Al rescate del arpa céltica

El músico lucense Iván Garmen ha recorrido medio mundo para conocer de primera mano las distintas formas de tocar el arpa. Se le puede ver en calles gallegas y festivales internacionales
Iván Garmen tocando su arpa céltica en la Rúa San Pedro.                   JESÚS PONTE
photo_camera Iván Garmen tocando su arpa céltica en la Rúa San Pedro. XESÚS PONTE

Hace 16 años, el lucense Iván Garmen trabajaba en una empresa del sector audiovisual en Santiago de Compostela. Dedicaba sus vacaciones a viajar por países de Sudamérica buscando que fueran para él experiencias introspectivas y de autoconocimiento. En uno de estas estancias, el contacto con un instrumento musical cambió para siempre su vida.

Estando un verano en México, la ruptura de los padres de un amigo con el que se alojaba, le llevó hasta Xalapa, capital del estado de Veracruz. Allí, en los orígenes de esta familia y del arpa jarocha, el padre de su amigo quería "reconstruír o seu corazón e pensou que o arpa era un bo remedio".

Bajo esta premisa, acompañó a su amigo y a su progenitor a conocer al más distinguido lutier del arpa mejicano, Regulo Sánchez. Gracias a esta experiencia conoció la fabricación y la música del arpa jarocha: "Alucinoume ver como é o proceso artesanal de construción destes arpas e a forma de tocala", recuerda con una sonrisa. Este lutier tiene su taller en Cerrillos de Díaz, un pueblo de difícil acceso de la montaña veracruzana, y ostenta, además, el récord Guinness de haber fabricado el arpa jarocha más grande del mundo.

Iván decidió entonces comprarle un arpa jarocha a una familia de la zona y comenzó a tocarla en México. Aprendió la técnica gracias a las clases que le impartía en su casa un médico.

PARAGUAY.  Más tarde en Paraguay, emprendió un proceso formativo para perfeccionar y pulir la técnica musical de la mano del que, según cuenta, es considerado el mejor arpista del mundo, Nicolás Caballero, "como o Paco de Lucía do arpa". Las clases con Caballero le sirvieron para pasar de unas destrezas básicas sobre cómo tocar el instrumento, a unas más avanzadas y profesionales, a la vez que aprendía las canciones típicas de los arpistas paraguayos.

VUELTA a EUROPA. "Pero como case ninguén pode permitirse estar sempre de viaxe", tuvo que buscar una forma de ganarse la vida en la música, y decidió especializarse en el arpa característico de Europa, el arpa céltica. Regresó a Santiago y se inscribió en la escuela municipal de música, donde una maestra bretona, Bleuenn Le Friec, le conectó con una cultura tan ligada a Galicia. La habilidad para tocar el arpa celta la consiguió asistiendo a talleres en Edimburgo (Escocia) o Bretaña (Francia). Estos días se le puede ver el casco histórico interpretando canciones propias y versiones conocidas. El resto del año toca en las principales ciudades gallegas, en festivales internacionales de música celta como el anual de Lorient, y en eventos para los que le llaman. El correo [email protected] es su contacto con el mundo. "Quero deixar unha semente de esperanza na sociedade e alimentar os soños e ilusións da xente", dice de su proyecto.

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