Las protestas por el cobro del recibo del agua inundan el servicio de quejas

La Oficina de Queixas e Suxestións recibió más de 90 reclamaciones en marzo, en su gran mayoría relacionadas con las abultadas facturas por no haberse leído a tiempo los contadores
Contadores del agua en un edificio de Lugo. AEP
photo_camera Contadores del agua en un edificio de Lugo. AEP

Las hay de todas las maneras y formatos: digitales, en papel redactadas con ordenador, escritas a mano, formales, llenas de indignación, detalladísimas, escuetas... Lo que tienen en común todas ellas es el motivo: son quejas de los lucenses por cobros excesivos en los últimos recibos del agua por parte del Concello, que en el mes de marzo inundaron la Oficina de Queixas e Suxestións municipal.

De las más de 90 reclamaciones recogidas en este periodo, la inmensa mayoría se deben a este problema. Se trata de un asunto derivado directamente de la incapacidad de los servicios municipales para leer los contadores de agua en tiempo y forma. Eso implicó, como ya se informó en este diario reiteradamente, que las lecturas y cobros se hicieran por estimación, con un resultado lejos de ser óptimo: al contabilizarse en el último recibo los metros cúbicos no facturados anteriormente, las facturas reflejan un uso de agua desproporcionado, lo que implica que los usuarios suban de tramo y todos los metros cúbicos les sean cobrados más caros.

Según expresan los afectados en sus reclamaciones, muchas de las diferencias económicas que se reflejan en las facturas son tan desproporcionadas como que en algunos casos triplican o cuadruplican los importes que esos afectados suelen pagar por trimestres.

Hay algunos casos tan curiosos como un salón del reino que comunica una factura de 1.626 euros cuando lleva cerrado desde que comenzó la pandemia. Incluso informan de que han cerrado la llave de paso por si acaso, pero reclaman que vayan rápido a revisar las tuberías comunes porque aquello normal no es.

La relación de quejas recibidas es también un muestrario del grado de hartazgo, de cabreo o de comprensión de los ciudadanos. "Por consiguiente pido", redacta uno después de exponer su problema, "sea facturado lo gastado real... ya que por noticias salidas en la prensa local ustedes mismos dicen que tuvieron una negligencia, que el que suscribe no tiene por qué soportar... Tomen medidas de régimen interior contra quien proceda, el que suscribe no tiene que aguantar abusos de gente inepta para trabajar en esta administración". Y se despide firmando "una ciudadana que paga sus impuestos".

Otros presentan sus quejas tan documentadas que incluyen hasta los apartados de las ordenanzas municipales que se han de aplicar, mientras que otros lucenses deciden ir al grano y no andarse con chiquitas: "Que se lea el contador de agua. Último recibo, 79,50", dice por toda explicación una queja redactada a mano.

Las buenas noticias es que todas estas reclamaciones se están ya gestionando. Las malas, que junto a ellas se incluyen otro par sobre devoluciones de cantidades excesivas de recibos de agua que en un caso llevan gestionándose desde 2016 y en el otro desde 2017. Por lo que parece, ninguno de los dos ciudadanos ha conseguido aún recuperar el dinero.

Los contenedores, otro motivo para el cabreo ciudadano
Uno de los problemas que también despiertan las ganas de guerra entre los ciudadanos lucenses es el estado que presentan algunos contenedores de basura. Y eso cuando los hay, porque otros por lo que protestan es precisamente por su ausencia. El mal funcionamiento de los sistemas de apertura de los contenedores es un asunto que irrita especialmente.

Podar el olivo. No solo quejas recibe el Concello. También sugerencias como que se pode el olivo de Rúa Armórica: "Sería moi bo que podasen os vástagos e chupóns".