"La provincia carece de comunicaciones acordes con un tejido productivo"

Un histórico del sindicalismo lucense, Jesús Varela, se jubilará próximamente. Por esta razón dejará en el congreso que se celebrará mañana la secretaría general de la unión comarcal de CC OO de Lugo y Lemos, que ha ocupado cuatro años. Manuel Quiñoá tomará su relevo
Manuel Quiñoá. EP
photo_camera Manuel Quiñoá. EP

ESTE SINDICALISTA lucense (San Miguel de Pedrafita-O Corgo, 1976) cogerá mañana, en la víspera de una fecha tan señalada como el 1º de Mayo, las riendas de CC OO, organización a la que pertenece desde hace siete años. Quiñoá ya formaba parte de la ejecutiva comarcal saliente como secretario de organización. Dice que en su nuevo cometido "no hay que poner el acento en una cara u otra, sino que lo relevante es el trabajo colectivo y una acción sindical pegada a los trabajadores".

¿Qué objetivo se marca para los próximos cuatro años al frente de la unión comarcal?

Los objetivos fundamentales pasan por mantener el crecimiento de la afiliación y los resultados obtenidos en las últimas elecciones sindicales que situaron a Comisiones Obreras como la primera fuerza sindical en la comarca. Tenemos que estar presentes en la sociedad y en las empresas, y para ello tenemos que seguir fortaleciendo la presencia del sindicato en los centros de trabajo. Porque es ahí donde comienza el cambio para alcanzar un modelo laboral más justo, más inclusivo, más estable y bien remunerado.

"Los sindicatos somos el dique de contención para frenar las viejas recetas neoliberales de recortes y más recortes"

¿Cómo está soportando Lugo, a nivel de empleo y de empresas, la pandemia?

En estos tiempos excepcionales, de gran incertidumbre y dificultad, jugó un papel fundamental el diálogo social entre patronal, sindicatos y Gobierno. En virtud de estos acuerdos se adoptaron una serie de medidas sociales de salvaguarda del empleo y del tejido productivo, cuyo máximo exponente son los Erte. Muchas empresas de nuestra provincia están subsistiendo gracias a esta herramienta. A pesar de ello, existen diversos sectores productivos que quedaron fuera del escudo social. Por eso queda mucho camino que recorrer, porque mucha gente vive hoy en situación de necesidad y con trabajos precarios e inestables. En esta ocasión no podemos volver a las recetas del pasado, la salida de esta crisis tiene que poner en el centro a las personas y no a las grandes élites económicas.

¿Ve a Lugo con más fortalezas o debilidades para salir de la crisis?

Entre otras, las fortalezas de Lugo a medio-largo plazo pasan por impulsar decididamente la economía verde, potenciando un sector forestal diversificado y que revierta en la economía local, profesionalizando el sector industrial que debe asentarse en la utilización prevalente de las energías renovables y desarrollando un turismo de calidad y sostenible. No obstante la provincia de Lugo presenta debilidades que deben ser afrontadas de forma inmediata; si bien es cierto que en el último decenio se han hecho inversiones importantes en diversas infraestructuras, la provincia carece de un sistema de comunicaciones acorde con su tejido productivo, por ejemplo, el desarrollo de la estación intermodal de Lugo, la ausencia de un ferrocarril acorde a las necesidades del siglo XXI... lo que provoca serias disfunciones económicas y de competitividad.

¿Habrá un profundo cambio en las relaciones laborales, condiciones de trabajo...?

Resulta evidente que la pandemia ha provocado profundos cambios en las relaciones laborales: el trabajo a distancia, jornadas excesivas, la falta de medidas que faciliten de forma efectiva la conciliación de vida laboral y familiar, la aparición de más trabajadores pobres que no llegan a fin de mes, la destrucción de empleo, etc., lo que se traduce en una precarización en todos los ámbitos, social, laboral y vital.

¿Qué papel juegan los sindicatos en la nueva realidad?

Los sindicatos jugamos un papel fundamental y vamos a ser el dique de contención para frenar a los que quieren volver a las viejas recetas neoliberales de recortes y más recortes para darle salida a esta crisis. En el seno del diálogo social tenemos que abordar un nuevo marco de relaciones laborales, que nos garantice un empleo con derechos y un futuro más digno y más próspero. Hay que derogar la reforma laboral y la reforma de pensiones del año 2013. Hay que aumentar el salario mínimo interprofesional (SMI). Hay que apostar por los servicios públicos esenciales. Y hay que afrontar una reforma ambiciosa en materia de contratación laboral, para poner fin a la temporalidad endémica que afecta de forma especial a las mujeres y a los jóvenes. Y definitivamente hay que erradicar la brecha salarial. Las trabajadoras y trabajadores de este país hemos estado a la altura de las circunstancias, ahí está el enorme trabajo desarrollado por el personal de los servicios esenciales en los peores momentos de plena plaga de contagios, personal de supermercados, sanitarios, personal de la limpieza y mantenimiento, personal de las residencias, etc. Por eso ahora toca cumplir con las trabajadoras y trabajadores y reactivar un diálogo social para cambiar esas reformas tan injustas que se instauraron desde el 2010.

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