Las primeras alumnas en el Seminario en 500 años

En septiembre se convertirá en un colegio con enseñanza mixta con ESO, Bachillerato y ciclos de FP
Actual Seminario, en Lugo. XESÚS PONTE
photo_camera Actual Seminario, en Lugo. XESÚS PONTE

Ellas serán las primeras y lo serán después de casi 500 años de existencia del Seminario en Lugo que, antes de ocupar las actuales instalaciones de la calle Ángel López Pérez, a finales del siglo XIX, estuvo en el edificio donde están ahora los Franciscanos, en la Praza Maior, construido a finales del siglo XVI. Las nuevas alumnas y alumnos compartirán aulas con los seminaristas, con vocación hacia el sacerdocio y que viven en comunidad en el mismo edificio.

El Seminario inicia una etapa como colegio privado mixto en septiembre para ESO, BAC y varios ciclos de FP sobre formación deportiva (en concreto, entrenador de baloncesto) y sociosanitaria.

Llevará el nombre de San Lorenzo, el mismo que recibió en 1598 cuando sus aulas estaban en la Praza Maior, donde están los Franciscanos, lo que lo convierte en el centro educativo más antiguo de la capital lucense y el segundo de Galicia, después del Seminario de Mondoñedo.

Se llamaría San Lorenzo porque fue fundado por el obispo Lorenzo Asensio de Otaduy y Avendaño y sería un Seminario Conciliar porque fue el Concilio de Trento el que dispuso su existencia como centro de preparación para el sacerdocio, tras obligar a los obispos a fundar en sus respectivas diócesis un centro para formar a los futuros curas. Pese a los donativos, la obra le costó al obispo 7.000 ducados de su bolsillo, según un estudio realizado por Gonzalo Fraga.

El Seminario echa a andar con cuatro aulas y 36 becarios, elegidos por un tribunal que juzgaría los méritos y el cumplimiento de las condiciones exigidas para ser sacerdote. Tendrían como uniforme un manto y una beca de color morado. Estarían dirigidos por el rector, que tendría de ración libra y media de carnero castellano, un litro de vino, dos libras de pan y vela. A los alumnos, se les daba una libra de carnero, dos de pan y medio litro de vino para aquellos más mayores. Si faltaban a misa o a la lección, se quedaban sin comer. En invierno, la comida se servía a las once y la cena, a las seis. Los colegiales deberían llevar, por otra parte, su propia cama al Seminario.

Había clase a diario, menos los viernes y los domingos. Las salidas a la calle eran de dos en dos y sin permiso solo podían ir a la catedral, el palacio episcopal, los monasterios de San Francisco y Santo Domingo o a ver la familia. Tras cinco años de formación, completaban sus estudios oyendo lecciones de un canónigo en la catedral o en los monasterios.Antiguo Seminario Menor

Durante dos siglos, sus aulas fueron dedicadas exclusivamente a la preparación para el sacerdocio y las instalaciones estaban reservadas para el uso del clero. El primer paso aperturista al resto de la sociedad vino de la mano del obispo fray Francisco Armañá en 1779, que creó una biblioteca pública para seminaristas, sacerdotes y laicos preocupados por las ciencias religiosas.

TRASLADO. Un siglo después, el edificio de la Praza Maior comenzó a quedarse pequeño ante la alto número de vocaciones sacerdotales. Como no había hacia dónde ampliar, dado que la parte de atrás daba a la muralla, se pensó en hacer otro edificio en la actual calle Ángel López Pérez, decisión que tomó el obispo fray Gregorio Aguirre, que encargó la obra a un arquitecto de renombre, Nemesio Cobreros. La construcción comenzó en 1888 y se prolongaría hasta 1893. Costaría 223.000 pesetas. El curso comenzó con 475 alumnos.

Este edificio pasaría a ser conocido, 36 años después, como Seminario Mayor. Enfrente, estaría, a partir de entonces, el Seminario Menor, justo enfrente, en un edificio adquirido a los Maristas por el obispo Rafael Balanzá que, originariamente, se extendía hasta la calle Bispo Aguirre y del que, desde hace poco más de dos décadas, solo se conserva una parte, ocupada ahora por el Concello.

Esta alta demanda por los estudios eclesiásticos se frenó en seco mediada la década de los 70, lo que llevó incluso a que durante diez años no se impartiesen estas enseñanzas en Lugo, que pasarían a darse en el Seminario Mayor de la Archidiócesis de Santiago. La tendencia cambió en 1986 cuando vuelve esta formación a Lugo.

Como centro educativo, el Seminario subirá otro escalón más en 1999 cuando, a iniciativa del obispo fray José Gómez, se afilian los Estudios Eclesiásticos que se hacían en Lugo a la facultad de Teología de la Universidad Pontificia de Salamanca. A raíz de eso, se crea el Instituto Teológico Lucense, que imparte enseñanzas de Teología con rango universitario.


Franciscanos: una compra por 25.000 pesetas
El primer edificio del Seminario, en la Praza Maior, fue comprado por los Franciscanos en 1893 por 25.000 pesetas después de que —tras la desamortización de Mendizábal— el Concello se quedase en 1842 con su convento, que estaba en las actuales instalaciones del Museo Provincial, en la Praza da Soidade.

Teatro
El antiguo convento acogió una casa de beneficencia, una inclusa, una maternidad y también un teatro.