Por la igualdad de sexos en primera división

Conciliar trabajo y familia no siempre es fácil, y menos para una mujer, teniendo en cuenta esa condición de "cuidadoras" asociada a su género
Cata Pollini.
photo_camera Cata Pollini.

Las brechas salariales, la escasa presencia de mujeres en puestos de mando, el acoso y, por encima de todo, las 53 muertes por violencia de género que nos dejó el 2014, son un reflejo del largo camino que queda por recorrer para lograr la igualdad real entre los dos sexos. Cinco mujeres lucenses se suman a este reportaje para analizar los avances conseguidos y los logros que todavía se resisten en materia de igualdad.

ACCESO. "Los chicos ganan más y a la mujer le cuesta más organizar su vida".

La mujer ha logrado entrar en sectores considerados tradicionalmente de hombres aunque, en ocasiones, permanezca en una segunda posición. En el deporte, por ejemplo, no es un secreto que las competiciones femeninas ‘venden’ menos que las masculinas. "Sabemos que hay muchas mujeres que hacen deporte, el problema es que sigue habiendo diferencia sobre todo a nivel profesional. Los chicos siguen ganando más y a la mujer, al final, le cuesta más organizarse para hacer su vida", afirma Cata Pollini, entrenadora ayudante en el C.B. Durán Maquinaria Ensino.

Resulta curioso que todos los equipos femeninos que hay en Lugo y compiten en alto nivel, ninguno tenga una primera entrenadora. "Creo que hombres pueden entrenar a mujeres y mujeres a hombres sin problema, si a nivel técnico y táctico están preparados, ¿por qué no?", se pregunta.

Otra de las profesiones a las que la mujer se ha incorporado de una forma tardía es la de guardia civil. En la Comandancia de Lugo trabajan actualmente alrededor de mil agentes, 55 son mujeres que se han incorporado al puesto en los últimos 26 años. Pocas ocupan cargos de mando. "Somos minoría en todas las escalas, por lo tanto en los puestos de mando, somos menos todavía", afirma Laura Rodríguez, teniente jefe de sanidad para la provincia de Lugo.

En su caso, afirma Rodríguez, la desigualdad numérica no se refleja en una diferencia de trato o funciones. "Hay igualdad de condiciones para los trabajos y las retribuciones", asegura.

Entre los profesionales del mañana, los estudiantes universitarios, ya hay mayoría de mujeres. Así ocurre en el campus de Lugo, a excepción de Escola Politécnica Superior, con un 62,6% de los estudiantes varones en el presente curso académico. Los porcentajes más igualados se refieren a la Facultad de Ade, mientras que la mayor diferencia la hay en Enfermería, con un 81% de mujeres. Igualmente ocurre en el mundo del arte, históricamente copado por hombres, y donde las estudiantes en las facultades de Bellas Artes rondan el 70%. "As mulleres ben merecemos ter presenza na historia da arte que se está escribindo", dice Encarna Lago, gerente de la red museística provincial.

TRABAJO. "Veremos unha muller reitora da USC, o proceso é imparable"

Aún siendo mayoría en las universidad, las mujeres lo tienen doblemente difícil para ascender con respecto al hombre. "En el mundo empresarial, el asumir cargos de mayor responsabilidad conlleva más tiempo dedicado al trabajo y menos para la familia. También hay una falsa creencia de que la mujer es más débil emocionalmente a la hora de tomar decisiones difíciles en la empresa", explica Beatriz Varela, presidenta de la Asociación de Mulleres Empresarias da Provincia de Lugo (AELU) y añade que, aunque en menor medida, "siguen existiendo casos en los que al hombre le cuesta aceptar ser dirigido por una mujer"

En el sector público parece repetirse el mismo patrón, por ejemplo en la universidad. Aunque en el actual equipo de la USC hay cuatro puestos de máximo nivel que hablan en femenino, de un total de nueve, en los más de 500 años de historia de la institución nunca hubo una rectora, un hecho que Carme Silva, vicerrectora de servicios universitarios del campus de Lugo, atribuye a la dificultad de promoción actual dentro de la universidad y al llamado techo de cristal, a causa de la visión de las mujeres como cuidadoras universales. "Pero veremos unha muller reitora, por suposto, o proceso é imparable", concluye.

En el mundo del deporte la direncia a nivel profesional es innegable, sobre todo una vez que se deja de estar en el ojo de todas las miradas. "Mientras compiten creo que las chicas pueden vivir de ello, el problema es después. Hay más deportes donde los chicos pueden decir ‘yo me dedico a esto y gano bastante para poder vivir después de lo que he ahorrado’, para la mujer es mucho más complicado", afirma la exjugadora de baloncesto, Cata Pollini.

FAMILIA. "En mi caso es muy difícil conciliar porque la movilidad es reducida"

Conciliar trabajo y familia no siempre es fácil, y menos para una mujer, teniendo en cuenta esa condición de ‘cuidadoras’ asociada a su género. Claro está que la circunstancias varían en función de cada profesión e incluso de cada puesto. "En mi caso particular es muy difícil conciliar. Los guardias civiles dependemos de destino y yo pertenezco a una escala en la que somos muy poquitos, mi movilidad es muy reducida. Además mi marido es militar y en Lugo no hay destinos militares. Tengo un hijo, estoy sola con él aquí porque mi familia está en Madrid... Ahora mismo no puedo conciliar, pero la mujeres en la Guardia Civil, en otras escalas, tiene la misma movilidad que cualquier hombre", apunta Laura Rodríguez y añade que, en su caso, cuenta con el apoyo y ayuda de sus jefes ante cualquier complicación personal que le pueda surgir.

Pala la presidenta del colectivo de empresarias, conocedora de primera mano e las dificultades que atraviesan sus homólogas, es necesario concienciar a la patronal par aplicar sistemas de trabajo con flexibilidad horaria o la posibilidad del teletrabajo. "Y que esto lo haga tanto para mujeres como para hombres con lo que se estará potenciando la conciliación y la corresponsabilidad", sentencia Beatriz Varela.

DISCRIMINACIÓN. "He tenido que ser más persistente y tenaz que un hombre"

"E que muller non a sintiu nalgún momento da súa vida?", responde Encarna Lago al la cuestión de si alguna vez sufrió algún tipo de discrimación por razón de sexo. Casos hay, por ejemplo, Cata Pollini recuerda con sabor amargo una experiencia de su época de jugadora en Italia, cuando no se le valoraba a nivel profesional. "Los hombres son profesionales y las mujeres no, haciendo lo mismo, entrenando lo mismo y jugando lo mismo", apuntó. En un momento tuvo que enfrentarse a la dirección de su equipo que no le dejaba cambiar de formación a pesar de que el contrato había rescindido. "Ahí tuve que hacer una pequeña lucha", afirmó.

La percepción de la discriminación es diferente en cada caso. Carme Silva, por ejemplo, no vivió ninguna situación de discriminación explícita aunque reconoce que pertenece a una generación "que está a medio camiño entre o ‘non fagas iso porque es muller’ e o ‘eu creo na igualdade de xéneros, pero non vexo clao que unha muller faga...’". En su caso, no dudaría en enfrentarse y plantarle cara a cualquier menosprecio por el hecho de ser mujer. "Penso que do sacrificio e abnegación para o que as mulleres foran educadas xa se beneficiaron dabondo os homes de xeracións anteriores", concluyó.

Laura Rodríguez y Beatriz Varela, por su parte, aseguran que nunca se sintieron discriminadas en este sentido aunque Varela reconoce que ha tenido que ser más persistente y tenaz para lograr tener éxito en su trabajo. "En algún momento llegué a no tener vida personal, casi solo me dedicaba a trabajar", recordó.

SOLUCIÓN. "Os cambios sociais se materializan a través de proxectos a longo prazo"

Seguir trabajando en programas de igualdad, dar más visibilidad a la mujer en los medios para romper los estereotipos y sobre todo, formación, son, para estas cinco mujeres, imprescindibles para caminar hacia la igualdad. "Sen dúbida, a educación é a clave para o cambio", afirmó Encarna Lago y añadió que para la gestión cultural es necesario contar con un plan. "Os cambios sociais non se conseguen a través de eventos puntuais, senón que se van materializando a través de proxectos a longo prazo", explicó.

La discriminación positiva hacia la mujer es otro de los aspectos por los que apuesta la vicerrectora del campus. "Tratar en termos de igualdade aquilo que na realidade é desigual porque é máis pequeno, porque precisa un apoio para avanzar, porque hai que coidalo máis para que exista, porque os prexuízos subxacentes poden estar imposibilitando o seu avance, paréceme simplemente un exercicio de hipocresía colectiva de magnitudes desorbitadas", apuntó Carme Silva.

Mientras que para Beatriz Varela también es fundamental trabajar la autoconfianza de las propias mujeres "para demostrar nuestra valía".

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