Pelúdez, la leyenda viva

Pelúdez recuerda el carácter rural del San Froilán de antaño, aunque el personaje y su familia evolucionan con los tiempos, y constituye un vínculo permanente que une las fiestas mayores de Lugo con el diario El Progreso
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photo_camera Pelúdez, en un 'smartphone'

Pelúdez, ese personaje costumbrista, representativo de la idiosincrasia lucense y gallega, evoca el carácter rural del San Froilán de antaño y, a su vez, representa la unión secular de las celebraciones principales de la ciudad y El Progreso.

La vida periodística de Pelúdez se inició el 9 septiembre de 1908. Antonio de Cora Sabater firmó el primer artículo sobre este personaje con el pseudónimo de Calvino. Su título es ‘Nuestros paseos. Conversaciones de ayer’  y recoge reflexiones ajenas al San Froilán. Pelúdez era el paisano de aldea que venía cada año a las ferias de la ciudad.

Antonio de Cora, abogado de profesión, se trasladó a Madrid por razones profesionales, pero el personaje reaparece entre el 3 y el 6 de octubre de 1911. Pelúdez era por entonces "ese buen hombre que se pasa once meses del año ahorrando las pesetas en la aldea, para descolgarse en la ciudad en octubre, asistir a las fiestas y ferias de San Froilán, verlo todo, admirarse ante todo, probar el tradicional pulpo y pasarse las horas muertas viendo subir los cohetes o estallar las ruedas de fuego".

Son artículos cortos, escritos en un castellano coloquial, en los que este personaje de ficción ejerce como un cronista oficial de esos días festivos, en los que enjuicia y critica costumbres y actitudes con un criterio constructivo. "Yo no vuelvo más al San Froilán mientras no tenga un programa de festejos dignos de una capital de la provincia", decía Pelúdez. La imagen del personaje era ya similar a la actual, con "un gabán impermeable de color café" y el "indispensable amplio paraguas encarnado", según refleja una crónica de 1915.

Juan Ramón Somoza, integrante de la redacción fundacional de El Progreso, firmó las columnas de Pelúdez en 1916 y 1917. La epidemia de gripe de 1918 dejó un gran número de víctimas en la capital y en la provincia y la dirección del periódico optó por prescindir ese año de los comentarios del ya popular personaje. Reaparece al año siguiente de la mano de Calvino. En 1920 lo casan con Mari Pepa, a la que se refiere como "a parienta". Ningún cronista dio cuenta de su fallecimiento, por lo que podría pensarse que Pelúdez es bígamo.

A partir de 1927, el autor de los artículos fue Purificación de Cora Sabater, editor y director de El Progreso, que firma P. y comienza la utilización de expresiones en gallego en el habla peludeciana. Un artículo de los años 30 aparece rubricado con la firma X. Se supone que su autor fue Glicerio Barreiro. La retranca de Pelúdez se echó de menos en 1933, año en el que no ve la luz la sección, pero el ilustre forastero regresa a Lugo en las siguientes fiestas. En esa época, Pelúdez sigue dando abrazos que quitan la respiración, se hospeda en la casa de doña Estrella, en A Mosqueira, y se pega grandes comilonas de pulpo. Purificación de Cora rubrica su último artículo sobre el labriego en 1935 antes de los tres años de ausencia de la crónica durante la Guerra Civil. 

El 5 de octubre de 1939 se edita el primer artículo de la serie firmado por Trapacero (José Trapero Pardo), que no dejará esta labor hasta 1994, un año antes de su fallecimiento. El narrador, que se transforma en un periodista local que conversa con Pelúdez. Los diálogos ganan terreno frente a la mera narración de los acontecimientos, al tiempo que el simpático hombre de campo acapara un mayor protagonismo en detrimento del cronista. Desde el 7 de octubre de 1947, la sección ‘...E Pelúdez dixo’ se publica íntegramente en gallego. 

Trapacero potencia la fábula de Pelúdez al añadirle una familia, lo que sirve para crear nuevos estereotipos, en parte actualizados y acordes con el paso del tiempo. 

El gran cambio se produjo en 1949 con su boda con Filomena, que aparece como su novia desde 
1947, sin que el autor hiciera mención alguna de la suerte de Mari Pepa.

Filomena se convirtió en el gran apoyo de Pelúdez, aunque aparezca como su polo opuesto. Este personaje habla una mezcla de gallego de base oral y castellano, con la intención de parecer una fina señorita de ciudad. Trapacero ridiculizó así a los gallegos que renegaban de su origen rural y se acomplejaban ante el ciudadano urbano. Un ejemplo de este castrapo y de la fuerte personalidad de Filomena es esta frase aparecida en 1949: "Se arremató todo todo entre los dos! Con un besto como tú, que parece que te dan rautos y no haces más que tirar couces, no soy gustosa de andar yo".

Tras ocho años de matrimonio nace Peludeciño el hijo de Pelúdez y Filomena, un niño despierto e inquieto que de adulto se convirtió en un joven con estudios, con cierto nivel cultural. Muestra una visión de la vida diferente a la de su padre, lo que lleva a Pelúdez a adoptar una mentalidad más abierta y a reaccionar con tolerancia a las nuevas situaciones que surgen en la sociedad.

Vanesa, la novia de Peludeciño, aparece en 1994 para dar un aire más moderno. Subraya el relevo generacional y refleja la evolución personal de los personajes, en un mundo donde las diferencias entre la mentalidad urbana y rural ya era mucho menor que en la etapa predemocrática. Trapacero, que escribió alrededor de 900 artículos de Pelúdez, utiliza el personaje para hablar de problemas de actualidad. 

El 4 de octubre de 1994 se publica el primer artículo de Pelúdez firmado por José de Cora Paradela, que ese mismo año edita en la Biblioteca El Progreso el libro ‘Pelúdez despide a Trapacero’.  En su primer artículo, firmado Cora, están presentes la mala salud, primero, y la tristeza por el fallecimiento de Trapero, después, al que dedica la crónica ‘Adeus, meu amigo’. 

El autor incorpora como personaje a Reborita das Arieiras, que a la postre es suegra de Peludeciño en 1997, y casa a los dos jóvenes un año después, aunque doce meses antes ya anunciaron su enlace, influidos, sin duda, por la entonces reciente boda de los duques de Lugo. De Cora no solo habla de la temática local, sino de los temas mediáticos del momento. 

En el 2002 nace Járrison Peludeciño. Pelúdez aclaró: «Eu non tiven nin arte nin parte» en la elección del nombre, que atribuye a la terquedad de su nuera. En casa le llaman Jarrisonciño.

En sus cien años de vida, Pelúdez critica con frecuencia, desde la ironía, la realidad política y social de Lugo, incluso en la dictadura. Su clave de humor le permite escapar con más facilidad a la censura. Tampoco es ajeno al intenso ambiente de politización que se vivió en la Transición. 

Pelúdez solo trata temas ajenos a Lugo en un viaje a Madrid con la agrupación Cántigas e Frores (1949) y en un recorrido que realizó por Galicia en el año 2001.
 

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