Las prostitutas se ven abocadas a la pobreza y piden ayudas sociales

Muchas de ellas están agotando los ahorros con los que pagaron sus gastos las últimas tres semanas, a partir del confinamiento
Generated by  IJG JPEG Library
Generated by  IJG JPEG Library
AppleMark
photo_camera Aspecto que ofrece estos días el jardín de O Carme. VICTORIA RODRÍGUEZ

El confinamiento está llevando a la pobreza a muchas de las mujeres que ejercen la prostitución en pisos de Lugo dado que sus clientes habituales ya no salen de casa y no hay contactos. Pero esta situación también afecta, incluso más, a las que se apostaban en la calle, entre A Tinería y la plaza de la capilla de O Carme, una zona que estas últimas tres semanas está totalmente vacía dado que ellas también tienen que respetar el confinamiento.

El miedo a contagiar o a ser contagiadas en los escasos contactos que podrían llegar a tener también se apodera de muchas de estas mujeres, que optaron finalmente por tirar de los ahorros y dejar momentáneamente la profesión esperando que pase la pandemia del Covid-19.

"En pocos días, cambió todo por completo. Ya no hay clientes y nosotras tampoco podemos quedar con ellos porque es peligroso. Así que ya no atendemos las llamadas y, por eso, estamos tirando estos días de los ahorros aunque yo no voy a poder pagar el alquiler. Necesitamos ayudas sociales para poder salir adelante con todo esto", explica Ainhoa, nombre ficticio.

Los testimonios son similares. No quieren riesgos. Por lo menos, mientras dispongan de algo de dinero. Después, muchas de ellas quizá no se planteen más cuestiones que la de sobrevivir económicamente para hacer frente a las facturas mensuales.

"Ya no hay clientes y nosotras tampoco podemos quedar con ellos porque es peligroso", dice Ainhoa

"Desde que empezó el encierro no trabajé. Me llamaron algunos clientes pero les dije que había que esperar y lo entendieron, aunque alguno tenía intención de venir. Tenemos miedo al contagio pero también —en el caso de las que estamos en pisos— a que nos denuncien los vecinos por ejercer en estos días. Por ahora, yo voy tirando de los ahorros pero el problema lo tendré enseguida, quizá ya este mes. Tengo dos hijos ya mayores y unos de ellos compró un piso cuya hipoteca la estoy pagando yo. Así que, al mes, vengo gastando unos 1.000 euros. Cuando no tenga dinero, tendré que seguir ejerciendo porque tampoco voy a encontrar otro trabajo", comenta Lúa, también nombre falso para proteger su identidad.

La prostitución no era la única actividad económica que ejerce Lúa. Lo hace por temporadas porque afirma que también se dedica a cuidar mayores. Este año sus planes eran dejar el oficio más viejo del mundo y, tal vez, montar un negocio.

"Trabajo por temporadas de prostituta. No dependo absolutamente de esto para vivir. Este año me planteaba poner un establecimiento donde se diesen masajes o un centro estético... pero ahora hay que cambiar el chip. Eso ya no va a poder ser porque está todo cerrado. Así que, habrá que seguir como prostituta", indica Lúa.

"Este año me planteaba poner un establecimiento, pero habrá que seguir como prostituta", explica Lúa

INTERNET. El sexo por internet es algo que, de momento, las mujeres entrevistadas no se plantean bien porque les da más reparo, bien porque nunca lo hicieron. Por otra parte, las ofertas que recibieron sobre la práctica de sexo online fueron, hasta el momento, muy escasas.

"A mí me lo propusieron hacer por videollamada, pero lo rechacé. Eso no lo hago, no me gusta", afirma, a este respecto, Ainhoa.

Lúa, en cambio, se lo llegaría a plantear de seguir el confinamiento por más tiempo. "Si no se me ve la cara, sí lo haría. No sé cómo sería pero ya pensé en esa posibilidad, aunque por ahora no lo estoy haciendo. Ahora, los clientes son más atrevidos y empiezan a pedir cosas para internet y las redes sociales", asegura esta mujer.

Treinta mujeres sin recursos
El coronavirus erradicó la prostitución en A Tinería y en el entorno de la capilla de O Carme. De la treintena de mujeres que ahí se apostaban últimamente, ahora mismo no hay ninguna que acuda a esos lugares ni a otros para ganarse la vida.

Hijos a cargo
El confinamiento las está conduciendo a situaciones de emergencia social ya que, en la mayoría de los casos, son los únicos ingresos con los que mantienen a sus hijos. "La verdad nadie está trabajando y esto, para nosotras, es muy duro. No sabemos cómo pagar las facturas, el piso, la comida... De esto vivíamos y ahora estamos mal. Tenemos miedo. Somos seres humanos y sin trabajo no sabemos qué hacer porque tenemos hijos que mantener", dice una mujer.