Quejas vecinales en Acea de Olga reavivan el debate de la prostitución en pisos

La Policía Nacional cree que la incidencia es "relativamente baja" y causa más inquietud que molestias
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photo_camera Carteles contra un proxeneta colocados en un inmueble de Acea de Olga. XESÚS PONTE

Las quejas vecinales contra la presunta actuación de un proxeneta en una vivienda de Acea de Olga reavivaron el debate sobre la prostitución en domicilios particulares y destaparon, una vez más, el rechazo social que crea una práctica sumida en la alegalidad. La Policía Nacional considera que en Lugo es una actividad con una incidencia "relativamente baja", pero el problema existe y los agentes investigan cada supuesto que les llega para comprobar si hay indicios de delito.

Según explica el portavoz policial, cada vez que los vecinos comienzan a protestar, las mujeres que se prostituyen en ese lugar se cambian de ubicación. "Normalmente ejercen en pisos de alquiler y cuando empiezan las quejas se marchan a otro lugar. No quieren generar problemas. De hecho, casi todas las quejas que llegan a comisaría son por la actividad en sí, porque crea inquietud y preocupación, y por el trasiego de gente, pero no suele generar otro tipo de molestias".

Esta percepción policial coincide con las manifestaciones que realizan los residentes de la Rúa Ona de Echave, en Acea de Olga, que la semana pasada decidieron colgar en sus balcones pancartas con lemas como "prostitución non" o "no queremos pisos de tapadillo", para protestar públicamente contra un proxeneta que supuestamente alquiló una vivienda en el vecindario. Según explican, llevan ya dos años soportando esta problemática y observando cómo un hombre traslada a diferentes mujeres -por lo general de origen extranjero- hasta un piso de la zona para que ejerzan allí la prostitución.

Los vecinos reconocen que la actividad no les causa otras molestias, ya que no genera ruidos ni vinculan esta actividad con otro tipo de delincuencia. Según explican, los supuestos clientes ni tan siquiera pulsan el telefonillo, sino que llaman por teléfono a las mujeres para que les abran la puerta. Sin embargo, los afectados no están dispuestos a seguir soportando un trasiego de hombres entrando y saliendo del inmueble -"«y menos en los tiempos que corren"- y aseguran que están "muy preocupados" por la situación de las mujeres que acompañan al supuesto proxeneta.

INVESTIGACIÓN. La Policía Nacional se trasladó el lunes hasta el barrio y comprobó que el piso que genera las quejas se encontraba vacío, pero abrió una investigación para tratar de localizar al proxeneta y a las mujeres que ejercen allí la prostitución, "para comprobar si lo hacen libremente o si se encuentran bajo algún tipo de coacción".

Desde la comisaría lucense explican que los grupos de investigación analizan todas las denuncias vecinales y le siguen la pista a los presuntos proxenetas. "Cuando la prostitución se ejerce en pisos no es muy habitual encontrarnos con casos de trata de mujeres, como sucede en ocasiones en locales y clubes, pero se investiga cualquier indicio de delito".

La Policía facilitó un número de teléfono a los vecinos de Ona de Echave para que se pongan en contacto con los agentes si vuelven a ver al proxeneta y animan a todos los vecinos a denunciar ante cualquier sospecha. "Es una problemática que no se concentra en una o varias zonas de la ciudad, ya que las mujeres se van cambiando de ubicación, por lo que se puede detectar en cualquier sitio". Una de las últimas quejas por esta actividad partió de los vecinos de la calle Armando Durán, que también denunciaron que en varios pisos de la zona se ejercía la prostitución.

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