La perspectiva más privilegiada del incendio de O Ceao

José Luis Rodríguez, 'Pradero', colaboró con su dron en las labores de extinción
Pradero, con el dron. VICTORIA RODRÍGUEZ
photo_camera Pradero, con el dron. VICTORIA RODRÍGUEZ

O Ceao vivió durante la jornada del domingo una lucha incesante contra el fuego, que se apresuraba en devorar las naves industriales que encontraba a sus paso en el polígono lucense. La labor de todos los equipos de emergencias resultó vital para mantener el incendio a raya, pero tuvieron ayuda desde las alturas.

Un equipo de drones fue empleado para dirigir desde la unidad móvil a los equipos de emergencias desplazados al mayor incendio que ha vivido la ciudad de Lugo.

El lucense José Luis Rodríguez, Pradero, fue el operador profesional de drones encargado de ejecutar la misión de reconocimiento y mantener, en todo momento y en directo, la perspectiva aérea de los hechos que acontecían sobre la superficie.

Pradero, con el dron. VICTORIA RODRÍGUEZ

Su intervención, tras ser llamado por Protección Civil de Lugo, resultó crucial para localizar los focos principales del incendio y comunicárselo al coordinador de las operaciones a llevar a cabo por las dotaciones de bomberos desplazadas hasta el lugar de los hechos.

"La propia aplicación de dron te indica si las condiciones del viento son las idóneas para volar, ya sean laterales o frontales"

El factor humano apoyado por los últimos avances tecnológicos en materia de vigilancia y control salvaguardó uno de los mayores baluartes industriales de la provincia.

PROTOCOLO. Ante semejante teatro de operaciones, Pradero numeró un protocolo imprescindible en esta clase de acciones que resulta de vital importancia para el correcto desarrollo de los acontecimientos antes de accionar los mandos de sus drones.

La medición previa de la fuerza y dirección del viento es el primer paso a seguir antes del despegue del aparato teledirigido. "La propia aplicación de control del dron ya te indica si las condiciones del viento, ya sean laterales o frontales, son las idóneas para volar", manifiesta el operador.

 

Más tarde, llega la hora de localizar una zona de despegue adecuado, delimitada por una distancia de seguridad de entre 5 y 10 metros, y a partir de ahí se realiza el despegue, no sin antes visualizar la zona en busca de cables de altas tensión o edificios que dificulten el despegue, cuenta.

Para la ejecución de su profesión, Pradero dispone de dos drones. El primero de ellos, con un peso por debajo de 250 gramos, y el segundo, más voluminoso y equipado con un equipo fotográfico y de vídeo capaz de ofrecer imágenes en tiempo real con una calidad de hasta 5.2 K.

Afirma que su capacidad de vuelo le permite alcanzar una altitud de hasta 120 metros y llegar a los 135 kilómetros por hora.

"Nunca me había encontrado en mi carrera con un incendio así. Era importante estabilizar el dron en todo momento"

Así las cosas, Pradero se enfrentó en O Ceao a las condiciones de trabajo más duras que ha vivido hasta la fecha. "Nunca me había encontrado con un incendio de estas dimensiones, tenía que estar muy atento a la estabilización del aparato porque las condiciones del viento podían cambiar en cualquier momento", agrega.

 

OPERATIVOS. Este profesional de la imagen posee la licencia que tramita la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (Aesa) para ser operador oficial de drones desde el 2013.

En los últimos 8 años, Pradero participó en numerosos operativos de búsqueda de personas desaparecidas en la provincia coordinados por la Guardia Civil y la Policía Nacional. Como el rescate del cadáver de una persona desaparecida en la ribera del Miño.

Este lucense ya fue requerido por la Policía en operativos de control, búsqueda y rescate

También fue el encargado de dotar de imágenes en directo del dispositivo policial que controlaba la movilidad durante el confinamiento domiciliario, y detectar, desde el aire, las posibles infracciones de la ciudadanía.

Actualmente, y si la pandemia lo permite, Pradero se prepara para iniciar la temporada de bodas, bautizos y comuniones. Eso, sí, siempre a vista de pájaro.
 

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