El rocódromo del Pazo cerró por falta de empresa que lo gestione

Climbing Planet, la firma asturiana que construyó y atendía esta instalación, única en España, la abandonó y la Fundación Ferias y Exposiciones trabaja para poner fin a la relación contractual y buscar una fórmula para reabrir el espacio cuanto antes
Escaladores en el rocódromo. SEBAS SENANDE
photo_camera Escaladores en el rocódromo. SEBAS SENANDE

El rocódromo del Pazo de Feiras e Congresos cerró este domingo después de que la empresa que lo construyó y que lo gestionaba, la asturiana Climbing Planet, desistiese por inviabilidad económica, según alegó. La decisión fue comunicada hace unas semanas a la gerencia del recinto ferial y el patronato de la Fundación Ferias y Exposiciones facultó a esta para firmar una rescisión amistosa del contrato y buscar una empresa que gestione el rocódromo de forma provisional, mientras no se licita un nuevo contrato.

El gerente del recinto ferial, Rubén López, explicó este lunes que los servicios jurídicos de la fundación siguen trabajando para poner fin a la relación contractual con Climbing Planet con todos los preceptos legales. Lo que trascendió hace unas semanas es que la empresa estaría dispuesta a abonar lo que debía al Pazo de Feiras (unos 2.000 euros en concepto de canon) y a dejar todo el material.

Es el único rocódromo de España acreditado para pruebas internacionales y en 2021 tenía unos 200 abonados mensuales

López explicó que existen empresas dispuestas a hacerse cargo de la instalación, pero que, de momento, dificultades burocráticas impidieron poner fin a la relación con Climbing Planet y contratar con otra firma antes de este domingo, día en que se hacía efectivo el despido de los trabajadores de la empresa que atendían el espacio.

López confía en que la instalación de escalada pueda reabrirse a la mayor brevedad, pero por lo pronto su cese de funcionamiento supone un varapalo para la ciudad y para esta modalidad deportiva, por la que todas las administraciones hicieron una apuesta hace justo cuatro años.

Xunta, Diputación y Concello financiaron la construcción de un rocódromo que se convirtió en el único de España que cumple los requisitos de la Federación Internacional de Escalada Deportiva para la celebración de pruebas internacionales en las tres modalidades: dificultad, velocidad y búlder.

La instalación cuenta con una plataforma de 15 metros de altura para practicar técnicas como el rápel o la progresión en altura. De hecho, está considerado un buen campo de práctica para personal de cuerpos de seguridad. 

Pero el rocódromo era utilizado sobre todo por profesionales o aficionados a la escalada y por quienes querían iniciarse en esta práctica. Acogió campeonatos nacionales y en 2021 rondaba los 200 abonados mensuales, pese a que la limitación del horario (por la semana solo abría por las tardes) y otros aspectos relacionados con la seguridad y la formación fueron motivo de quejas de los usuarios en algunos momentos. En la instalación hubo incluso algún accidente cuya responsabilidad se está dirimiendo en el juzgado.

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