Una Policía autogestionada

Agentes requisando mercancía en el mercadillo de Frigsa. AEP

El cuerpo de seguridad funciona con los oficiales o guardias más antiguos de cada turno, por la falta de mandos. Sigue sin jefe porque el sexto designado también presentó la baja médica 

La Policía Local funciona desde hace casi un mes sin jefe, en una especie de autogestión que en realidad viene establecida por su normativa de funcionamiento. Como otros cuerpos de seguridad, en la Policía Local los turnos están preformados y cada uno trabaja 15 días de mañana, 15 de tarde y otros tantos de noche, con los descansos correspondientes. Cada día acude el turno que le corresponde, salvo los agentes que están de baja o de permiso, que se solicitan con una antelación mínima de cinco días y máxima de doce. La petición se hace en el registro municipal y pasa a la jefatura de la Policía. Como no hay, el personal de oficina remite la solicitud al gobierno, quien en los últimos días está anulando permisos que estaban concedidos.

Si el turno tiene mando –un oficial, porque los dos inspectores que quedan están de baja– ejerce este y si no, el guardia más antiguo. De momento, ninguno se ha negado a ello. Al llegar tiene sobre la mesa el cuadrante que le pasa el personal administrativo, donde figura cuántos agentes hay y las necesidades de trabajo del día. El jefe de turno distribuye los efectivos y al final del turno confecciona el parte de trabajo e incidencias.

Uno de los problemas es que algunos turnos se han visto muy mermados por jubilaciones y bajas y están desequilibrados. "Si hubiera un jefe, lo normal sería que hiciera una redistribución", apunta un delegado sindical.

Este miércoles comunicó la baja otro policía, José Antonio Mera, el primer oficial en orden de promoción, después de que el gobierno recurriera a él para hacerlo jefe provisional de la Policía, tras no conseguirlo con los inspectores, por jubilaciones y bajas repentinas.

CSIF cuestiona que se pueda dar esa responsabilidad a oficiales, aunque el portavoz del gobierno, Miguel Fernández, reiteró este miércoles que "os servizos técnicos do Concello, que son os que teñen coñecemento e aos que temos que escoitar, parécelles que se obra dentro da absoluta legalidade". Reconoció que la Policía funciona con menos efectivos de lo deseable, pero negó que esté en entredicho la seguridad de la ciudad.

La falta de jefe y de agentes sí están afectando de otras formas al día a día. No hay quien firme, por ejemplo, asuntos relacionados con la ocupación de la vía pública y tampoco hay quien pase los informes necesarios para pagar a las concesionarias, como la grúa, a la que no se paga desde agosto, lo que está provocando atrasos en las nóminas de los trabajadores. De este contrato se hizo responsable este miércoles al jefe de Ingeniería del Concello, Pablo Fuentes.

La escasez de plantilla y de mandos viene de años atrás y ahora se acentúa por las jubilaciones anticipadas y las bajas, que están vinculadas a la precariedad del cuerpo, al retraso en el pago de refuerzos (algún policía tiene pendiente de percibir 4.000 euros de 2017 y 2018) y, sobre todo, a las presiones para que se apruebe la nueva Relación de Puestos de Trabajo (RPT), que conlleva un aumento salarial para la Policía.