"Ya se le puede llamar asesina"

José Manuel Leal, padre de Desirée, mostró su satisfacción tras oír el veredicto. "Es un pequeño consuelo, ya que al menos sé que hice algo por mi niña, que está ahí arriba", dijo mirando al cielo
El padre de Desirée Leal abraza a uno de sus allegados. VICTORIA RODRÍGUEZ
photo_camera El padre de Desirée Leal abraza a uno de sus allegados. VICTORIA RODRÍGUEZ

El veredicto del jurado popular tumbó cualquier posibilidad de que Ana Sandamil ingrese en un centro psiquiátrico, como planteaba su defensa, por lo que tendrá que cumplir su pena en un centro penitenciario, tal y como pretendían las acusaciones y ansiaba el padre de la víctima, José Manuel Leal. El progenitor de Desirée reconoció que el veredicto de culpabilidad emitido por el tribunal supone "un pequeño consuelo" en medio de un tormento que lo acompañará de por vida. "Un pequeño consuelo sí que es. Sé que hice algo por mi niña, que está ahí arriba", exclamó con la voz entrecortada y mirando con tristeza al cielo. "La justicia total jamás la voy a tener", añadió, "ya que mi niña no va a volver a la vida, pero sí que conseguimos lo que estábamos buscando; que esta asesina —ahora ya se le puede llamar asesina—, que este monstruo cumpla con la pena máxima estipulada en este país: La prisión permanente revisable".

A las puertas de la Audiencia, donde pasó una semana intensa y difícil de sobrellevar —arropado en todo momento por familiares y amigos—, el padre de Desirée quiso mostrar su agradecimiento a la Fiscalía, a los abogados de la acusación —popular y particular— y al jurado popular "por todo el trabajo realizado durante estos días. Y gracias a todo el mundo por el apoyo que me han prestado durante todo este tiempo", apuntó.

Su letrado, José Manuel Ferreiro, y el de la acusación popular, Francisco José Lago, mostraron también su satisfacción por el veredicto, "ya que se ha hecho justicia y se ha aceptado nuestra tesis", señalaron. El abogado de la Fundación Amigos de Galicia aprovechó además la ocasión para cargar las tintas contra la familia de Ana Sandamil, al considerar que dirigieron todas sus acciones para su defensa. "Echamos de menos un perdón público por lo ocurrido a la pequeña, que al fin y al cabo ha sido la mayor perjudicada", dijo. Los padres de la acusada acudieron a testificar en las primeras jornadas del juicio y no volvieron a hacer acto de presencia en la vista por un suceso que, sin lugar a dudas, también truncó para siempre sus vidas.

Al contrario que sus compañeros de profesión, el abogado de la defensa, Luis Rifón, optó por guardar silencio tras conocer el veredicto —tal y como hizo durante todo el procedimiento— y no quiso realizar ningún tipo de precisión o valoración al respecto, ni ante la magistrada, ni ante los medios de comunicación. Su defendida se enfrenta ahora a la prisión permanente revisable y al pago de una indemnización de 300.000 euros al padre de la víctima, una cifra fijada por la Fiscalía que en ningún caso podrá compensar todo el dolor que se aprecia en cada una de sus palabras.

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