El puente blanco ya se cae a pedazos

El viaducto, inaugurado en 2011, registra desprendimientos de piezas de hormigón sobre el paseo de Miño ► Cs exige a las administraciones que realicen una revisión urgente de la infraestructura ante el riesgo de nuevos derrumbes

Deterioro en la estructura metálica del puente blanco. SEBAS SENANDE (AEP)
photo_camera Deterioro en la estructura metálica del puente blanco. SEBAS SENANDE (AEP)

El puente blanco, la última gran infraestructura ejecutada por el Ministerio de Fomento en Lugo, ya se cae a pedazos solo siete años después de su inauguración. En los últimos días se registró la caída de grandes piezas de hormigón desde la parte viaducto que da acceso a la carretera N-VI y que fueron a parar al paseo del Miño.

Aunque no hubo que lamentar daños más allá de los registrados en el propio puente, la caída de los cascotes ha generado alarma entre los usuarios de este sendero y desde el grupo municipal de Ciudadanos ya se pide a las administraciones una revisión urgente de la estructura ante el riesgo de que se registren nuevo derrumbes.

"Habería que enviar aos bombeiros ou a técnicos que fagan unha revisión urxente da ponte", advirtió el concejal de Cs Jesús Expósito, quien instó al Concello y al Ministerio de Fomento a "poñerse dacordo sobre a quen compete facer o mantemento, porque agora xa non deberían de ter problemas para poñerse dacordo porque son do mesmo partido", ironizó. Expósito aludía con este comentario a la polémica que durante los años del Gobierno de Mariano Rajoy mantuvieron el ente ministerial y el Concello de Lugo a cuenta de quién era el propietario del puente y, por tanto, el encargado de hacer el mantenimiento y las revisiones técnicas de una estructura de este tipo.

Deterioro en el puente blanco. VICTORIA RODRÍGUEZ

Así, mientras desde el ministerio gobernado por el PP se explicaba que el protocolo firmado en su día con el Ayuntamiento contemplaba el traspaso de la infraestructura a partir de su entrada en funcionamiento, el ejecutivo local socialista indicaba que no podía asumir un viaducto que unía dos carreteras que no eran de su titularidad, como son la N-VI, que es de Fomento, y la carretera de Portomarín, que es competencia de la Xunta.

Esta polémica impidió además que se realizasen tareas tan básicas como el desbroce de la primera rotonda que da acceso al barrio de A Ponte, el mantenimiento de los desagües de la calzada del viaducto o la limpieza de la estructura metálica que sostiene el puente, que pasó de ser de color blanco a teñirse de verde.

INSPECCIONES. Desde que se produjo el cambio de Gobierno en Madrid, el Ministerio de Fomento reconoció que sigue sin hacerse efectivo el traspaso del puente, pero dice que mantendrá reuniones con el Concello para hacerlo efectivo. Además, admitió que el viaducto solo ha sido objeto de una revisión a lo largo de los siete años que lleva abierto. Se trató de una inspección técnica básica, que la normativa establece que debe hacerse cada año y medio. Es decir, deberían de haberse hecho al menos en otras tres ocasiones. Tampoco se hizo nunca, como prevé la ley, una inspección general -en las que se hace un examen más exhaustivo, incluyendo los elementos estructurales-, que debe de hacerse cada cinco años, aunque el ministerio anunció que la hará en los próximos meses.