Diario de un aburrido...

El primer infectado en Lugo: "Las llamadas rompen la solitaria monotonía"

La primera persona en que dio positivo en coronavirus en Lugo cuenta su día a día en primera persona
Entrada del Hula. SEBAS SENANDE
photo_camera Entrada del Hula. SEBAS SENANDE

MIS JORNADAS EN el hospital Lucus Agusti, donde estoy aislado, son monótonas. Solo las numerosas llamadas telefónicas rompen la soledad. Cuando toca analítica madrugo más. Debo estar en pie a las 7.00 horas. El personal sanitario aprovecha, de paso, para tomarme la tensión y la fiebre. Cuando no hay analítica, duermo un poco más, ya que me hacen algo más tarde las mediciones de tensión y fiebre. Enfermeras y enfermeros me tratan de maravilla. Desayuno entre las 8.00 y las 9.00. Aprovecho para ducharme y afeitarme. Hacia las 10.00 llega la hora de la limpieza. Todo con mucha higiene y muy profesional.

A medida que transcurre la mañana contesto a los whatsaap y al correo y hablo por teléfono con la familia. También me llaman mis jefes, amigos y compañeros. Todos se interesan por mí. Es un detalle que les agradezco. Paso las horas consultando la prensa y las redes sociales en el Ipad. Leo un rato el libro Dime quién soy, de Julia Navarro, que me envió mi esposa.

"Solo me quejo de los comentarios de cotillas que se dedican a propagar bulos. No debéis darles crédito"

El doctor pasa sobre las 13.00 horas. Charlamos. Pregunta y me cuenta. Parece desbordado, pero es pura amabilidad. A la hora de comer pongo la televisión, el Canal 24 horas, aunque la veo poco. Esta semana seguí algún espectáculo deportivo, como el Liverpool-Atlético Madrid o el The Players Championship, uno de los grandes torneos de golf, pero se suspendió.

Al escuchar las noticias, abunda la información sobre el coronavirus. Ya me cansa.... pero os aconsejo que sigáis los consejos de las autoridades. Hay que cuidarse y protegerse, sin perder la calma. Y si tenéis la mala suerte de contraer el coronavirus, mucha paciencia.

Por la tarde, más lectura, nuevas conversaciones telefónicas con la familia, con los abuelos, con mi esposa y mis hijos. Al igual que mis amigos, me dan ánimos y me dicen que todo va bien. Echo una siestecilla en el sillón. Llevo una vida típica de hospital, pero en soledad, con la salvedad de las breves visitas de un personal sanitario encantador, que me trata como a un rey.

Solo me quejo de los comentarios de cotillas que se dedican a crear bulos, Gente que no se preocupa de preguntar, sino que inventa y propaga mentiras que hacen daño. Mi entorno se encuentra bien. No debéis de darle crédito a quienes divulgan infundios. Cuidaros y superad esta crisis con cautela y tranquilidad.