Las primeras uvas las trajo la guerra

La celebración de la Nochevieja con las doce uvas comenzó a hacerse visible en Lugo en 1939, cuando finalizó la Guerra Civil. Cuatro décadas atrás, dos sociedades, el Casino y el Círculo, rivalizaban por los bailes de la alta sociedad. Sin embargo, no fue hasta los 50 y los 60 cuando la Nochevieja entró en las casas.
Fotografía publicitaria de mediados del siglo pasado sobre la Nochevieja. EP
photo_camera Fotografía publicitaria de mediados del siglo pasado sobre la Nochevieja. EP

LA CELEBRACIÓN DEL Año Nuevo con las doce uvas en Lugo no llega todavía al siglo de vida. Unos de los primeros testimonios de esa costumbre, que nació en Madrid, llegan a El Progreso el año en que finaliza la Guerra Civil, llamado entonces por el régimen franquista como el Año de la Victoria. Aquella Nochevieja de 1939 sí se comieron las doce uvas de la suerte en Lugo y lo hicieron los clientes del Gran Café-Bar Mercantil, que se anunciaba como "el Palacio del Espectáculo".

Esta celebración quedaba entonces circunscrita a estas capas sociales. Para la clase obrera y el campesinado, la Navidad se centraba solo en la Nochebuena. La Nochevieja pasaba desadvertida, como varias décadas antes.

En 1898, el año del desastre de la guerra de Cuba, los lucenses estaban más preocupados por acudir a la iglesia de Santiago A Nova a los funerales por los soldados caídos en la contienda que por celebrar el cambio de año. El acto había sido organizado por Cruz Roja.

Las hambrunas que hubo, posteriormente, a principios de siglo tampoco daban pie a celebraciones. Una organización llamada La Cocina Económica servía comida en navidades a todo el mundo a estos precios: una taza de caldo, 5 céntimos, y un guiso de carne con arroz o patatas, 15.

MONEDA FALSA. Curiosa fue la Nochevieja de 1905, cuando la Policía Local desmanteló una fábrica de moneda falsa en Lugo. Las crónicas de los periódicos de entonces hablan de que la noche de Fin de Año muchos lucenses la pasaron haciendo sonar los "pesos" para comprobar si eran falsos o no.

En esos primeros años del siglo pasado, comenzaba también a imponerse el árbol de Navidad, llamado entonces árbol de Noel. El cronista de El Progreso decía en 1908 que se trataba de un pino cuyas ramas estaban todas ellas llenas de regalos y que se trataba de una costumbre que venía de Inglaterra. Sin embargo, en Lugo también había costumbres propias. Una de ellas era la que tenían los miembros del Orfeón Gallego, de los Coros Regionales y de la Banda Municipal de dar serenatas a personas destacadas de la ciudad. Entre ellas, el alcalde Ángel López Pérez.

Las celebraciones navideñas también coincidieron en 1919 con otra fiesta más en Lugo, la del nombramiento como obispo de un lucense nacido en la Praza do Campo, fray Plácido Rey Lemos.

Si en 1939 se habla ya de las uvas de la suerte en Lugo, los años anteriores de la guerra, desde 1936 a 1938, no hubo crónicas relativas a la celebración de la Nochevieja aunque las dos sociedades de recreo, el Casino y el Círculo de las Artes (a los que se sumaba un colectivo llamado la Liga de Amigos), llevaban ya, desde principios de siglo, rivalizando por el baile de Fin de Año, al que acudía la burguesía y familias de clase alta.

El fin de la guerra supuso un antes y un después en las celebraciones de Nochevieja. El 31 de diciembre de 1939, El Progreso hablaba de calles concurridas y de gran animación en los establecimientos de comestibles y pastelerías. También daba cuenta de "los tradicionales rellenos de Nochebuena y los extraordinarios de Fin de Año" del Círculo de las Artes, una especie de lotería que organizaba esta sociedad.

MENSAJE. Ese 31 de diciembre de 1939, a las diez y media de la noche, se imponía otra costumbre que se repitió durante el franquismo. Se trataba del mensaje de Fin de Año que el Generalísimo daba por radio a los españoles.

En un Estado declarado católico por el régimen franquista, no faltaba tampoco el día de Fin de Año la celebración de una vigilia en la catedral. La cita sería a las once de la noche al pie del Santísimo Sacramento. Se trataba, según recuerda El Progreso, de "una acción de gracias y un recuerdo a los mártires de la Santa Cruzada".

Estaba tan poco implantada la cena de Nochevieja que, incluso, a mediados de los años 40, en 1946, los tres cines —el Central Cinema, el España y el Gran Teatro— programaban entonces sesiones a las once menos cuarto de la noche, en pleno horario de celebraciones.

Este horario de los cines convivía, en cambio, con la "tradicional Fiesta de las Uvas", anunciada por el Círculo, o con la cena-baile de Fin de Año que promocionaba el restaurante La Barra que, por otra parte, suspendía el servicio de café bar a las doce menos cuarto.

ESCAPARATES. En los 50, comenzó, poco a poco, a llevarse la celebración de la Nochevieja a los hogares. El Progreso contaba que "los escaparates de las tiendas de ultramarinos estuvieron estos días rebosantes de uvas y botellas de champán". La fiesta se relacionaba con el uso de narices postizas y gorros de cucurucho "mientras los escaparates se fueron vaciando en veloz trasiego a las mesas de casi todos los hogares", decía el cronista. Entre tanto, el besugo se cotizaba a 15 pesetas, el kilo; la merluza, a 30, y el pulpo, a 13.

CHAMPÁN. En la década de los 60, eran tres las sociedades que celebraban bailes de Fin de Año. Al Casino y al Círculo, se sumaba el Real Aero Club. En el periódico, se hablaba también de la costumbre cada vez más generalizada de celebrar la Nochevieja en familia. Se incorporan el champán y la sidra y también el marisco. La televisión también juega un importante papel a la hora de consolidar esta cena como tradicional. En solo diez años, los precios del mercado de Nochevieja subieron sensiblemente: la merluza, ahora a 130, el kilo; el pulpo, a 27; el besugo, a 60; las gambas, entre 140 y 150, y las cigalas, entre 170 y 180.

En los 70 y los 80, la Nochevieja se convirtió en una segunda Nochebuena en todas las casas, pero también se imponía la celebración de cenas-baile en restaurantes, con sopa de ajos y chocolate con churros de madrugada. La aparición de las discotecas contribuyó también a este tipo de celebración ofreciendo cotillones que incluían una botella de champán, las uvas e incluso servicio gratuito de bus,

Comentarios