El río se "come" los taludes que protegen la carretera de A Ponte

Vecinos reclaman que actúe la Confederación, arreglando el caneiro próximo y alertan del riesgo de colapso del vial que va al colegio
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photo_camera El río. D. GANDOY

La erosión que causaron las últimas crecidas del río durante el invierno pasado amenaza la carretera de A Ponte que conduce hasta el colegio público del barrio, denuncian vecinos.

El agua fue arrastrando los taludes naturales que daban soporte a la vía y en estos momentos "apenas quedan de estos taludes 50 centímetros de tierra hasta la barandilla de la acera", advierte un vecino, que llama la atención sobre la preocupante situación de la carretera.

Los daños en los taludes, sostiene, están directamente relacionados con el deterioro del caneiro do Muíño, que se ha ido agravando con los años.

El caneiro se rompió durante las obras de restauración del puente romano, lo que permitió bajar el nivel del agua, para facilitar los trabajos. Sin embargo, acabada esa obra, el muro de la represa no se reconstruyó, lo que ha condicionado el comportamiento del Miño en esa zona.

Los vecinos reclaman que la Confederación Hidrográfica actúe ya y repare el caneiro. Consideran que, si no se actúa, "en las próximas crecidas, el río Miño puede seguir desmontando este talud, poniendo en peligro a los viandantes y el transporte escolar de los niños".

Temen que la acción del río, unida al tráfico, pueda dar lugar a "un colapso del vial, que podría derrumbarse hacia el río, provocando una desgracia que puede ser evitada".

El presidente de la Confederación Hidrográfica del Miño Sil, José Antonio Quiroga, se había comprometido públicamente hace unos meses a estudiar la situación de los caneiros a su paso por Lugo y a impulsar la restauración de esas estructuras, muy antiguas pero que siguen teniendo un papel decisivo en la regulación de los caudales del río a su paso por Lugo, aunque hayan dejado de tener los usos para los que se construyeron originalmente.

La rotura del caneiro do Muiño, por ejemplo, lleva varios años siendo un problema para los piragüistas lucenses, ya que supone una bajada importante del caudal y, por tanto, dificulta los entrenamientos de los deportistas, que algún verano han llegado a tener que cambiar la zona de entrenamientos por la falta de agua.

Todas las estructuras de caneiros al paso del Miño por la capital sufren daños importantes.