La Protectora de Animales recogió el año pasado 540 perros en ocho municipios

Los 560 socios de la entidad, que celebrarán el día de la adopción de canes este sábado, mantienen unos doscientos animales acogidos en sus instalaciones de Muxa en las que son atendidos a tiempo completo por siete profesionales.
Uxía acaricia a Legend en presencia de Nerea XESÚS PONTE
photo_camera Uxía acaricia a Legend en presencia de Nerea XESÚS PONTE

El presidente de la Sociedad Protectora de Animales de Lugo, Alberto Losada, informó este miércoles, con motivo del Día Mundial del Perro Adoptado, que se celebra el sábado, de que el año pasado los dos laceros de la entidad recogieron 540 canes para llevarlos a sus instalaciones de Muxa. Losada matizó que "son os recollidos, pero non quedamos con todos porque devolvemos aos donos os que teñen microchip". La responsable del colectivo animalista explica que "adoptar custa entre 80 e 90 euros, entregando o animal castrado e desparasitado. Os adoptantes deben cubrir un cuestionario sobre a súa vivenda, as horas nas que os animais van estar sós ao día, se teñen outros animais,...", apunta.

Una alternativa es la acogida, sobre la que Alberto Losada señala que "non custa e non ten límite de tempo, pero o can segue sendo da Protectora". La figura menos exigente es el apadrinamiento de un perro, que supone 6 euros al mes;  la eligieron 150 lucenses.

El colectivo mantiene dos laceros en un servicio de 24 horas al día durante todo el año en ocho municipios de la provincia: Lugo, O Corgo, Riotorto, A Pastoriza, Portomarín, Begonte, Becerreá y Castroverde. De todo ese ámbito los llaman para avisar de perros extraviados o dejados a su suerte. Alberto Losada asegura que "a maioría deles están identificados, polo que chamamos ao propietario ou, en caso de que non queiran facerse cargo, avisamos á Xunta, que lles pon unha sanción".

"Cando non sabemos como se chama un can, os laceiros póñenlle un nome", indica. Escogen los nombre entre "os estados de Estados Unidos, como Oregon ou Wisconsin; o santoral do día ou a rúa na que foi atopado".

Los gastos son sostenidos por convenios municipales y, en menor medida, por 560 socios que pagan 35 euros al año. El presupuesto a cubrir ronda los 400.000 euros cada año.

Las instalaciones ocupan una nave de unos 5.000 metros cuadrados en una zona de Codeside (Muxa). Todo lo que suena entre los castaños y los robles son los ladridos de 200 canes y los coches que pasan apresuradamente frente a la entrada. Cuando alguien se acerca a la puerta verde un perro sube a una torreta para alertar, como si fuese el vigilante. Junto a la nave hay una finca arbolada que ocupa cuatro hectáreas.

La labor de control, limpieza, así como las de saneamiento y alimentación del medio millar de animales de la nave los hacen siete empleados. Alberto Losada suspira preocupación cuando se le pregunta por las condiciones en las que viven los animales. "Estamos esperando para trasladarnos ao vello matadeiro municipal, onde disporiamos de doce hectáreas", pero mientras proponen medidas como la adopción, la acogida o el apadrinamiento.

"Me gustan mucho los perros y me da pena que tengan que estar encerrados"


Uxía Chamorro echa de menos al perro que tenía en su casa de Vigo. Él ya no está cuando vuelve a su ciudad natal, "una o dos veces al mes". Ahora hay otro que la saluda cuando nota que se acerca a la puerta de la familia.

Tiene 21 años y siempre hubo un can rondando a su alrededor. Llegó a Lugo hace tres meses para trabajar como teleoperadora, pero el propietario de su piso prefiere que no tenga animales. Así que su amiga Nerea Casanova no tuvo que insistir para que se convirtiesen en dos de los 150 voluntarios que sacan a pasear a los perros de la Protectora. Su labor es aliviarles la angustia del encierro entre las 12.00 y las 17.00 horas. Uxía tiene turno de mañana, pero Nerea está en la hostelería y no siempre le coinciden los horarios.

"Es la segunda vez que venimos, nos dieron a Legend porque era tranquilo", dice Uxía. Legend es un pastor alemán veterano y cadencioso que se adapta a las dificultades de ella para hacer avanzar su silla de ruedas por los senderos cercanos a la nave. A veces, las ruedas se atascan y la silla vuelca: "No pasa nada, estoy acostumbrada", dice con la entereza de quien acude a la protectora no para ser auxiliada, sino para auxiliar.

Esta voluntaria explica que "me gustan mucho los perros y me da pena que estén encerrados". La correa de Legend tira de la silla. Uxía se deja llevar, recordando al perro con el que dormía cada noche.

 

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