La Policía lleva este año veinte arrestos por lesiones en peleas callejeras en Lugo

La mayoría de las trifulcas son protagonizadas de madrugada en las calles Catedral y Clérigos por jóvenes de entre 18 y 24 años, que suelen actuar bajo los efectos del alcohol

 

 

Una pelea multitudinaria ocurrida en el casco histórico de Lugo en 2017. EP
photo_camera Una pelea multitudinaria ocurrida en el casco histórico de Lugo en 2017. EP

Las peleas callejeras que tienen lugar los fines de semana en las zonas de movida, que protagonizan jóvenes a los que confunde la noche, están al orden del día en la capital lucense. En lo que va de año, la Policía Nacional ya llevó a cabo 20 arrestos por lesiones. Tres de los detenidos acabaron en prisión, tras prestar declaración.

Francisco Vázquez, jefe de la Unidad de Delincuencia Especializada y Violencia (Udev) de la Policía Nacional en Lugo que se encarga de investigar estos casos, advierte de que se está produciendo "un repunte" de este tipo de delitos en la ciudad.

A esa veintena de detenciones -los protagonistas repiten en algunos casos-, se podrían sumar otras siete que se registraron a finales del año pasado en las celebraciones navideñas. "El fin de semana de Nochebuena fue muy complicado", recuerda.

Esos arrestos tan solo se refieren a las peleas en las que alguien sufrió lesiones graves. Hay otros rifirrafes que no han precisado que interviniesen las fuerzas y cuerpos de seguridad, porque los contendientes en las riñas se fueron cada uno por su lado tras el intercambio de guantazos.

Los jóvenes no son conscientes de las consecuencias que tienen las peleas, que acarrean un perjuicio económico, dice el jefe de la Udev

Los protagonistas son jóvenes de 18 a 24 años, que actúan bajo los efectos del alcohol o de opiáceos. Estos altercados suelen tener como escenario las calles Catedral y Clérigos, a las puertas de ciertos pubs. La Policía Nacional ha reforzado la vigilancia en esta zona.

Los contendientes suelen echar mano de todo lo que encuentran a su paso para sus agresiones, como vasos y botellas o taburetes.

Solo en dos de estos casos se emplearon armas blancas. Uno fue en la Rúa dos Clérigos el Día de Reyes, en el que un joven salvó la vida por un centímetro. Esa fue la distancia que separó el corte que le asestaron en el cuello de la yugular, lo que le pudo provocar la muerte. La víctima, que ha sido incapaz de identificar a su agresor, recibió 17 puntos de sutura.

El otro caso es el de una chica -ingresada en prisión-, que al ver como su novio estaba saliendo mal parado en una pelea en el casco amurallado, cogió del suelo la navaja que presuntamente le había caído a este y se la clavó en la espalda a su rival. En esa riña su pareja acabó poniendo pies en polvorosa, desentendiéndose de lo que le sucedía a ella.

"ES QUE ME MIRÓ MAL". Los motivos que desencadenan esas riñas son variopintos. "Cuentas pendientes, celos, el "me mira mal", empujones....", cita el jefe de la Udev, que añade también a esas justificaciones "el efecto del alcohol, que vuelve más agresivos a los jóvenes, y las pandillas que ya van buscando bronca".

Como consecuencia de esas peleas, las víctimas que son trasladadas a centros sanitarios suelen sufrir roturas de huesos de la nariz, cejas o tímpanos. Incluso un joven tuvo una fractura de cúbito y radio porque antepuso un brazo para evitar que le golpeasen con un palo en la cabeza.

El jefe de la Udev hace hincapié en que los jóvenes que protagonizan estas violentas disputas "no son conscientes de las consecuencias", pues "además de los antecedentes policiales y penales, suponen un perjuicio económico para el agresor, porque tiene que afrontar la indemnización a la víctima, los gastos del Sergas o la multa que le impone el juez".

Rifirrafes entre pandillas de los institutos
En el caso de los menores, a la Policía le toca lidiar con peleas de pandillas que estudian en diferentes institutos. Desde comisaría apuntan que producen "más revuelo" que consecuencias físicas para los adolescentes, ya que no se suelen producir lesiones.

En redes sociales
Quedan al margen los efectos derivados por la difusión de imágenes de las peleas por las redes sociales.