Un peregrino hace 3.000 kilómetros a pie desde Roma a Santiago en 100 días

El fin de semana llegó a Lugo y prevé culminar la ruta el miércoles en la capital compostelana

Demetrio Sánchez a los pies de la muralla en la Porta de San Pedro XESÚS PONTE
photo_camera Demetrio Sánchez a los pies de la muralla en la Porta de San Pedro. XESÚS PONTE

Tiene 59 años y una fuerza titánica. Contagia vitalidad. Hace nueve, cuando se jubiló, encontró en el Camino de Santiago un entretenimiento para sus prolongadas horas de ocio. Desde entonces ya acumula más de 15.000 kilómetros en sus piernas, ya que ha recorrido en más de una treintena de ocasiones diferentes rutas jacobeas, por España y el resto de Europa. Cuando empezó, creía que solo existía el Francés.

"Esto te engancha. Es como una droga. Empiezas y no hay manera de parar. Ya piensas en cuál será la próxima", afirma Demetrio Sánchez Chamorro, un salmantino de Cantalapiedra, que llegaba el pasado fin de semana a Lugo por el Camino Primitivo.

"Todos somos iguales. No hay distinción de clases. Aquí encuentras médicos, abogados, o transportistas como fui yo. Todos llevamos una mochila y hay gente estupenda", asegura

Cubría así una etapa más de su pereginación desde Roma hasta Santiago de Compostela, más de 3.000 kilómetros a pie. Partió el pasado 20 de marzo, tras ser recibido en audiencia en el Vaticano por el papa Francisco. Ya ha alcanzado los 100 días en ruta.

Tenía previsto realizar ayer el tramo que va desde la capital lucense hasta Hospital das Seixas, en el municipio de Palas de Rei. Su objetivo es alcanzar la meta el próximo miércoles. Pretende pisar a las once de la mañana la compostelana Praza do Obradoiro, que ya conoce a la perfección, como acredita su dilatado currículo.

A SOLAS. Cada día recorre entre 30 y 35 kilómetros de media, junto a su inseparable bordón. Dice, con modestia, que lo soporta bien. Suele hacer el Camino en solitario, aunque a veces le acompaña algún amigo en etapas puntuales.

Pero este peregrino salmantino no se siente solo en la ruta, en donde entabla amistad con otros caminantes. "Todos somos iguales. No hay distinción de clases. Aquí encuentras médicos, abogados, o transportistas como fui yo. Todos llevamos una mochila y hay gente estupenda", asegura Demetrio Sánchez.

Pernocta en albergues, conventos, abadías o en cualquier lugar que lo puedan acoger. La fe también está detrás de este sin parar. "Soy cristiano", comenta sin dar más explicaciones.

Su vida ha sido un largo camino con obstáculos a sortear. Aunque nació en la provincia de Salamanca, a los dos años se trasladó con su familia a vivir a Asturias porque su padre encontró trabajo en la mina. Cuando tenía 15, volvió a emigrar. Su nuevo destino fue Madrid. A los 26 años contrajo matrimonio y se afincó en Alcorcón, en donde reside desde entonces. Su principal dedicación profesional ha sido la de transportista.

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