Los primeros opositores del Estado del modelo nuevo se estrenarán en febrero

Los cambios en el diseño de las pruebas, que se implantarán hasta 2025, aumentaron el interés por una plaza pública ► Se acortarán los tiempos del proceso reconvirtiendo dos o tres ejercicios en uno o dos y publicándose antes las notas
Uno de los exámenes a las oposiciones a la Xunta que se celebraron el año pasado en el recinto ferial de Lugo. AEP
photo_camera Uno de los exámenes a las oposiciones a la Xunta que se celebraron este año en el recinto ferial de Lugo. AEP

Los primeros opositores lucenses que estrenarán el nuevo sistema de exámenes -ideado por el anterior ministro de la Función Pública, José Iceta- lo harán en febrero y serán aquellos que se presenten a las oposiciones de la Administración General del Estado. Los cambios se irán implantando de forma paulatina hasta 2025. Sin embargo, en estas primeras pruebas para administrativo y auxiliar, los candidatos ya se enfrentarán a solo un examen, en lugar de dos. En concreto, realizarán el test teórico y no el práctico de informática. A cambio, el test incluirá preguntas teóricas de informática, lo que no lo hace precisamente más fácil.

Será la primera vez que se aplicarán estos cambios en las oposiciones a la Administración del Estado. En cambio, en las de la Xunta ya se fue modificando el modelo de los exámenes, de forma progresiva, en los últimos años. "En Galicia, se simplificaron temarios desde 2018 y en las últimas de auxiliar, se eliminó el examen práctico de informática", dice Gélica Cendán, directora de la academia Postal.

Examinarse de teoría en informática suele ser más complicado que hacerlo de forma práctica. Una vez aprobado el test, la Xunta ofrece formación práctica a los opositores a través de la Escola Galega de Administración Pública.

Otro de los cambios, es que, a partir de enero, todos los años se publicará ese mes el calendario de los procesos selectivos del año con el número de plazas, el inicio de las pruebas y la duración.

Además, se pretende también que exista una prueba que permita valorar las competencias de las personas aspirantes centrada en las habilidades y no tanto en la capacidad memorística.

La reducción de dos pruebas a solo una –en las categorías de administrativo y auxiliar– y de de tres a dos –en los grupos más altos– es un factor que está animando ya a algunos lucenses a apuntarse a las oposiciones del Estado –según Gélica Cendán– dado que, por una parte, parecen más asequibles y, por otra, se acorta el proceso pues no existen los tiempos de espera entre un examen y otro y las notas definitivas salen mucho antes. "El nuevo sistema abrevia el proceso. Hacer hasta tres ejercicios en los grupos altos implicaba pasarse dos años de exámenes. Las pruebas de informática se hacían a turnos y eso ralentizaba el proceso", dice la directora de la academia Postal.

Por lo tanto, si antes había un test, un examen con supuestos y un tema para desarrollar en las categorías altas del Estado, ahora eso se transforma en un test con supuesto y un examen de tema. Y en las de auxiliar y administrativo, se pasa de hacer un test y una prueba práctica de informática a solo un test con preguntas teóricas de informática.

CONVOCATORIAS. Pese a que las condiciones para aprobar parecen más asequibles con estos nuevos cambios en el sistema, una oposición sigue siendo, literalmente, una oposición. Es decir, una competición por sacar la nota más alta que el contrario y superar la de corte para obtener la plaza.

"Al final, hay corte y hay competencia. En las del Estado, como son oposiciones libres, se compite exclusivamente en notas. En Galicia, son concurso-oposición y cuentan los puntos pero el tribunal fija la nota de corte. Y, aunque tengas puntos, tienes que estar en el corte. En principio, presentándote a las oposiciones de la Xunta vas a un examen en el que tienes más opciones por haberse recortado el temario en los últimos tres años pero el test suele ser más duro y las preguntas, más puntillosas, aparte de que hay menos plazas que en las del Estado", comenta Gélica Cendán.

Los opositores más jóvenes suelen optar por las convocatorias estatales porque, según afirma la directora de la academia Postal, es mucho más fácil aprobar.

"Estas son las más asequibles porque hay muchas plazas, el nivel es más bajo y el temario, aunque es más largo, es más genérico. Lo malo es que te puede tocar la plaza en cualquier punto de España", explica Gélica Cendán.

"Hay que hacer solo un test, pero a ver cómo enfocan la parte  informática"


[Arantxa Gómez Novo, en un partido con el Ensino en 2019.J. VÁZQUEZ]

Dejó la cancha de baloncesto y decidió opositar. La exjugadora del Ensino Arantxa Gómez Novo es una de los alumnos que acude a la academia Postal con la mirada puesta en la convocatoria de las plazas del Estado cuyos exámenes se harán en febrero. En su caso, tiene pareja y un hijo, pero optó por estas oposiciones y no por las de la Xunta porque le parece más fácil hacerse con la plaza. "Iré a los exámenes de febrero a la convocatoria para administrativo y auxiliar administrativo. Ya es la tercera vez que me presento pero ahora voy más en serio", dice.

Sobre los cambios, cree que tienen su parte buena y mala. "Lo mejor es que hay que hacer solo un examen. Lo peor, la parte de informática, que a ver cómo la van a enfocar", afirma Arantxa, que aprovecha las horas de cole, de nueve y media a una y media, y la siesta del niño, "para estudiar a tope y sacar plaza a la tercera", insiste, con ilusión.

"Casi no voy al último examen por una infección, pero aprobé"

Este lucense quedó séptimo entre los 24 abogados del Estado que acaban de sacar la plaza este año entre un total de 245 aspirantes

El joven lucense Diego Gamallo Gómez —como opositor, todavía Diego López Gómez, dado que acaba de cambiarse el apellido en el DNI— acaba de conseguir una de las veinticuatro nuevas plazas de abogado del Estado. Una de las oposiciones más duras a las que concurrió por tercera vez en cinco años y en las que tuvo que sacar las mejores notas entre 245 aspirantes en total.

Diego Gamallo —que todavía está pendiente de la asignación de plaza, dado que la última prueba aún fue el pasado 18 de octubre— será uno de los abogados del Estado más jóvenes de todo el país, ya que él decidió presentarse a las oposiciones a este cuerpo al año siguiente de terminar el doble grado de Derecho y Administración de Empresas que cursó. "El Derecho me gustaba pero decidí ir a las oposiciones de abogado del Estado porque adquieres mucha más formación jurídica de todos los ámbitos y también porque estás en el nivel funcionarial 28 y por el prestigio que supone ocupar este tipo de plaza", indica Diego.

La oposición no es nada fácil. Para empezar, hay que preparar nada menos que 465 temas. A Diego le costó cinco años a un ritmo de estudio de diez horas diarias y seis días a la semana. Además de mucha formación jurídica, aprendió otra cosa en todo este tiempo: que sin sacrificio, resiliencia, disciplina y constancia no hay nada.

"Me preparé en dos academias de A Coruña y de Madrid. Al final, no me fue mal. Quedé de séptimo entre los 24 que conseguimos plaza de 245 aspirantes. Tuve que hacer cinco exámenes, todos ellos eliminatorios. Hubo momentos duros en estos cinco años donde estuve a punto de tirar la toalla porque alguna vez me faltó muy poco para aprobar... pero la clave del éxito está en la constancia y en ser organizado. La de opositor es una vida muy dura porque solo vives para estudiar. Yo dedicaba los sábados a hacer deporte, principalmente nadar y correr, para desahogarme pero el domingo ya me ponía otra vez a estudiar", comenta.

Su aprobado tiene todavía más mérito dado que —debido a una infección sanguínea por estafilococo aureus que sufrió entre el cuarto y quinto examen— tuvo que hacer la última prueba con una enfermera a su lado para darle la medicación que necesitaba. Sin embargo, aun en esas circunstancias, se hizo con la plaza. "Estuve hospitalizado un mes por una infección en la sangre que se me transmitió a través de la aguja de la jeringuilla de la vacuna del covid unos días antes. Me salvé de milagro y estuve a punto de no poder ir al último examen. Al final, pedí el alta voluntaria y fui. Esta experiencia me sirvió para ver lo relativo que es todo. Los opositores nos obsesionamos con aprobar porque es nuestro objetivo pero cuando te pasan estas cosas, te das cuenta de que también hay cosas todavía más importante", reflexiona.