La Policía dispersa a más de 500 personas de botellón por el centro de Lugo

Se levantaron varias decenas de actas por infracción de las normas de seguridad por el covid y por orinar en la calle y contra la catedral
Efectivos policiales, en un despliegue nocturno por Lugo. EP
photo_camera Efectivos policiales, en un despliegue nocturno por Lugo. EP

Ni normas sanitarias, ni prohibiciones, ni vigilancia policial. La lucha contra el botellón es como tratar de poner puertas al campo, y más si se trata de la noche de una sábado como el pasado, con una temperatura muy agradable y los jóvenes con ganas de poner una buena guinda al verano. Desde las tres de mañana, cuando cerraron los pubs, la Policía tuvo que dispersar a más de 500 personas que, en grupos más o menos numerosos, prolongaban la fiesta por las calles del centro histórico de Lugo.

El hecho de que este sábado se precintara el acceso al atrio de la catedral, que se ha convertido en uno de los puntos de reunión favoritos para el botellón, tuvo el mismo efecto casi nulo que cuando se precintaron los accesos al Parque de Rosalía, al Marcos Cela o la zona de O Carme; solo consiguió que los jóvenes se buscaran otro sitio o, en este caso, se distribuyeran por las calles adyacentes en lugar de concentrase en el atrio.

Un dispositivo conjunto de las policías Local, Nacional y Autonómica actuó en toda la zona centro a partir de las tres de la madrugada

Un dispositivo conjunto de las Policías Nacional, Local y Autonómica recorrió la zona desde las tres de la mañana, disolviendo grupos y levantando decenas de actas. La mayoría fueron por incumplimiento de las normas sanitarias de seguridad, como no respetar la distancia, no llevar mascarilla o participar en reuniones numerosas de personas no convivientes. Otra parte de las denuncias correspondió a clásico de la movida nocturna, como orinar en la calle o incluso en la paredes de la propia catedral, lo que supone un atentado contra el patrimonio.

Este operativo se produjo solo un par de noches después de que el pasado jueves los universitarios decidieran dar la bienvenida al nuevo curso con un gran botellón que tuvo como epicentro el atrio de la catedral y la Praza Pío XII y que dejó más de 2.300 kilos de basura. Las protestas de vecinos, empresarios de hostelería y comerciantes del casco viejo no se hicieron esperar, con exigencias de un mayor control por parte de las autoridades y de alguna acción más decidida por parte del Ayuntamiento.

La suciedad acumulada en el entorno de tres bienes de interés mundial, como la muralla, la catedral y el Camino de Santiago, proyecta una imagen pésima de la ciudad para los turistas y los peregrinos, según denuncian varios colectivos. Entre ellos, el del ocio nocturno, que lamenta las restricciones a las que está sometido en comparación con los botellones.

Una plataforma de denuncia
El hartazgo de vecinos del centro ha saltado a las redes y una cuenta de Twitter (LugoCentro) recoge ahora y difunde desmanes de los protagonistas de las fiestas en la calle.

Imágenes de jóvenes orinando contra los muros de la catedral o de fiesta en la calle, generando un ruido que hace imposible el descanso, son la fórmula de denuncia que se lanzan desde esa cuenta, que también permite repasar los problemas en otras ciudades.

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