Piden seis años para tres acusados de vender contratos falsos para el Hula

Cobraron entre 6.000 y 24.000 euros a 36 personas haciéndoles creer que les facilitarán empleos gracias a sus contactos en el Sergas
Entrada del HULA. AEP
photo_camera Entrada del HULA. AEP

La Fiscalía de Lugo ha redactado el escrito de acusación contra los tres implicados en la venta de falsos contratos para trabajar en el Hula y en empresas auxiliares. Los considera autores de un delito continuado de estafa y solicita para cada uno seis años de prisión.

El ministerio público considera que los acusados, María del Carmen F.T. y los hermanos María Cecilia R.F. y José Manuel R.F, idearon su plan ya en 2008, cuando se estaba construyendo el hospital lucense. Las víctimas, hasta 36 según recoge el escrito de acusación, las buscaron sobre todo entre sus conocidos y amigos, a los que convencieron de la posibilidad de acceder a un empleo en alguna de las empresas que iban a gestionar los servicios externalizados por el Sergas (como la limpieza, la cocina o las ambulancias). Todo ello, claro, a cambio de dinero, que variaba en función de la capacidad adquisitiva de las víctimas: desde los 6.000 hasta los 24.000 euros.

LIADA CON UN ALTO CARGO. Para llevar a cabo su estafa, los acusados convencían a sus víctimas de que tenían contactos entre altos cargos del Sergas que tenían poder de decisión a la hora de decidir a qué empresas se les otorgaba las adjudicaciones de los servicios de Hula, y que podían influir a su vez en las contrataciones de empleados que hacían dichas empresas.

A varias de las personas que engañaron las llegaron a convencer, incluso, de que María del Carmen F.T. mantenía una relación sentimental con uno de esos altos cargos del Sergas.

Lo que ofrecían, siempre según el relato de la Fiscalía, eran trabajos fijos, aunque no aseguraban la empresa o el servicio: pedían a cada uno de los estafados que aportara un currículo con sus capacitaciones laborales que ellos, supuestamente, trasladarían a sus contactos en el Sergas para estos determinasen qué empresa y puesto se ajustaba mejor a sus características.

Los tres acusados cobraban la mitad de lo acordado al principio y la otra mitad se debía abonar a la firma del contrato, algo que siempre era inminente pero que nunca se llegaba a producir por diversos problemas que supuestamente se solucionaban entregando más dinero. Así mantuvieron el engaño durante cuatro años.

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