Quirón compra Ollos Grandes y conserva el personal y la dirección

El sanatorio será el cuarto hospital en Galicia del grupo, el primero en facturación de España y propiedad de una empresa alemana
Sanatorio Nosa Señora dos Ollos Grandes. AEP
photo_camera Fachada del sanatorio Nosa Señora dos Ollos Grandes. SEBAS SENANDE

La pandemia ha podido con la propiedad independiente de los hospitales privados y los dos de Lugo han pasado ya a manos de grandes grupos. El pasado mes de julio lo hizo Polusa (la operación se completó en noviembre) y, ahora, tal y como estaba previsto ha dado el paso el sanatorio Nosa Señora dos Ollos Grandes, propiedad de la familia López Pardo desde su fundación en 1967 y ya completamente en manos de Quirón, el primer grupo sanitario de España en facturación.

Directivos de la empresa —como el director general de operaciones, Juan Carlos González Acebes, o los gerentes de los otros tres centros que tiene en Galicia, entre ellos el de Quirón Coruña, que es también el director territorial en la comunidad, Carlos Paz—, se reunieron con trabajadores del Ollos Grandes a los que trasladaron su intención de conservar todos los empleos. También está previsto que se mantenga la directiva, con Juan Castro como gerente y José Carlos Méndez como director médico del hospital.

Aunque el centro cambie de manos, parte de la familia López Pardo seguirá vinculada a él. Cristina López Pardo, que era la representante de la propiedad en la administración del sanatorio, continuará como responsable de Calidad y de Farmacia. Alejandro López Pardo seguirá siendo uno de los traumatólogos del centro, actividad que combina con su jefatura de sección en el Hula. No está aún resuelta la vinculación que pueda mantener el tercer hermano, Manuel López Pardo, hasta el 2019 gerente del hospital y, desde entonces, administrador solidario de la empresa.

El fundador, Manuel López Pardo, mantuvo funcionando su consulta hasta el inicio de la pandemia, momento en el que se retiró de la actividad.

Juan Castro aseguró este miércoles que la intención de Quirónsalud era aumentar la actividad; es decir, no solo conservar la actual plantilla —con 130 trabajadores en nómina y 35 facultativos, entre arrendadores de despachos y los que tienen contrato por servicios profesionales— sino incrementarla, pero también indicó que sería prematuro avanzar cuáles serán las nuevas incorporaciones a la cartera de servicios.

La venta a Quirón era, en realidad, un secreto a voces después de que, tal y como recogió este diario el pasado mes de septiembre, trascendiera la visita de directivos de la empresa, en manos del grupo alemán Fresenius, al sanatorio lucense. En las últimas semanas, además, la propiedad remitió una carta a muchos trabajadores y médicos vinculados al centro anunciando que sería la última comunicación que tendría con ellos desde esa posición y mostrando una actitud de esperanza para el futuro. Se ha materializado recientemente y se hizo oficialmente pública el miércoles. 

Una venta que se lastró por la pandemia y por las iniciales condiciones 

El gerente de Ollos Grandes, Juan Castro, aseguró el miércoles que la elección de Quirón para vender el sanatorio se debía a que el grupo tenía la misma cultura empresarial con la que trabajó el hospital lucense desde sus inicios: poner al paciente en el centro. Al margen de que sí compartan esa intención, lo cierto es que poco tiene que ver una empresa familiar con el principal grupo sanitario español, que facturó casi 3.300 millones de euros en 2019 y con más de 400 de beneficios.

Inicialmente la propiedad tenía intención de mantenerse en la gestión y, de hecho, cuando en febrero de 2020 se reconoció que se estaban estudiando ofertas de compra, se insistió en que una cuestión decisiva era conservar cierto grado de intervención y que el sanatorio siguiera manteniendo su identidad.

Manuel López Pardo quiso un hospital al día, que resultara próximo a los pacientes y en el que los trabajadores hicieran carrera y lo tuvo. Se tomaron decisiones clave, como la compra de la primera resonancia magnética que tuvo la provincia en el comienzo de los 80 y que implicó un sustancial incremento en el flujo de pacientes de la pública, por ejemplo. Pero las obras, destinadas a presentar un centro moderno y actualizado, se eternizaron y endeudaron al centro.

Es probable además que se iniciaran cuando los hospitales requerían de determinadas cosas y se acabaran cuando precisaban otras, como menos camas y más cirugía ambulatoria. De cualquier forma, el centro nunca acabó de recuperarse. No se ha hecho pública la cantidad por la que se ha vendido pero se cree que no supera demasiado el importe de la deuda. Con esta venta, el panorama de la sanidad privada en Lugo consolida un vuelco radical, al tener ahora a Quirón y Ribera Salud, los dos principales grupos de España, en liza en un mercado limitado como es el de Lugo.

Instalaciones, su lastre y su virtud
Los dos hospitales privados de Lugo salieron a la venta desde muy distintas posiciones, casi contr_EPE8258apuestas. Si en el caso de Polusa su ventaja era una contabilidad saneada y su lastre unas instalaciones un tanto obsoletas, en el de Ollos Grandes es exactamente al revés. La infraestructura con la que cuenta el sanatorio es una gran ventaja, pero es también la razón de su importante deuda.

Más metros y en el centro
Cuando en 2011 el centro reabrió sus puertas después de unas obras largas y que costaron mucho más de lo inicialmente previsto, contaba con cuatro veces su superficie anterior, 70 camas y 7 quirófanos. Esta ambiciosa obra se hizo además pudiendo crecer en el centro de la ciudad, en una ubicación que se considera uno de sus principales atractivos.

9 millones
Es la facturación media del centro en un año convencional. La pandemia supuso un fuerte revés y su propio gerente reconoció que en los meses del estado de alarma llegó a caer a la mitad.

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