Ráfagas al cielo de los moteros a 'Paradela'

Decenas de aficionados al vehículo de las dos ruedas acompañaron la comitiva fúnebre en el sepelio de Roberto Rubio

El respetuoso silencio solo se vio roto por los aplausos de los asistentes y por el sonido de los motores de las decenas de motocicletas que custodiaron el paso de la comitiva fúnebre desde el tanatorio hasta la iglesia de San Miguel en Paradela, en donde se celebró este miércoles el funeral por Roberto Rubio López, el motero de 50 años de edad que perdió la vida en la noche del pasado lunes en Lugo, cuando fue arrollado por un conductor que triplicaba la tasa de alcoholemia.

Las decenas de moteros que rindieron su último adiós a Roberto Rubio, conocido popularmente como Paradela porque ese era su municipio natal, realizaron el tradicional saludo de ráfagas al cielo que caracteriza a los enamorados por estos vehículos de dos ruedas.

La capilla ardiente, instalada en el tanatorio de Paradela, y la iglesia de San Miguel se quedaron pequeñas para recibir las multitudinarias muestras de pesar por la muerte de este motero que era muy apreciado tanto en su localidad natal como en Lugo, en donde residía con su única hija, que está a punto de alcanzar la mayoría de edad.

Roberto Rubio falleció el pasado lunes tras ser arrollado por un turismo cuando estaba parado con su moto ante un semáforo en el cruce de la Ronda do Carme con la Rúa Santiago.

Paradela tenía una peluquería en el barrio de Montirón, oficio que ejerció desde hace más de tres décadas, que heredó de su abuelo y su madre. También trabajaba en la discoteca Exágono.

Además de su pasión por las motos, Roberto Rubio practicaba el billar y los dardos, juego que le llevó a participar en campeonatos internacionales.

Los homenajes se suceden. La comisión de fiestas de Paradela decidió aplazar la celebración de San Miguel, programada para este jueves, en señal de duelo.

Además, el próximo domingo un grupo de moteros se concentrará en la Praza de Augas Férreas, de donde iba a partir la III Quedada Motera San Froilán, en cuya organización participaba Roberto Rubio. Esta prueba, con salida y llegada a Lugo que iba a discurrir por Friol, Guitiriz, Baamonde y Begonte, fue suspendida.