DICEN que son magos y que hacen lo imposible, quizás por eso este lunes Ángela se encontró en el salón de su casa una ambulancia de Barbie para animales y para personas, con compartimentos distintos para cada tipo de paciente. En casi todos los hogares hubo gritos de alegría, y en algunas también alguna decepción, porque, aunque lo intentan, los Reyes Magos no siempre aciertan. No sucedió con las hermanas Adriana y Carla, que no daban crédito a lo que estaban viendo cuando desempaquetaron sendas tablets.
Los objetos electrónicos llegaron a muchas casas porque, como sucede con muchos adultos, son un regalo seguro. Aunque tampoco faltaron clásicos como el centro de mascotas que recibió Antía o el hidroavión con el que jugaron Luca y su primo Carlo desde primera hora. Algunos niños abrieron regalos bien temprano en sus casas y a lo largo del día recorrieron las de otros familiares, como abuelos, primos o padrinos, para recoger lo que los Reyes habían dejado allí para ellos. Los hermanos Luca y Valeria disfrutaron del momento con su primo Carlo.
En las habitaciones del Hula también hubo sonrisas
No todos los niños disfrutaron de la que para muchos es la jornada más mágica del año como habrían querido, ya que algunos tuvieron que pasar estos días en el hospital. Hasta el Hula se desplazaron el domingo los bomberos de Lugo, con el sargento jefe al frente, Miguel López.
Les acompañó la alcaldesa, Lara Méndez, y la concejala de bienestar, Olga López Racamonde, que además es profesional sanitaria. La comitiva entregó regalos en el área de Pediatría y también tuvo tiempo para leer cuentos y jugar. El área de Humanización del Hula, que dirige Gloria Enríquez, también realizó varias actividades durante la Navidad con el mismo fin. Organizó, por ejemplo, una cabalgata y promovió un concurso de decoración por unidades. 
Bonhomía en el albergue y la Peña Anda en el asilo
La Peña Anda, que preside Eduardo Núñez Torrón, cumplió con su visita al Asilo de San Roque. Sufragó la comida especial de Reyes, dio regalos y llevó un grupo de gaiteiros. La asociación Bonhomía, por su parte, acudió el sábado al Fogar do Transeúnte, donde repartió libros y calcetines.
