40 años de aquellas municipales

La primera y la más fugaz corporación

El 3 de abril de 1979 los lucenses estaban llamados a elegir la primera corporación municipal de la democracia. La última vez que habían votado a su alcalde en un régimen democrático había sido en 1931, comicios que dieron pie a la Segunda República

concejales
photo_camera Vicente Quintas, Francisco Arrizado, Sonsoles Izquierdo, Ramón González y Jesús Vázquez Gallego. VICTORIA RODRÍGUEZ

Las elecciones municipales que hubo en Lugo hace ahora cuatro décadas llevaron a la Alcaldía a José Novo Freire, de la UCD, que se convertiría así en el primer regidor de la democracia. Era algo histórico. La última vez que los electores lucenses habían elegido a su alcalde también en democracia se remontaba a 1931, a los comicios locales que abrieron paso a la Segunda República al imponerse masivamente los republicanos en casi todas las provincias menos en nueve -entre ellas, Lugo-, que se declararon monárquicas.

Pasaron 48 años hasta que José Novo Freire encabezó la primera de las corporaciones lucenses elegida en democracia tras la muerte de Franco. También fue la más fugaz de todas.

Duró poco más de un mes dado que estos comicios fueron anulados por la Audiencia Territorial tras ser aceptada la denuncia para que fuesen impugnados los votos de la mesa de Ombreiro, presentada por Independientes de Lugo, una lista que encabezaba el empresario Mauricio Posada Veiga.

De aquellos ediles votados el 3 de abril de 1979, fallecieron ya cerca de la mitad. Entre los que aún pueden dejar su testimonio de esa corporación están Francisco Arrizado, del BNG; Ramón González, de Independientes de Ramón González; Vicente Quintas, de UCD; Jesús Vázquez Gallego, de Coalición Democrática, y Sonsoles Izquierdo, del PSOE.

Ella, Sonsoles, y Antonia (Tucha) Calvo, de UCD, eran las dos únicas mujeres elegidas concejalas en aquella corporación. No se sintió discriminada en ningún momento pero, en cambio, el nuevo alcalde le hizo una propuesta para encabezar una concejalía que no la dejó indiferente. Le planteó ser concejala de Condición Femenina y su respuesta fue una pregunta: "¿Y eso qué es?".

"Me pareció una discriminación y la intención de Novo Freire no era esa, sino todo lo contrario. Así que le dije que no quería. No veía la necesidad, nunca había sido discriminada por ser mujer. Siempre había estado trabajando con hombres sin discriminación, ni tan siquiera cuando iba, con otros miembros del partido, preguntando en las gasolineras por las Casas do Roxo (con simpatizantes republicanos) que había en cada pueblo. Así que el alcalde cambió la propuesta y me ofreció Parques y Jardines", cuenta.

Sonsoles no volvería a salir concejala en las segundas elecciones, convocadas el 3 de octubre. Otra lista alternativa de los socialistas, encabezada por Manuel Guillermo Varela Flores, había sido votada por mayoría en la asamblea del partido.

Ella y otros dos concejales más, Mariano Sanz y Juan Carlos Alonso Gianonatti, quedaron fuera. "Solo mantuvieron a Cirilo Martínez, algo insólito porque solo seis meses antes habíamos ido nosotros a las elecciones y habíamos salido elegidos", recuerda.

Ramón González creó su propio grupo, Independientes por Ramón González, con las 500 firmas mínimas necesarias que consiguió reunir en solo tres días. Ramón era ya todo un veterano de la política. Era concejal desde 1966, con Franco, cuando accedió por el tercio de Cabezas de Familia (los otros dos eran el de Sindicatos y el de Entidades). Salió gracias al apoyo -dice- de los trabajadores de Frigsa.

Sería el principio de una carrera política volcada con el Ayuntamiento. Siguió presentándose en 1973 y, ya en democracia, desde 1979 hasta 1987, cuando abandonó definitivamente la política municipal "ao non sacar nada".

Jesús Vázquez Gallego afirma que entró en la política municipal en 1979 "de carambola". Lo llamó Aniceto Codesal, paciente y amigo suyo, y le propuso ser concejal por Coalición Democrática, el partido de derechas. "Yo no tenía ni idea de política pero era de derechas. Estuve en el Sindicato de Estudiantes Universitario (SEU) y mi padre fue falangista", reconoce.

Vázquez Gallego llegaba muchas veces a los plenos compartiendo coche con Ulises Romero, que era concejal de UCD, además de compañero en la Residencia Sanitaria, donde ambos ejercían como médicos, y amigos. Pero la política alteraba, a veces, esta relación.

"Recuerdo que nos poníamos a 'escurrir' en algunos plenos y luego salíamos de allí, nos tomábamos un vino y no pasaba nada", asegura.

El doctor Vázquez Gallego repitió en la segunda corporación y le tocó ser alcalde accidental unas horas. "Esa noche llegaron a mi casa dos policías municipales con un borracho, quejándose de que no habían querido atenderlo ni en el hospital provincial de San José ni en la Residencia. Fui con ellos a la Residencia y me impuse a la médica de guardia, que no quería darle asistencia. Al final, fue una decisión muy polémica, aunque se acabó reconociendo que era un caso de urgencia porque el hombre era, además, epiléptico", dice.

Francisco Arrizado se ocupó de la concejalía de Turismo y Protocolo. Comenzó a militar en el nacionalismo en la clandestinidad, en 1975

"Traballabamos coas asociacións de barrios na Milagrosa, en Albeiros... onde había colexios en barracóns e en baixos. Viñamos con moitas ganas de facer política", afirma.

Arrizado repitió en las segundas elecciones pero después dejó la política -presionado por su trabajo, en Radio Popular-, dejando paso a Ramiro Gayoso, actual director del IES Nosa Señora dos Ollos Grandes.

Grundig quería venir para Lugo
Vicente Quintas salió en abril de 1979 por UCD y volvió a salir en octubre. Como concejal, le tocó poner bombillas "quitamiedos" en varios barrios mal iluminados pero también vivió la negociación del proyecto frustrado de Grundig de instalarse en Lugo.

¿Cuál era el proyecto?
Según Vicente Quintas, Grundig proponía montar una fábrica en Lugo que crearía entre 2.000 y 5.000  empleos. "No pedía ni dinero, ni terrenos. Solo que el Concello agilizase la documentación", recuerda.

¿Por qué en Lugo?
Quintas recuerda que a Grundig le gustaba Lugo por ser "centro del noroeste peninsular y tener cerca Rozas".

¿Qué ocurrió?
Grundig acabó yéndose a Portugal. "Llamó el ministro Abril Martorell al Concello y mandó parar el proyecto, ofreciéndoles a los alemanes Ferrol. Nos dijo que no dijésemos nada. Finalmente, los alemanes se cabrearon y se fueron a Portugal".