Los Lucenses del Año, diez ejemplos de "talento, esfuerzo y compromiso"

Premian a cuatro mujeres (Ana Freire, Ana Vázquez, Alba Carballal y Mª José Novoa) y seis hombres (Miguel Á. González, Marcos Méndez, Héctor Castiñeira, David Calvo, José Quiñoá y Dani de la Torre)
Foto de familia. SEBAS SENANDE
photo_camera Foto de familia. SEBAS SENANDE

El orgullo de recibir un premio en casa y de negar el dicho de que nadie es profeta en su tierra fue el sentimiento compartido por las cuatro mujeres y seis hombres que este viernes se fueron a casa con un galardón Lucenses del Año, la distinción con la que el Grupo El Progreso reconoce la trayectoria personal y profesional de los nacidos en la provincia y, desde ella u otros puntos, dejan huella en la sociedad.

La práctica totalidad de los premiados de esta edición destacaron la importancia de que fuera en su tierra y por el periódico que vieron en su casa desde la infancia donde se les reconocía su labor. Así lo admitió Héctor Castiñeira, alias Enfermera Saturada. "Se xa levo o nome de Lugo por onde vou, e máis concretamente o do meu barrio, A Milagrosa, despois deste premio, moito máis", aseguró.

El divulgador sanitario, influencer y enfermero, que ha narrado en libros con tiradas de cientos de miles de ejemplares la vicisitudes del personal de Enfermería con mucho humor, recordó que ha vivido casi toda su vida en Lugo, pero que el período que pasó en Madrid se dio cuenta de hasta qué punto valoraba su provincia y su ciudad.

El director de cine Dani de la Torre también hizo gala de lucensismo. Recordó que siempre quiso "poñer a nosa terra no cine porque a nosa terra é moi cinematográfica " y echó la vista atrás al rodaje de su segunda película, cuando convirtió el Círculo das Artes en un casino de los años 20 y la esquina en la que se encuentra, en escenario de un tiroteo de gánsgters. "Hoxe estiven paseando por ese lugar e pensaba que ás veces nos parece imposible que dende un lugar pequeno se poidan facer certas cousas, pero non é así", dijo y llamó ahora a ayudar a los jóvenes que están en Lugo con inquietudes parecidas para que también ellos puedan materializar sus aspiraciones.

Por su parte el vulcanólogo David Calvo recordó que empezó a leer El Progreso siendo un niño y se mostró convencido de que en esos lejanos repasos al diario se fraguó su vocación, con el seguimiento de erupciones. Aunque su viaje le obliga a viajar por todo el mundo sigue siempre vinculado a su ciudad. "Lugo es mi ADN", dijo y recordó que, gracias a la web de El Progreso, se ha mantenido en contacto con lo que pasa en la ciudad y singularmente en su equipo de baloncesto. "Yo soy muy breoganista así que me conecto desde Indonesia, Japón o Hawai para ver cómo lo está haciendo el Breogán", admitió.

La arquitecta y escritora Alba Carballal se reconoció "feliz de formar parte de esta caterva de premiados " y quiso dedicar el premio a aquellas personas por las cuales empezó a leer y escribir. Recordó a sus padres, los primeros que le pusieron un libro en las manos y ante los que se emocionó arrancando un aplauso de los asistentes. También a su hermano, al que regaló su primer libro, a su pareja, única persona con la que tiene libros en régimen de propiedad compartida, y a su primer librero, Suso, de Biblos, también presente. Insistió en la necesidad de reconocer el trabajo de los libreros, gestores culturales y "toda esa gente que hace que los libros y la cultura lleguen a la última calle del último pueblo o ciudad".

La gerente de la Asociación de Axuda ao Enfermo Mental da Mariña, María José Novoa, reconoció que su trabajo le había dado la oportunidad de vivir de su pasión. "Érgome todos os días satisfeita por ter a oportunidad de axudar a personas con problemas de saúde mental", dijo y dedicó el premio a su equipo, su familia y "hoxe máis que nunca a todas as mulleres que sofren violencia de xénero". Con respecto al premio reconoció que "ser Lucense do Ano é unha honra e un orgullo pero ser lucense toda a vida é un privilexio e unha bendición ".

El presidente de la sociedad La Unión, José Quiñoá, se mostró "encantado y feliz" con el galardón y agradeció al Grupo El Progreso que lo hubieran seleccionado y singularmente a las periodistas de la delegación del diario en Sarria su buen hacer. Admitió que para que la entidad, que cumple 103 años, haya llegado con buena salud hasta aquí ha sido preciso trabajar "con tesón" y tener en cuenta los cambios en las aficiones, ofreciendo una programación de actividades acorde con los tiempos. También tuvo palabras de agradecimiento para el presidente de la Diputación por su ayuda para el acondicionamiento de la sede, situada en el centro de la villa.

La ingeniera informática Ana Freire recordó que su vocación se gestó en un lugar muy próximo a donde se estaba celebrando la gala, ya que fue en el IES Lucus Augusti donde se dio cuenta de que "Informática era a asignatura para a que menos estudaba e na que mellores notas sacaba". Explicó que ahora, desde la Universidad Pompeu Fabra, dirige un proyecto de inteligencia artificial para ayudar a personas con problemas de salud mental y agradeció a El Progreso que distinguiera proyectos relacionados con esa causa.

Ana Vázquez, quesera de Airas Moniz, admitió que no había "maior honor que levar o nome do noso pobo polo mundo" y agradeció el premio y la oportunidad de poder representar a "as mulleres da terra e do mar, que son a esencia da cultura e tradicións galegas". Frente a su proyecto innovador y anclado plenamente en Chantada se mostró convencida de que "a terra é música para quen a escoita e querer á terra é querernos a nós".

Marcos Méndez, profesor y periodista que cubrió la guerra de Ucrania para El Progreso, recordó en su intervención a sus compañeros en el país —en este años que será "moi duro e moi frío", recordó— y a su familia. Echó la vista atrás para referirse a la llamada del ahora director de El Progreso y entonces redactor jefe, Alfonso Álvarez Riveiro, encargándole durante su estancia en Australia que cubriera la deliberación de la Unesco para declarar la muralla como Bien Mundial. "Empezar a carreira profesional escribindo para os meus veciños e sobre a miña terra é entrar pola porta grande. Para min sempre será a miña gran cobertura", reconoció.

Finalmente el jefe de la Guardia Civil de Galicia, Miguel Ángel González, aseguró que en sus destinos fuera de la ciudad siempre fue conocido como "el gallego de Lugo". Como nacido en la ciudad y vecino que ha creado su familia en ella agradeció el reconocimiento como Lucense del Año y a El Progreso, tanto su selección, como la cobertura informativa que brinda el diario. "De los pocos premios que tengo este es el más entrañable, el que más ilusión me hace", aseguró y quiso compartirlo "con todos mis compañeros de la provincia".

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