro de ella. El Concello buscará que no sea un vial de paso, esa gran rotonda que es ahora, y permitirá el paso de vehículos, a diez por hora y con un motivo. Disuadir en vez de prohibir. Es el ejemplo de Pontevedra y también de otras ciudades de España con amplias zonas peatonales, como por ejemplo Salamanca, Ávila (muy parecida a Lugo en cierto modo) o Girona. La intención es crear un modelo propio, donde cada conductor pueda acceder siempre que lo justifique, o bien un número de veces al año, con control por medio de cámaras. En ese momento, tanto instituciones como iniciativa privada tendrán el reto de darle contenido a ese gran espacio. La presencia humana parece garantizada.

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