Racismo, ideología y orientación sexual concentran los delitos de odio en Lugo

Tenía 24 años y perdió la vida porque un grupo de jóvenes lo golpearon de forma brutal mientras se referían a él como: "Maricón de mierda". El asesinato de Samuel Luiz hace tan solo un mes en una calle de A Coruña conmocionó al país y puso de manifiesto una realidad en auge: los delitos de odio. A lo largo del pasado año, y a pesar del confinamiento, se registraron en España un total de 1.401 denuncias por este tipo de conductas —seis de ellas en la provincia de Lugo—, pero los colectivos afectados estiman que únicamente se denuncian entre el 5 y el 10% de los casos, por lo que la problemática real sería mucho mayor de lo que revelan las estadísticas oficiales.

En la provincia lucense —al igual que en el resto del territorio nacional—, el racismo y la xenofobia, la ideología y la discriminación por la orientación sexual e identidad de género concentran el mayor número de denuncias relacionadas con delitos e incidentes de odio. En los últimos cinco años, según los datos que maneja el Ministerio de Interior, se denunciaron 32 incidentes, que se saldaron con trece personas detenidas o investigadas.

De la treintena de denuncias registradas, doce fueron interpuestas por personas que se vieron atacadas por el color de su piel o su procedencia extranjera, otras doce tuvieron su origen en cuestiones ideológicas y cinco fueron víctimas de ataques por su condición sexual o su identidad de género. A estos hechos se sumaron tres denuncias por insultos o agresiones a personas discapacitadas.

Según apuntan desde el Ministerio de Interior, en los últimos años no hubo ninguna denuncia en la provincia de Lugo por el resto de las conductas englobadas en los delitos de odio, como antisemitismo, aporofobia (fobia a las personas pobres o desfavorecidas), odio por creencias o prácticas religiosas, discriminación generacional, discriminación por enfermedad o antigitanismo. Los colectivos afectados, sin embargo, aseguran que estos comportamientos se encuentran a la orden del día —aunque las víctimas no denuncien— y además están aumentando a un ritmo "demasiado preocupante".

Seis detenidos por destrozar una tienda magrebí

Uno de los últimos incidentes de este tipo registrados en Lugo tuvo lugar hace apenas seis meses, a finales de febrero, cuando seis jóvenes fueron detenidos y acusados de un delito de odio por atacar presuntamente con palos y barras metálicas un supermercado magrebí sito en el barrio de A Piringalla.

Los asaltantes amedrentaron a los trabajadores de la tienda, agredieron a uno de ellos y ocasionaron cuantiosos daños en el local, al mismo tiempo que proferían insultos xenófobos. Los detenidos prestaron declaración en el juzgado de guardia y quedaron en libertad con cargos. Si finalmente son juzgados por un delito de odio —una infracción penal motivada por prejuicios contra una o varias personas por el hecho de pertenecer a un determinado grupo social— se enfrentarán a una pena de entre uno y cuatro años de prisión, así como una multa de seis a doce meses.

Pintadas homófobas en un pub de ambiente gay

Tan solo dos semanas después del ataque al supermercado magrebí, los responsables del pub Hole —un local de ambiente gay que abrió sus puertas hace dos años en la capital lucense— se encontraron con una pintada homófoba en su fachada. En verde fosforito y en mayúsculas se podía leer la palabra "maricas", la misma expresión que apareció a lo largo del pasado año en otras paredes de la ciudad y que el colectivo LGTB achaca a un incremento de la homofobia en Lugo en los últimos años, que cifran en un 20%.

Ataques a los militantes de Vox durante la campaña electoral

En cuestiones ideológicas, uno de los incidentes más destacados en Lugo tuvo lugar durante la campaña electoral de abril de 2019, cuando una joven arremetió contra la mesa de la formación ultraderechista Vox, al grito de: "Ya estáis ahí, hijos de puta", y lanzó una mesa al aire de una patada, que impactó contra la barbilla de uno de los militantes del partido de Abascal. Otro miembro de la formación redujo a la joven y ambos forcejearon. El caso se saldó con la chica y el militante que la frenó condenados únicamente por delitos de lesiones leves.

Estos tres casos en Lugo son tan solo un pequeño ejemplo de una realidad sin duda impropia de siglo XXI.