Penas: "Todacitan es eficaz solo si el paciente tiene la voluntad de dejar de fumar"

La financiación del fármaco, que ayuda a abandonar el tabaco en 25 días, ha sido bien recibida en la unidad de deshabituación del Hula
El neumólogo Antón Penas, responsable de la unidad de deshabituación tabáquica del Hula. XESÚS PONTE
photo_camera El neumólogo Antón Penas, responsable de la unidad de deshabituación tabáquica del Hula. XESÚS PONTE

La financiación del Todacitan es una buena noticia para quien quiera dejar de fumar, que podrá ahorrarse gran parte de los 200 euros que costaba el fármaco hasta ahora. Antón Penas, coordinador de la unidad de deshabituación tabáquica del Hula, admite que es eficaz pero recuerda que únicamente "si el paciente tiene la voluntad de dejar de fumar". No hay medicamento ni intervención alguna que pueda revertir esa voluntad pero sí ayudar a deshacerse de una adicción común para muchos lucenses.

¿Qué alternativas había hasta ahora para dejar de fumar?
No había ninguna financiada desde que en 2021 se retiró del mercado Champix, que la Seguridad Social había empezado a subvencionar a principios de 2020. La razón de su desaparición fue el hallazgo de impurezas de nitrosaminas en niveles superiores a lo permitido. «Hay que aclarar que se debe a un problema de producción no de principio activo y el fabricante anunció su intención de volver a producirlo», recuerda Penas. También tuvo que dejar de prescribirse por similar motivo el Bupropion, otro fármaco que se utiliza en ciertas presentaciones como antidepresivo. Si los pacientes recurren a la terapia sustitutiva de la nicotina (parches, chicles...) tienen que abonarlos al completo. No están financiados porque «no son medicamentos». Todacitan ya se estaba comercializando y prescribiendo, pero era necesario pagarlo en su totalidad. Todas las semanas varios pacientes de la unidad del Hula salen con su receta.

¿Cómo actúa el Todacitan y cómo debe tomarse?
El doctor Penas admite que tiene unos efectos similares al Champix. «Es un fármaco que hace que el paciente no sienta el efecto reconfortante de recibir la dosis de nicotina ni tampoco los efectos negativos de no recibirla», apunta. El tratamiento dura 25 días, por lo que es más corto que Champix y, en cierta manera, se administra de forma contraria para lograr el mismo efecto. «Con Champix se incrementaba progresivamente la dosis hasta un punto en el que se estabilizaba. Con Todacitan la dosis es muy alta inicialmente y progresivamente se va reduciendo. La idea es que el paciente no encienda cigarrillos pasada la primera semana de tratamiento», explica el médico del servicio de Neumología del Hula. Esa manera de administrarlo implica, según Penas, que para algunos casos sea necesario tomar medidas antes y no iniciar el tratamiento el día de la primera consulta. A los grandísimos fumadores se les aconsejará reducir la cantidad de tabaco diario antes de empezar.

¿Qué médicos serán los que receten este fármaco?
El doctor Penas recuerda que son muchos los facultativos que pueden iniciar la deshabituación tabáquica, desde especialistas del hospital hasta médicos de Primaria, y que, por lo tanto, podrían prescribir Todacitan. Pese a lo cual, a menudo deciden derivar a los pacientes a la unidad.
En realidad, la financiación del medicamento está, según informó el Ministerio, ligada a que el paciente siga un plan de abandono del tabaco. En la actualidad, la única unidad que funciona en Lugo es la del Hula, aunque se espera que se pongan en marcha otras similares en los dos hospitales comarcales. Hasta hace poco había otra en Primaria pero la jubilación de su coordinadora dejó a la sanidad lucense sin ese servicio en ese nivel asistencial. Por tanto, la unidad del Hula tiene en estos momentos una lista de espera incrementada. «No tenemos hueco para primeras consultas hasta después de verano», admite Penas.

¿Cuánto cuesta el medicamento financiado?
El precio de venta del Todacitan en la oficina de farmacia era de 198 euros. Esa es la cantidad que hasta ahora debían desembolsar aquellos fumadores a los que se les prescribía para dejar el hábito. A partir de este mes está financiado, pasa a costar 116 euros y se subvencionará a cada paciente con el porcentaje de copago que establece la ley según la renta. Así, por ejemplo, para los pensionistas será gratuito, mientras que un trabajador en activo deberá pagar unos 60 euros por tratamiento. La financiación está limitada a un tratamiento por año. De cualquier manera, si no resulta efectivo y según explica el doctor Penas, lo más común es recurrir a otras opciones terapéuticas al acabarlo y antes de volver a empezar otra ronda con ese mismo fármaco.
Para este facultativo, al igual que para otros implicados en la deshabituación tabáquica, esa limitación por parte de la Seguridad Social no debería existir. Recuerda que dejar de fumar es una tarea compleja y el tratamiento siempre debe individualizarse.

"Aguanté cuatro meses, pero un día salí a tomar una caña y recaí"

Fina acaba de iniciar su tercer mes sin fumar. Se deshizo en noviembre de la última cajetilla de cigarrillos, tras pasar por la unidad de deshabituación tabáquica del Hula. Una cita médica que, según dice, se hizo esperar. Le recetaron Todacitan, un medicamento que desde el pasado miércoles es financiado por Sanidad. Ella lo tuvo que sufragar entonces. Desembolsó de su bolsillo unos 200 euros en la farmacia. Esa cantidad equivale a lo que se solía gastar en un mes y medio o dos en tabaco.

No es la primera vez que lo deja esta lucense que llevaba 30 años fumando, a ritmo de media cajetilla o una entera al día de tabaco negro, dependiendo "del estrés y la ansiedad que tuviese", recuerda.

Hace un lustro también lo intentó, pero sin éxito. Entonces recurrió a otro medicamento, Champix. Aguantó la tentación durante cuatro meses. "Salí a tomar una caña, di unas caladas y recaí", explica.

Fina precisa que con Todacitan nota "menos ansiedad" que con el otro tratamiento al que se sometió, Champix. Pero hace hincapié en que para deshabituarse no basta solamente con recurrir a fármacos, considera que también es "fundamental" tener "mucho convencimiento y mucha voluntad".

En su caso ha apostado por dejar de fumar por necesidad, por una cuestión de salud. "Tenía mucha tos. Me costaba respirar. Tengo alergia, rinitis...", afirma esta lucense.

A veces para dejar de fumar no es necesario echar mano de tratamientos. Es el caso de Érica. Estuvo 11 años alejada del tabaco. Lo hizo cuando rompió aguas para dar a luz a su hija. Eso sí, recuerda que ese día se había fumando cinco pitillos. "Como la niña no se despegaba de mí, no fumaba", apunta.

Hace dos años recaía porque, según explica, "el estrés y la ansiedad tienen que salir por algún lado". Se refugió en el tabaco para combatir las tensiones que le agobiaban.

Érica ha vuelto a fumar media cajetilla de tabaco rubio light, lo de que sea de estas características no es porque pueda tener menos elementos nocivos, sino porque «me gusta más, no me gusta que rasque».

Aunque ya sabe lo que es estar durante 11 años alejada de este vicio, esta lucense no se plantea dejar de fumar ahora, cuando cada vez dispone de menos espacios para echar una calada. Y no lo hace por una sencilla razón: "Me gusta".

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